La verdadera vida ficticia
Todas las m¨¢scaras de Gordon Lish se asoman a 'Mi romance', como si el editor necesitara siempre camuflarse
No hace falta enumerar los editores literarios que adem¨¢s han sido o son autores. En Espa?a ha habido muchos. En EE?UU, tambi¨¦n. Gordon Lish es uno de ellos. Edita y publica ficciones ajenas mientras escribe ficciones propias. Lee las novelas de DeLillo y Leavitt, o los relatos de Carver que retoc¨® y redujo con la avidez de un cirujano pl¨¢stico, y escribe sus novelas infectadas de literatura, escritas desde el p¨²lpito de la tentaci¨®n de la ficci¨®n m¨¢s que desde los bancos de la realidad verdadera.
Escritor tard¨ªo, en Dear Mr. Capote (1983), su primera novela, se disfraza de asesino en serie que pretende que el autor de A sangre fr¨ªa escriba su biograf¨ªa. Siempre la literatura marcando a fuego la ficci¨®n en la frente despejada de su verdad. Siempre la ficci¨®n coqueteando con la verdad hasta que la verdad acaba asemej¨¢ndose a la ficci¨®n. La verdadera vida de Gordon Lish. La verdadera vida ficticia de Gordon Lish. Todas las m¨¢scaras de Lish se asoman tambi¨¦n a esta novela de 1993, My Romance, que adopta las hechuras de una conferencia en un congreso de escritores en Long Island, como si el editor Lish necesitara siempre camuflar su realidad personal bajo los disfraces gen¨¦ricos de la carta, del discurso, del diario.
El que fuera editor de la revista Esquire y director editorial de la m¨ªtica editorial neoyorquina Alfred A. Knopf, elige aqu¨ª el mon¨®logo en forma de presunta conferencia, un ardid, una a?agaza de viejo zorro de la ficci¨®n que est¨¢ ya harto de dar gato por liebre y que juega a su antojo con un lector que no sabe bien si creerle a pies juntillas o disfrutar con un impostor que se har¨ªa trampas a s¨ª mismo con tal de ganar la partida. El ?lishtillo de Lish se la sabe larga, habla de su infancia y de su familia con una suerte de rencor endulzado, se dirige al lector con el compadreo en segunda persona con el que se supone que se dirige a sus presuntos oyentes en el congreso de escritores. Confiesa ser un enfermo de psoriasis a la vez que un alcoh¨®lico, y al mismo tiempo demuestra saber escribir con la contundencia con la que un suicida, en el abismo bajo un balc¨®n, amenaza con saltar, pero ruega que por Dios santo lo rescaten. Mi romance es un exabrupto literario, un grito con sordina como el de Munch, el discurso desatado de un condenado, con el recuerdo de pap¨¢ y mam¨¢ haciendo mella y el Metoxaleno obsesionando su vida cotidiana. Una introspecci¨®n p¨²blica, una confesi¨®n pasada de vueltas, una lecci¨®n magistral de supervivencia, el desvalimiento envuelto en bravuconer¨ªa, una bestia literaria. ?C¨®mo quieren que un tipo as¨ª no entrara a saco en la obra de Carver?
Mi romance. Gordon Lish. Traducci¨®n de Juan S. C¨¢rdenas. Perif¨¦rica. C¨¢ceres, 2014. 141 p¨¢ginas. 16 euros.
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