¡®Lieber G¨¹nter¡¯
La int¨¦rprete de conferencias internacionales Grita Loebsack recuerda el paso de G¨¹nter Grass por las Waffen SS, donde entr¨® a los 16 a?os, al final de la Segunda Guerra Mundial

Ya no puedes o¨ªrme o tal vez s¨ª, pero m¨¢s all¨¢ de tu muerte a¨²n se oyen voces de reproche, dentro y fuera de Alemania, porque t¨², al que sol¨ªan llamar la conciencia moral de Alemania, te hab¨ªas callado durante a?os un hecho que suena a muerte, a tormento, a criminalidad: tu pertenencia a las Waffen SS. ?Por qu¨¦?
A los 15 a?os, siendo un buen chico de las Juventudes Hitlerianas, quisiste ir a la guerra y te ofreciste voluntario para el servicio de las armas. Como hijo de la ciudad de D¨¢nzig, a orillas del mar B¨¢ltico, pediste servir en los submarinos, pero te dijeron que ya no admit¨ªan a nadie en la Marina y que a lo mejor te podr¨ªan acoger en una unidad de carros de combate, y que de todas formas tendr¨ªas que esperar a cumplir los 17 a?os. En septiembre del 44, pocos meses antes de cumplirlos, te llamaron a filas y te comunicaron que ibas a pertenecer a la unidad de los carros de combate de las Waffen SS.
Cuando llegaste a Berl¨ªn, la ciudad estaba en llamas. Desde all¨ª te mandaron a Dresde para ¡°formarte¡±. Pero, mientras tanto, en el Oeste, las fuerzas aliadas avanzaban hacia la frontera, y en el Este los rusos hab¨ªan cruzado ya la frontera y avanzaban hacia Berl¨ªn. Todos sab¨ªan que la guerra estaba perdida y en los frentes y en las ciudades alemanas reinaba el caos.
Helmut Frielinghaus, hasta su muerte lector y amigo tuyo, y s¨®lo un poco m¨¢s joven que t¨², nos mand¨®, en 2006, a todos los traductores de Pelando la cebolla (tambi¨¦n a m¨ª porque colaboraba en la versi¨®n espa?ola de mi marido Miguel S¨¢enz) una carta como ¡°testigo de aquellos tiempos¡± en la que nos explic¨® cu¨¢l hab¨ªa sido la situaci¨®n: ¡°Quien fue llamado a filas en aquella ¨¦poca (oto?o de 1944) ya no pod¨ªa elegir el arma (Waffengattung) ni la unidad. Los muy j¨®venes como yo o los ancianos fueron enviados al Volkssturm (asalto popular), y formados en el manejo del lanzagranadas. Los inclu¨ªan en alg¨²n comando y los mandaban al frente. La retirada de las tropas alemanas estacionadas en el Este hab¨ªa empezado hac¨ªa meses, pero ni siquiera se trataba de una retirada organizada. Los soldados, sobre todo los de escasa formaci¨®n y sin experiencia, se utilizaban como carne de ca?¨®n. La gran suerte de G¨¹nter, y lo que le salv¨® la vida, fue que muy poco despu¨¦s de mandarle al frente le hirieron. Y la otra suerte: que despu¨¦s le hicieran prisionero de guerra los americanos¡±.
Pero m¨¢s impresionante es la segunda parte de su carta, en la que Frielinghaus dice: ¡°Despu¨¦s del fin de la guerra lo primero (algo que pod¨ªa durar a?os) fue sobrevivir de un d¨ªa para otro (buscar comida, techo, material de calefacci¨®n), muchos viv¨ªan entre ruinas... Todo esto hoy es dif¨ªcil de imaginar. Pero much¨ªsimo m¨¢s terrible fue lo que iba sabi¨¦ndose sobre los campos de exterminio, los innumerables crimenes, los cr¨ªmenes de guerra y mucho m¨¢s, al encarar los 12 a?os de la ¨¦poca nazi. Lo menciono [dice Frielinghaus] porque todo alem¨¢n pensante acarreaba este peso, se sent¨ªa dominado y marcado por ¨¦l, y a menudo lo ha hecho a¨²n hasta hoy, como yo por ejemplo. Desde nuestra perspectiva, todo, de la mera pertenencia al partido nazi NSDAP hasta la participaci¨®n en los innumerables cr¨ªmenes, ten¨ªa m¨¢s peso que una pertenencia obligada por el mando a una unidad de las Waffen SS. Y lo digo [sigue] porque me imagino que G¨¹nter probablemente durante decenios ni siquiera tuvo la idea de que hubiera sido correcto y mejor contar este hecho¡±.
Lieber G¨¹nter, creo que as¨ª puede haber sido y creo tambi¨¦n lo que un d¨ªa me contestaste ¡ªlo que dec¨ªas a mucha gente, pero que nadie m¨¢s que los que escriben pueden creer¡ª cuando te pregunt¨¦ pero por qu¨¦, por qu¨¦ no lo contaste antes; dijiste: ¡°Yo ten¨ªa que encontrar una forma literaria para expresarlo. Cuando la tuve, sali¨® por s¨ª solo¡±.
Un d¨ªa, me contaste que para expresarlo buscaste una forma literaria
No s¨¦ si nunca alguna vez te lo cont¨¦: yo ten¨ªa un hermano que se alist¨® voluntario y que muri¨® dos meses antes de terminar la guerra, como carne de ca?¨®n, a los 18 a?os. Nunca me he preguntado si tambi¨¦n fue de las Waffen SS...
S¨¦ cu¨¢nto has sufrido por aquella pol¨¦mica y s¨¦ cu¨¢nto has expiado. Como todos los traductores con los que has trabajado en las famosas reuniones que organizabas para cada libro, te recordar¨¦ siempre as¨ª, por tu mejor lado: como un ser generoso, noble, sencillo, comprensivo, con much¨ªsimo sentido del humor y con una sensibilidad exquisita.
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