Luis Brito, fot¨®grafo en b¨²squeda constante
El artista venezolano dej¨® su huella en numerosas exposiciones y en sus trabajos para publicaciones internacionales
Ha muerto Luis Brito, fot¨®grafo venezolano que fue premio Nacional de Fotograf¨ªa en su pa¨ªs en 1996 y director del departamento de Fotograf¨ªa del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes entre 1971 y 1976. Adem¨¢s de participar en numerosas exposiciones en galer¨ªas y museos, trabaj¨® para las revistas Imagen, Escena y Papel Literario. En el entorno internacional, public¨® en Photo, Cambio 16, Fotografare y en los vespertinos italianos Paese y Corriere della Sera. En 1977 se traslad¨® a vivir a Roma para desarrollar un proyecto del Ministerio de Cultura venezolano, y luego, en 1980, se instal¨® en Barcelona. Fue uno de los fot¨®grafos de la galer¨ªa Spectrum-Canon de Albert Guspi, donde expuso la serie A ras de Tierra, retratos de los pies de seres humanos de todas partes. La intensidad de aquellas im¨¢genes presentadas en un formato casi de contacto llam¨® poderosamente la atenci¨®n del p¨²blico, y por ellas se le recuerda todav¨ªa hoy en Espa?a.
A finales de los ochenta regres¨® a su pa¨ªs, donde trabaj¨® como retratista y reportero para instituciones y revistas, pero siempre que pod¨ªa volv¨ªa a Europa, a Roma, a Barcelona, donde hab¨ªa dejado la semilla de su amistad y cierto liderazgo entre fot¨®grafos.
En los ¨²ltimos a?os, la degradaci¨®n de su pa¨ªs, el hundimiento del sue?o bolivariano, empuj¨® su imaginaci¨®n hacia nuevas formas de denuncia en peque?os clips de v¨ªdeo en los que documentaba la decadencia de la autoestima y la p¨¦rdida de identidad de su pueblo. Por ejemplo, en lo que llam¨® Misi¨®n vuelvan mierda, la desintegraci¨®n de las obras de arte en el espacio p¨²blico de la ciudad de Caracas.
Su ra¨ªz popular, su humanismo, su alegr¨ªa vital, le llevaron a la constante b¨²squeda de entornos puros, alternativos a la estampa oficial ya fuera del poder o de los otros. Sub¨ªa a los barrios m¨¢s peligrosos de Caracas para compartir con la gente cualquier tipo de rituales o festejos. Retrataba uno a uno a los habitantes de la colonia Tovar ¡ªun reducto alem¨¢n en la sierra del ?vila caraque?a¡ª, desgranaba la fisonom¨ªa de los ni?os y los viejos en la apacible villa de Carora, al oeste del pa¨ªs, y en el este, en R¨ªo Caribe, su ciudad natal (1945), o en el Orinoco, donde compart¨ªa con los ¨²ltimos ind¨ªgenas el goce y la dureza de su realidad.
Todo para convencerse, por repetici¨®n, de que el hombre bueno no hab¨ªa dejado de existir. Que la ambici¨®n, la molicie que hab¨ªa inoculado el petr¨®leo en la gente, el dinero f¨¢cil que se hab¨ªa agotado junto a la dignidad, no hab¨ªan comprado ni vendido el alma de los venezolanos. Pero el malestar ante la violencia, ante la pasividad de quienes podr¨ªan ejercer el cambio, ante la injusticia y la arbitrariedad de la tiran¨ªa, la indiferencia de los poderosos ante las privaciones de los m¨¢s pobres, el abuso cotidiano de los corruptos que acabaron con la clase media en su pa¨ªs, lo deprim¨ªan, lo desesperaban. Su d¨¦bil coraz¨®n no aguant¨® esa presi¨®n y muri¨® reci¨¦n regresado a Caracas el pasado 1 de marzo, despu¨¦s de cinco meses de estancia en Europa.
La m¨ªstica, la est¨¦tica, la pol¨ªtica, la l¨ªrica y la fuerza popular laten al un¨ªsono y dan vida a la obra total de Brito. M¨¢s all¨¢ del preciosismo de sus colores, de la exactitud de sus composiciones, el verdadero inter¨¦s de su trabajo est¨¢ en lo oscuro, en lo dif¨ªcilmente apreciable, en lo indecible. Nos queda el tesoro de su archivo, como un mensaje de paz al o¨ªdo de los que tendr¨¢n que vivir el ojo del hurac¨¢n.
Laura Terr¨¦ es historiadora de la fotograf¨ªa y comisaria de exposiciones.
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