Umbral no sabe nadar y su piscina est¨¢ llena de libros
Dos obras del escritor, una in¨¦dita (Diario de un noct¨¢mbulo) y otra que re¨²ne sus art¨ªculos de la Transici¨®n (El tiempo reversible), recuperan la poes¨ªa y el colmillo del periodista

"Pach¨¢ es ese sitio nuevo adonde hay que ir¡±. Cuando escribi¨® esa frase, en 1980, Umbral a¨²n viv¨ªa en Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, el centro de Madrid, y a¨²n escrib¨ªa en EL PA?S. Acud¨ªa a estrenos, cenas y fiestas, siempre mucho menos de lo que daba a entender cuando escrib¨ªa, porque Umbral dejaba escritos los estrenos, las cenas y las fiestas antes de ir a ellas. De alguna manera se las inventaba, y luego todos esos acontecimientos sociales terminaban por parecerse a los que hab¨ªa escrito Umbral: ya se hab¨ªan publicado en EL PA?S, ya todos los que sal¨ªan hab¨ªan aceptado resignados lo que se les hab¨ªa puesto en la boca (y en privado reconoc¨ªan haberlo dicho, para asombro del propio Umbral). Los sitios a los que hab¨ªa que ir, como Pach¨¢, eran los que sal¨ªan en el folio de Umbral, y en ellos estaban los personajes sociales de la ¨¦poca; los que hab¨ªan salido fundados de casa y los que Umbral ten¨ªa que fundar. Un d¨ªa, Sabina, reci¨¦n salido de La Mandr¨¢gora, mand¨® un poema manuscrito, precioso, que ahora Mar¨ªa Espa?a no encuentra, para agradecer que por fin hab¨ªa escrito su nombre en negrita. Empezaba a existir incluso para su p¨²blico m¨¢s antiguo, aquel ¡°tipo de intelectual medio del Gij¨®n y medio de la Transici¨®n¡±. Otros, como Jimmy Gim¨¦nez-Arnau, se presentaban en su casa para darle una paliza y acababan bebiendo un vaso de agua.
¡ªY siento, Espa?a, el n¨²mero que has tenido que presenciar.
¡ªYa estoy acostumbrada, Jimmy. Paco sale a paliza por art¨ªculo.
¡ªNo creas, Jimmy ¡ªla voz de Umbral, at¨¢ndose el fular¡ª, hace una semana me atizaron los guerrilleros de Cristo Rey en California 47, llevo unos d¨ªas malos. A ti te he dejado pasar porque eras t¨².
En la dacha de Umbral en Majadahonda empiezan a florecer los ciruelos, los abetos y un pino. La piscina est¨¢ tapada por una lona. Mar¨ªa Espa?a y Umbral nunca supieron nadar, y adem¨¢s Umbral odiaba meterse en agua fr¨ªa; la piscina, cuando se abr¨ªa en temporada, se llenaba de libros malos que Umbral tiraba desde el porche. Espa?a, en un sal¨®n luminoso ocupado por pinturas, ense?a un volumen en japon¨¦s, Las ninfas. Hay otros dos libros, Diario de un noct¨¢mbulo (Planeta) y El tiempo reversible (C¨ªrculo de Tiza).
. El primero es un libro in¨¦dito, una reuni¨®n de las colaboraciones de radio que Umbral empez¨® a hacer a finales de los cincuenta, una escritura po¨¦tica que se aprovechaba de su voz y de su pobreza (otras las le¨ªan Luis del Olmo o Mar¨ªa Jes¨²s ?lvarez Moro). El segundo son los art¨ªculos que public¨® en EL PA?S y El Mundo hasta mediados de los noventa, cuando aparecieron los Kronen: ¡°Los chi?cos de las Historias del Kronen, es decir, la generaci¨®n si?guiente, no dan nada, no toman nada, no tienen nada, no quieren nada, son una generaci¨®n que se aburre mucho, unos chicos que no juegan, viviendo entre videojuegos, que no se enganchan a nada, estando enganchados a todo, que no van de nada, yendo a todas partes, que no se cuel?gan con la cultura ni con la org¨ªa (todo lo m¨¢s se cuelgan de un puente, como gilipollas)¡±.
