Charo L¨®pez : ¡°Me he impuesto siempre decir no¡±
La actriz estrena un mon¨®logo, `Ojos de agua?, sobre fragmentos de `La Celestina?
¡°Libro, a mi entender divino, si encubriera m¨¢s lo humano¡±. Con estas palabras Cervantes se refer¨ªa a La Celestina, obra de Fernando de Rojas publicada por primera vez en 1499. Una de las grandes joyas de la literatura, La Celestina revive con Charo L¨®pez en un poderoso mon¨®logo con los pasajes m¨¢s inolvidables de la obra en torno al tiempo perdido, al sexo como placer y arma, la belleza y la vejez. Ojos de agua se estrena hoy en la sala peque?a del Teatro Espa?ol en una producci¨®n de la compa?¨ªa Ron Lal¨¢ y con la actriz salmantina interpretando a este personaje, mezcla de bruja, vieja y maestra de la vida. Son tantas las cosas que La Celestinaha removido en unas emociones quiz¨¢s secretas, o no tanto, de Charo L¨®pez que se le acumulan esta ma?ana anterior al estreno.
Ella s¨ª que no encubre lo humano y confiesa con grandeza esa dura pelea que lucha en su interior y que ha florecido con nuevos impulsos al enfrentarse en el escenario con el personaje de Rojas. ¡°La vejez es posada del pensamiento, amiga de rencillas, vecina de la muerte, congoja continua¡.¡± recita la actriz, en su casa de Madrid, con esos ansiados rayos de sol penetrando por los ventanales. Est¨¢ en un momento de su vida, confiesa, compuesto por muchos trozos del pasado, mucho presente que le inquieta y tambi¨¦n bajo una amenaza de un futuro que ya est¨¢ ah¨ª. Y recuerda a Bioy Casares cuando en Diario de la guerra del cerdo habla de la frontera de la vejez y de c¨®mo los viejos rechazan ese t¨¦rmino y quieren hacer una vida normal que ya no pueden. ¡°Ese temor ante el futuro, cuando cristalice ese sentimiento de no poder hacer la vida normal, es algo que estoy viviendo ahora¡±, explica sin entender muy bien el porqu¨¦ de esa amenaza cuando est¨¢ en un momento de una vitalidad avasalladora. ¡°Creo que me estoy anticipando, que no es tiempo de pensar en eso todav¨ªa, pero ah¨ª est¨¢, s¨¦ que lo estoy haciendo mal, que es algo que no existe todav¨ªa, que no s¨¦ porqu¨¦ me pasa. Yo no estoy en esa frontera de la que hablaba Bioy y me enfado conmigo misma, pero la realidad es que todo est¨¢ organizado para que una mujer a mi edad sienta que ha llegado a esa frontera¡±.
Es por eso que, a sus 71 a?os, el parlamento de la vejez de La Celestina ¡ª"el m¨¢s hermoso que he hecho en teatro"¡ª le encoge el alma y gravita sobre ella. ¡°Todo eso lo ven¨ªa olfateando, bien lo saben mis amigos, pero esta funci¨®n me lo ha acelerado. El personaje de Celestina ha dado un nuevo impulso a ese sentimiento de la frontera que est¨¢ ah¨ª y contra el que me peleo porque es muy da?ino y m¨¢s en una persona como yo que me considero de una vitalidad enfermiza¡±. ¡°?Y qu¨¦ voy a hacer entonces? ?Atarme a un sof¨¢, ponerme a hacer croch¨¦ o repasar pel¨ªculas antiguas en la televisi¨®n?¡±. No. Vi¨¦ndola, uno sabe que eso no va a pasar. Al contrario. A pesar del miedo al escenario y a los nervios irracionales ante el estreno, Charo L¨®pez estar¨¢ hasta el 26 de abril enfrent¨¢ndose cada d¨ªa al mon¨®logo escrito por ?lvaro Tato, dirigido por Yayo C¨¢ceres, en el que estar¨¢ acompa?ada de Fran Garc¨ªa, como el esp¨ªritu de P¨¢rmeno y la voz, y del m¨²sico Antonio Trapote, compa?eros que la hacen sentir que no est¨¢ tan sola en el escenario ¡ª"me hacen la vida agradable¡±¡ª.
