¡°Hacer da?o a un pol¨ªtico por su intimidad ser¨ªa mendigar la risa¡±
El humorista de Montiel (1965) lleva dentro un melanc¨®lico, que aqu¨ª asoma. ¡°Estamos en un momento de gran confusi¨®n¡±, afirma
?C¨®mo se siente? ?Recuerdas qu¨¦ te dije una vez? C¨®mo pasa el tiempo, c¨®mo se nos va yendo todo. Tengo la sensaci¨®n de que, a medida que me hago mayor, los d¨ªas me duran menos. Y no me gusta.
??Se siente mayor? No. Mantengo la ilusi¨®n, el esp¨ªritu vivo del ni?o que abandon¨® Montiel. Ten¨ªa miedo de que esa ilusi¨®n fuera desplazada por cosas materiales y s¨®lo quedara dentro el vac¨ªo. He procurado que no me pase.
?De qu¨¦ se ha tenido que defender? De miedos propios, inseguridades. Soy bastante sensible y melanc¨®lico; siempre me he agarrado mucho a los recuerdos, pero si te aferras a ellos con mucha intensidad hipotecas el presente. De ni?os ¨¦ramos eternos, hab¨ªa hoy, no hab¨ªa ma?ana.
?Qu¨¦ fue del ni?o? Me espera todav¨ªa en Montiel, sentado en el escal¨®n de la casa de mis padres. Me dice: ¡°?Te ha merecido la pena el camino? ?Cu¨¢nto te has dejado de ti?¡±. A veces me gana la batalla. Creo que el 70% de lo que he hecho me ha merecido la pena; he tenido que pagar un 30%.
?Y c¨®mo se lleva con la p¨¦rdida? Me llevo regular. Pierdes cosas, vivencias, amistades, aunque las recuperes luego. Es la vida, perder, recuperar. Lo que hago es un tremendo escenario que me ha dado cosas muy bonitas y me ha permitido proyectar la inmensa ilusi¨®n que ten¨ªa dentro por contar a trav¨¦s de la herramienta del humor. Muchos de los que nos dedicamos al humor tambi¨¦n estamos en esto como parapeto y como terapia propia.
Hace parodia de la realidad, cuenta lo que ve desde el humor. ?C¨®mo reacciona ante lo que ve el Jos¨¦ Mota que no vemos en la tele? Estamos en un momento de gran confusi¨®n, de p¨¦rdida de ciertos valores ¨¦ticos. Nos hemos preocupado m¨¢s por tener que por ser y eso nos ha vaciado mucho. Es lo que en mi programa llamo el ans¨ªa rota, o el ans¨ªa viva. El 60% de las cosas que tenemos no las usamos nunca. Ahora compro lo que uso y como lo que necesito. Me he vuelto muy fr¨ªo con eso.
Hace cr¨ªtica en broma que suena en serio. ?Le representa ese esp¨ªritu? S¨ª, porque en gran medida lo que represento lo pienso. Trato tambi¨¦n de ser altavoz de lo que pasa en la calle. Hemos perdido aqu¨ª la maravillosa batalla del consenso. Lo viv¨ª cuando era peque?o.
Nos hemos preocupado m¨¢s por tener que por ser y eso nos ha vaciado mucho¡±
El humor le ayuda a decirlo. Sin entrar en el terreno personal. Nunca me ver¨¢s causando da?o a un pol¨ªtico, o a un personaje p¨²blico, por cuestiones de su intimidad personal. Eso ser¨ªa mendigar la risa, querer rascar para que caigan unas cuantas monedas de carcajadas. No me gusta.
Pero no deja t¨ªtere suelto, del Rey abajo. En lo que hacen p¨²blico. Nunca en la vida privada de nadie.
?Le cura el humor de su melancol¨ªa? S¨ª, son parches que voy poniendo; la melancol¨ªa son peque?as erupciones de lo que yo soy; soy un amante de la vida, de este invento que no s¨¦ si se ha creado por s¨ª mismo, por el azar, por el caos o por Dios, pero soy un ferviente amante de la vida. Eso es lo que me hace temer que el tiempo se vaya. Pero no es bueno restregarse en el fango de la melancol¨ªa. Recuerda lo que se dec¨ªa en Blade Runner: ¡°¡ y todos esos momentos se perder¨¢n como l¨¢grimas en la lluvia¡±.
?Qu¨¦ no le hace gracia? Todo lo que personalmente me transmite un profundo dolor no me hace gracia. No me apetece hacer chistes con la hambruna, con imposibilidades f¨ªsicas, enfermedades con las que la gente lo pasa mal. ?Prohibir¨ªa yo que se hiciera humor con cualquier cosa? No me gusta prohibir, creo que han de ser decisiones de cada uno. A m¨ª no me sale, todos tenemos un c¨®digo ¨¦tico: cualquiera es respetable para m¨ª siempre y cuando no cause da?o a los dem¨¢s.
?Merece la pena tanto trabajo para hacer re¨ªr? Soy inmensamente feliz con mi trabajo. Saco tiras a mi vida personal; trabajo dieciocho horas diarias. Mi familia, mi mujer, Patricia, me reclaman m¨¢s tiempo. Es complicado, pero entiendo que poco a poco ir¨¦ dedic¨¢ndome m¨¢s a aquellos a quienes m¨¢s quiero.
?Cu¨¢ndo se dio cuenta de que era el tiempo lo que nos iba a faltar? Desde muy temprano adquir¨ª conciencia del tiempo. No me apetec¨ªa hacerme mayor; escuchaba a los adultos hablar de la Seguridad Social, de los pagos a Hacienda. Me aburr¨ªa. Cuando eres ni?o el universo entero te pertenece, pero entras en el mundo del adulto y quedas secuestrado por el miedo. Las chispas de libertad que tienes se producen cuando eres ni?o otra vez.
Saramago dec¨ªa que vamos con el ni?o que fuimos. Pues ese me espera en el escal¨®n de la puerta de la casa de mis padres. Lo que pasa es que lo tenemos enfadado, por miedos; el miedo nos secuestra la vida, nos constri?e, nos castra. Mira lo que dec¨ªa Punset: ¡°Donde hay felicidad no hay miedo¡±.
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