La fr¨ªa elegancia de la modernidad
Joselito Adame pase¨® la primera oreja de una feria que comenz¨® con un tremendo aguacero y termin¨® con algunos destellos de sol
Joselito Adame pase¨® la primera oreja de una feria que comenz¨® con un tremendo aguacero desde las tres de la tarde y termin¨® con algunos destellos de sol y un fr¨ªo invernal. Y el trofeo tambi¨¦n fue fresquito, de esos que reciben en la vuelta al ruedo palmas sin entusiasmo porque la faena en cuesti¨®n no pas¨® del ¡°biennnn¡¡± al ole entusiasmado. Y no es que la culpa fuera del torero mexicano, que est¨¢ muy versado y ejecuta el toreo con empaque y aroma, sino porque lo que ten¨ªa delante era un torete nobil¨ªsimo, el cuarto de la tarde, de esos que te provocan m¨¢s afecto personal que admiraci¨®n por su casta y bravura.
Mu?oz / Adame, Oliva, Fern¨¢ndez
Toros de Cayetano Mu?oz, discretos de presencia, blandos, mansos y descastados; noble el cuarto y con movilidad el quinto.
Joselito Adame: estocada y tres descabellos (silencio); estocada y un descabello (oreja).
Oliva Soto: tres pinchazos y estocada baja (silencio); pinchazo, media, cuatro descabellos y el toro se echa (silencio)
Esa¨² Fern¨¢ndez: bajonazo (palmas); media (silencio).
Plaza de la Maestranza. 15 de abril. Primera corrida de feria. Menos de media entrada. Se guard¨® un minuto de silencio en memoria del fallecido picador Alfonsillo de Camas, abuelo de Oliva Soto.
Adame no hab¨ªa dicho nada con el capote, pero aprovech¨® la bondadosa condici¨®n de su oponente para trazar una faena con gracia y hondura, con muletazos bien dibujados por ambas manos, quieta y elegante la planta ¡ªdos naturales resultaron profundos y hermosos de verdad, y un trincherazo cruji¨® henchido de belleza¡ª, pero la faena, culminada con una vistosa tanda de naturales de frente, supo a poco. Fue bonita, s¨ª, pero no de esas que te levantan del asiento. Una labor tan distinguida como fr¨ªa, la que corresponde al noble borrego de la modernidad, del que ese cuarto toro era familiar directo. Pero el torero cort¨® su oreja con todo merecimiento, y el p¨²blico lo pas¨® bien.
Lo curioso, aunque no extra?o por habitual en esta plaza, es que ese toro, que no fue bravo en el caballo ni galop¨® en banderillas, fuera aplaudido con ardor en el arrastre, como si hubiera sido lo que jam¨¢s fue. Pero ya se sabe que, desde hace a?os, esta plaza ha sufrido una metamorfosis preocupante. Ayer, adem¨¢s, obligaron a saludar a un banderillero por dos aceptables pares, y Curro Robles, que salud¨® con raz¨®n tras parear con brillantez al sexto, invit¨® a desmonterarse al tercero de la cuadrilla, que se hab¨ªa limitado a dejar los palos en el toro. Detalles para la reflexi¨®n.
Llov¨ªa intensamente cuando comenz¨® el festejo, y Adame simplemente porfi¨® con su descastado primero, con escasa atenci¨®n del respetable, m¨¢s preocupado en guarecerse del agua.
Lleg¨® el turno de un sevillano, Oliva Soto, de buenas maneras, muchas ganas y pocos contratos. Se encontr¨® con un primer toro complicado y exigente, y el aspirante a figura, que lo hab¨ªa veroniqueado con mando y vistosidad, se afligi¨®, se mostr¨® inseguro y desconfiado y ofreci¨® una imagen de impotencia que no le favorecer¨¢ en el futuro. Sali¨® el quinto, con m¨¢s seriedad en la mirada y casta en las entra?as, le perdon¨® la cornada por dos veces que fue cogido por su impericia, y Oliva termin¨® magullado, embarrado, y con el ¨¢nimo tocado. No era para menos. La oportunidad so?ada se ha podido transformar en inclemente verdugo.
Agotado y moribundo se comport¨® el primero de Esa¨², un joven torero, hijo de su ¨¦poca, moderno en sus formas y superficial en el fondo. Da muchos pases, pero su peculiar toreo luce poco. Soso y muy flojo era el sexto y repiti¨® la pel¨ªcula. A las nueve y pico de la noche no llov¨ªa, pero hac¨ªa un fr¨ªo impropio de esta tierra.
Babelia
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