Si todo sirve, nada vale
Con escritura ordenada y nada petulante, en su segunda novela Ben Lerner abre la mochila y lo mete todo: metaficci¨®n, autoficci¨®n y primera persona.
Ben Lerner (Topeka, Kansas, 1979), poeta, ensayista y narrador, vuelve a tener presencia en nuestro pa¨ªs con la novela 10:04. Hace cuatro a?os, Reservoir Books public¨® su debut, Saliendo de la estaci¨®n de Atocha. En ¨¦sta, Lerner utilizaba un personaje que apenas intentaba tapar el traje del autor. En 10:04 el fest¨ªn servido de Lerner como tal y como personaje ya no merece convencionalidad o entramado que vaya m¨¢s all¨¢ de la confusi¨®n creativa por la riada de informaci¨®n. Soy yo y bajo al colmado y me compro cereales y en la tele hablan de Siria y de una actriz con la cara deformada y mi novia ha visto un ovni y los Vampire Weekend suenan en mi iPod y mi padre se ha muerto y a?oro cuando Plut¨®n era un planeta. Todo eso y dos huevos duros.
Escribir desde los postulados en que lo hace Lerner no es novedoso, pero no por ello ha perdido vigencia. David Foster Wallace hizo divertido y hasta cierto punto accesible la "conspiranoia", Thomas Pynchon y la bulimia alta/baja cultura made in USA. Lerner construye una realidad acumulativa pero sin caos, de l¨ªnea clara. Es as¨ª como nos prepara el guiso de nuestra percepci¨®n de la realidad aqu¨ª y ahora. Todo a la vez, sin filtro, sin pausas, simult¨¢neamente, todo lo mismo y todo diferente. Una realidad no lineal, no secuencial que da lugar a una narrativa sintonizada a la representaci¨®n de lo ?(ir) real. Nada nuevo, casi ya asimilado por el mainstream: libros, cine, c¨®mic, series televisivas. Con todo ello, 10:04 se deja leer por el estilo elegante de la escritura de su autor. Tambi¨¦n porque cuando te das cuenta de que el contrato de lectura es mucho por apenas nada ya es demasiado tarde. Ben Lerner escribe su novela que es lo que le acontece y lo que escribe desde lo que le acontece y para lo que le acontezca. Adem¨¢s, rodea de minas el producto ante opiniones, cr¨ªticas o ni?os gritando que el rey est¨¢ desnudo. Si ves el enga?o, es que no captas la iron¨ªa. Si se?alas la nada, es que no eres moderno. Y si se te ocurre que escribe como al final de los noventa, eres un resentido.
El protagonista de 10:04 es un poeta treinta?ero que se ha visto asaltado por el impacto de una primera novela y el suculento del anticipo por la siguiente. Un proyecto que tratar¨¢ del fraude literario, pero que acabar¨¢ siendo desestimado para entregar la novela que t¨² como lector est¨¢s leyendo. El ¨¦xito ha acarreado que su supuesta madurez como autor haya hecho que lo retiraran del fuego medio crudo como persona adulta. Signifique eso de ser adulto lo que signifique. Su mejor amiga, Alex, quiere tener un hijo y trata de convencerle para que acceda a la inseminaci¨®n artificial. Adem¨¢s, al Lerner protagonista le detectan una enfermedad cardiaca que puede ser mortal. Todo ello acontece entre Irene y Sandy, es decir, entre una tormenta tropical y un hurac¨¢n que se abaten entre 2011 y 2012 sobre el este de Estados Unidos.
Escribir desde los postulados en que lo hace Lerner no es novedoso, pero no por ello ha perdido vigencia
10:04 promete desde un primer momento un trayecto diletante y artificioso, pero que uno est¨¢ dispuesto a aceptar. A leer algo supuestamente divertido que juraste que no volver¨ªas a leer. Ben Lerner tiene oficio de escuela creativa, pero eso no compensa su falta de aliento sincero de ni?o raro. Y es que su mundo nunca sabes si es una apuesta inteligente o una bolsa de pl¨¢stico llena de aire. La primera de las cinco partes de 10:04 te lleva de un tir¨®n merced a su escritura ordenada, nada petulante, y a esa percepci¨®n apocal¨ªptica de la realidad dom¨¦stica a la que ya nos hemos acostumbrado. Pero la broma, en este caso, es finita.
De todos modos, novelas como 10:04 tienen su utilidad. Por ejemplo, saber que el brontosaurio nunca existi¨®. Que fue el error de un paleont¨®logo, Othniel Marsh, quien adjudic¨® la cabeza equivocada al resto del cuerpo de lo que era un apatosaurio. Y que fue la popularidad del brontosaurio lo que propici¨® que la verdad se conociera pero no importara. Y claro, el libro tambi¨¦n va de eso. Tambi¨¦n recordaremos que 10:04 es la hora en que la tormenta el¨¦ctrica deber¨¢ conectar con el campanario y devolver a Martin Macfly a 1985 despu¨¦s de casi haberse enrollado con su madre y que ense?ara (white power!) el rock and roll a Chuck Berry. Todo ello en la pel¨ªcula Regreso al futuro. Tambi¨¦n el diagn¨®stico de mal de Marfan, el ensayo que Lerner deb¨ªa estar escribiendo sobre Walt Whitman, sus reflexiones sobre las construcciones de Judd y lo que quieras y m¨¢s.
10:04 no tiene salvoconducto de ser una novela extrema ni experimental. Tampoco despiadada o descarnada. Su autor puede ser cautivador, y por eso le sigues p¨¢ginas y p¨¢ginas. Podr¨ªamos hablar de metaficci¨®n, de autoficci¨®n y de primera persona. Y es que Lerner abre la mochila y lo mete todo. Porque s¨ª y porque ¨¦l puede. La verdadera ficci¨®n es defender que la realidad puede ser tambi¨¦n interpretable y, al mismo tiempo, sin sentido merced a la imposibilidad comunicativa del propio yo y continuos reseteos generacionales de cualquier cosa, a cuenta de lo que sea. El problema ¡ªque en el fondo seguro que le resulta irrelevante a su autor¡ª es que si todo vale, nada sirve.
Que a veces Ben Lerner nos estimule su capacidad de crear un fresco pop, y que casi estemos a punto de comprarle el lote porque estamos suscritos a Jot Down, no es suficiente. Una cosa es que quepa escribir ficci¨®n como un parpadeo ante cien televisores encendidos y otra es que para que a eso se le otorgue rango de literatura o mero entretenimiento inteligente, uno ha de mostrar algo oculto del misterio de la creaci¨®n, del miedo, la belleza, el horror o el fraude. En definitiva, que no importe que el rey vaya desnudo si debajo del enga?o, acaso por unos instantes, podemos ver una verdad que nos era esquiva.
10.04. Ben Lerner. Traducci¨®n de Cruz Rodr¨ªguez Juiz. Reservoir Books. Barcelona, 2015. 290 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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