El camino hacia el abismo
Nietzsche y Pavese amaron Tur¨ªn, la ciudad en la que terminaron precipit¨¢ndose en su ocaso. Pajak logra trasladar a sus dibujos el tormento que sacudi¨® a ambos escritores
En una de las cartas que escribi¨® en noviembre de 1887, cuando estaba instalado en Niza, Friedrich ?Nietzsche confiesa que est¨¢ cerrando una ¨¦poca. Lleva 10 a?os enfermo, tuvo que dejar su c¨¢tedra en Basilea en 1879, quiere darle carpetazo a todo lo que ha sido hasta entonces. Unos meses m¨¢s tarde llega a Tur¨ªn, tras un viaje accidentado en el que se confunde de tren. La ciudad lo seduce desde el principio: ¡°?Y d¨®nde habr¨¢ un adoquinado semejante! ?Un para¨ªso para los pies, incluso para los ojos!¡¡±, cuenta entusiasmado. En octubre, cuando le toca cumplir 44 a?os, decide sumergirse en su autobiograf¨ªa, Ecce homo, que escribe en pocas semanas. A comienzos de enero del a?o siguiente se abalanz¨® al cuello de un caballo al que estaba maltratando su cochero para abrazarlo. Fue el inicio de su locura, el fin.
El 18 de marzo de 1936, Cesare Pavese regres¨® a Tur¨ªn despu¨¦s de haber pasado una temporada de arresto domiciliario en Brancaleone, Calabria. En la estaci¨®n lo espera un amigo, al que de inmediato le pregunta por la mujer que ama. Le contesta que acaba de casarse, y Pavese se derrumba. En su diario, El oficio de vivir, apuntar¨¢ m¨¢s tarde, en marzo de 1938, que lo que m¨¢s se ha temido de manera secreta termina siempre sucediendo, y recuerda que de ni?o pensaba, estremeci¨¦ndose, en un hombre que ve c¨®mo su amor se casa con otro. El 7 de diciembre de 1945 vuelve a escarbar en la llaga y apunta que aquel golpe bajo lo sigue llevando en la sangre. El suicidio lo ronda permanentemente. Por fin, el viernes 17 de agosto de 1950 hace la maleta y deja la casa de su hermana. Termina pidiendo una habitaci¨®n en el Albergo Roma, cerca de la estaci¨®n de Tur¨ªn. Al d¨ªa siguiente hace varias llamadas telef¨®nicas, todas desafortunadas. Luego se toma 16 somn¨ªferos y un veneno. Un camarero lo echa de menos al d¨ªa siguiente y fuerza la puerta. En la primera p¨¢gina de un ejemplar de Di¨¢logos con Leuc¨®, su libro favorito, ha escrito: ¡°Perdono a todos y a todos pido perd¨®n. ?Vale? ?Y nada de habladur¨ªas al respecto!¡±.
Fr¨¦d¨¦ric Pajak lleg¨® a Tur¨ªn en 1995 y pas¨® all¨ª cuatro a?os dedicado a desentra?ar la ciudad en la que Nietzsche y Pavese terminaron perdi¨¦ndose definitivamente. Tinta, pluma y pincel: no necesit¨® nada m¨¢s para ir adentr¨¢ndose en esa historia a la que termin¨® refiri¨¦ndose como ¡°la inmensa soledad¡±. Su libro empieza con la imagen de un camino lleno de sombras, luego viene una curva. Junto al tercer dibujo aporta las primeras palabras: ¡°Mi padre ha muerto; se mat¨® en un accidente de coche. Ten¨ªa 35 a?os. Yo, nueve¡±.
Los adoquines de sus calles, las piedras de sus iglesias, las plazas, los p¨®rticos que la recorren entera, Pajak dibuja Tur¨ªn y al mismo tiempo recupera las vidas de ?Nietzsche y Pavese
Tambi¨¦n el padre de Nietzsche muri¨® cuando ¨¦l era ni?o, ten¨ªa cinco a?os, y lo mismo le ocurri¨® a Cesare Pavese, que perdi¨® al suyo cuando ten¨ªa seis. Este extra?o v¨ªnculo es uno de los elementos misteriosos que recorren el libro de Pajak, como si esa remota coincidencia le permitiera mejor llegar al fondo de aquellos personajes a los que persigui¨® en Tur¨ªn. Su procedimiento, en cualquier caso, fue inusual: pintar cada rinc¨®n de la ciudad, como si el reconstruirla con los trazos de su pluma le permitiera agarrarles el alma a esos inmensos solitarios.
Los adoquines de sus calles, las piedras de sus iglesias, las plazas, los p¨®rticos que la recorren entera, Pajak dibuja Tur¨ªn y al mismo tiempo recupera las vidas de ?Nietzsche y Pavese, la materia de sus obras y las lecturas (a veces torcidas) que se hicieron de ellas. Las palabras que estos escribieron resuenan junto a los trazos con los que Pajak vuelve a dar vida a la Piazza della Repubblica, el Palazzo Madama, la Mole Antonelliana, la iglesia de la Gran Madre di Dio. Los edificios de los arquitectos que marcaron Tur¨ªn, como Guarino Guarini o Filippo Juvara, se solapan con el reto que se impuso Nietzsche a s¨ª mismo, la transvaloraci¨®n de todos los valores, y con la fina escritura con la que Pavese arm¨® las pasiones y dolores que iban estallando, novela tras novela y poema tras poema, a orillas del Po.
Hay veces que Pajak necesita salirse de los carriles y entonces recupera las reflexiones y la pintura de Giorgio de Chirico, cuando qued¨® seducido por el encanto de Tur¨ªn, o se adentra en los secretos sat¨¢nicos de la ciudad. Pero todo va colaborando, poco a poco, para que el ensayo funcione y que con la tinta de su pluma Pajak consiga trasladar en sus dibujos el inquietante tormento que iba sacudiendo a aquellos escritores por dentro mientras paseaban dichosos por la ciudad que amaban. Ya fuera la calma aristocr¨¢tica que celebr¨® Nietzsche o el empuje industrial con el que convivi¨® Pavese, Tur¨ªn se levanta en las p¨¢ginas de Pajak con toda su grave melancol¨ªa.
La inmensa soledad. Con Friedrich Nietzsche y Cesare Pavese, hu¨¦rfanos bajo del cielo de Tur¨ªn. Fr¨¦d¨¦ric Pajak. Traducci¨®n de Javier de Prado Biezma. Errata Naturae. Madrid, 2015. 320 p¨¢ginas. 22,90 euros.
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