El mon¨®logo ha formado parte de la largu¨ªsima trayectoria art¨ªstica de esta actriz que ha recorrido cine, televisi¨®n y teatro desde 1967, a?o en el debut¨® con un papel protagonista en el filme Ditirambo, de Gonzalo Su¨¢rez, y dos a?os m¨¢s tarde ¡ªhab¨ªa subido a las tablas ya antes como miembro del Teatro Espa?ol Universitario (T.E.U.) en a?os oscuros del franquismo¡ª lo hizo en teatro de la mano de Miguel Narros con La paz.
Recuerda ese que interpret¨® a las ¨®rdenes de su admirado Jos¨¦ Carlos Plaza, Tengamos el sexo en paz o Carcajada salvaje (Josep Costa). ¡°Me seduce el mon¨®logo. Si la historia es buena generas tu propia dinamo, ya sea vitalidad o tristeza. Es todo excesivo. Lo peor es que todo depende de uno¡±. Cuando termina la frase, en su rostro vuelve a aparecer el temor ante el estreno. ¡°Me duele todo. A medida que se acerca el momento se convierte en una fantas¨ªa enorme que te devora. Estrenar ahora no es igual, es mucho m¨¢s dif¨ªcil porque ahora es un examen m¨¢s peligroso. Con la edad y la experiencia a m¨ª no se me pasa. Piensas que te vas a caer nada m¨¢s pisar el escenario y no te caes nunca. Temes que no vas a recordar el texto y es falso. Es horrible, pero como todo en la vida que se balancea cuando estrenas y ha salido bien, la autosatisfacci¨®n es tan grande que vives en un solo d¨ªa estados tan extremos que es f¨¢cil volverse loca¡±. Y todo cambia al d¨ªa siguiente. ¡°Eres capaz de vislumbrar que hace buen d¨ªa. No est¨¢s alienada. Saboreas cada momento, desayunas despacio, te vuelves a la cama con el peri¨®dico, te levantas tarde, comes lo que quieres sin importarte que engorde...¡±. Ella no permite que le digan los conocidos que van a estar entre el p¨²blico. Lo malo es que en la sala peque?a de el Espa?ol los va a ver a todos ¡ª"me tendr¨¦ que hacer la ciega, que lo s¨¦ hacer, y mirar siempre entre dos cabezas¡±¡ª y o¨ªr. ¡°Soy como t¨ªsica, lo oigo todo, desde el patio de butacas hasta lo que hablan entre cajas. A alguna se?ora tambi¨¦n de la primera fila que le comenta a una amiga que si he engordado un poquito o no. Es un drama¡±, dice soltando una enorme carcajada.
Sabe Charo L¨®pez, que ha puesto sobre la mesita una foto de su amiga Juby Bustamante como digno testigo de la entrevista, que ahora no se puede ser muy exigente en la profesi¨®n, pero que sigue oblig¨¢ndose a algo que ha hecho a lo largo de toda su carrera: decir no. ¡°Me he impuesto siempre decir no y ahora me lo impongo m¨¢s que nunca, pero no solo por razones est¨¦ticas o morales. Ojo, que he dicho muchas veces no, pero casi el 50% de las veces me he equivocado porque luego he visto la obra representada por otra actriz y me ha encantado. Creo que todo tiene que ver con esa inseguridad espantosa que me produce no hacer un texto que, de entrada, sea ya desbordante¡±.
Y mientras bucea en su vida pasada al mismo tiempo que rastrea en la de La Celestina ¡ª¡°es dif¨ªcil, triste pero tambi¨¦n hermoso¡±¡ª no deja de lamentarse por la confusi¨®n que le invade el momento pol¨ªtico actual. ¡°Es todo una barbaridad criminal, los deshaucios, los j¨®venes sin futuro que tienen que emigrar, la corrupci¨®n, la universidad implantando el tres m¨¢s dos. Estoy muy confusa, no s¨¦ si es mejor el bipartidismo o no. No s¨¦ si el cambio va a llegar y qu¨¦ cambio va a ser. Antes cre¨ªa que por el hecho de ser una persona popular me ten¨ªa que comprometer p¨²blicamente, ahora creo que no puedo decir la verdad ni comprometerme. No s¨¦ ni siquiera lo que voy a votar. Ojal¨¢ lo supiera¡±.
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