Escrib¨ªa por las ma?anas con una Olivetti roja que le hab¨ªa regalado una admiradora y alguna otra que le dio a Mart¨ªn Prieto. Le¨ªa, hojeaba un poco los peri¨®dicos y alrededor de las doce empezaba a escribir. Lo primero siempre el ar?t¨ªculo del d¨ªa. Luego dos o tres folios del libro en el que estuviese metido, y por la tarde le¨ªa: casi nunca novelas, sino ensayos y poes¨ªa. ¡°Su frase muchas veces est¨¢ medida, tiene la m¨¦trica de un verso¡±, dice Espa?a. En la dacha, adonde se retir¨® con los primeros problemas de salud, beb¨ªa un vaso de leche y mucha agua. En la ¨¦poca de Madrid, en medio del jaleo, se ayudaba del whisky. Dice su viuda que para animarse, para continuar el trabajo, porque ¨¦l nunca beb¨ªa caf¨¦.
¡ªYo he visto a gente que tacha, borra, a?ade y quita ¡ªdice Espa?a¡ª. ?l pensaba el tema y lo escrib¨ªa con toda facilidad. En los ¨²ltimos tiempos me lo dictaba y no se correg¨ªa. Me lo dictaba de corrido y ya estaba.
En Le¨®n, la ¨¦poca a la que pertenecen los textos de Diario de un noct¨¢mbulo, conoci¨® el fr¨ªo de la censura; en Madrid, de donde sale El tiempo reversible, el fr¨ªo del ¨¦xito. Antonio Lucas, autor del pr¨®logo, cuenta que Umbral ha seguido haciendo literatura despu¨¦s de muerto, como si estuviese jugando la pr¨®rroga. Alejandro Urrutia, la identidad del padre de Umbral que el escritor guard¨® con celo, era para Anna Caball¨¦, su bi¨®grafa, ¡°una imagen interiorizada hecha de dandismo, literatura e ideas socialistas que le ayud¨® a vivir¡±.
Cuando escribi¨® que Pach¨¢ era ese sitio nuevo al que hab¨ªa que ir, Umbral ya era ese escritor al que hab¨ªa que leer. Para entonces, antes de que las cosas existiesen ten¨ªa que escribirlas ¨¦l, y a veces, como en el caso de los sitios, ten¨ªan que construirse a toda prisa si sal¨ªan en su p¨¢gina y llenarlos de gente como si fuesen un bel¨¦n.
A Carrillo le defini¨® entero en un di¨¢logo de mediados de los cincuenta en Par¨ªs.
¡ªAl a?o que viene voy a estar en Madrid.
¡ª?Alg¨²n viaje familiar de inc¨®gnito?
¡ªNo, que derribamos a Franco y entramos.
Lament¨® la enfermedad y muerte de Lola Flores cerrando as¨ª un art¨ªculo: ¡°Qu¨¦ tiene la Zarzamora que a todas horas llora que llora¡¡¯.Tiene c¨¢ncer¡±. De David Summers dijo que tocaba la guitarra como si masturbase a una chica.
Mar¨ªa Espa?a sale al porche, cruza el jard¨ªn y agarra el correo postal. La piscina est¨¢ tapada por una lona. En el s¨®tano descansan pilas de libros de Umbral que a veces acumulan polvo y se les saca con el pa?o como a la mano de la Virgen de la Macarena, para que otros la besen.
Diario de un noct¨¢mbulo. Francisco Umbral. Planeta. Barcelona, 2015. 304 p¨¢ginas. 21 euros.
El tiempo reversible. Francisco Umbral. C¨ªrculo de Tiza. Madrid, 2015. 342 p¨¢ginas. 22 euros.
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