Los espacios de Carlos Bunga
Su obra se sumerge te¨®rica y an¨ªmicamente en el conceptualismo, pero se sit¨²a en un territorio fronterizo en el que la pintura ha reclamado el volumen escult¨®rico
Durante la modernidad se entendi¨® que el arte de la pintura deb¨ªa basarse en las cualidades de los pigmentos que se extienden sobre la superficie del cuadro hasta configurar un campo de color. Aquellas ideas que alcanzaron su cenit con Clement Greenberg han sido cumplidamente contestadas por los artistas en el ya casi medio siglo que dura la posmodernidad. Durante este tiempo se ha negado reiteradamente la pintura, el cuadro, el color e incluso la idea de campo. Pero, con id¨¦ntico empe?o, han surgido otros tantos artistas que han buscado recambios a aquellos conceptos proponiendo nuevas maneras de pintar, de hacer cuadros, de percibir, de comprender y de experimentar la pintura y lo pict¨®rico. Por tanto, no se puede considerar una provocaci¨®n que la ¨²ltima exposici¨®n de Carlos Bunga (Oporto, 1976) se titule precisamente Pintura, pero s¨ª resulta interesante comprobar qu¨¦ es lo que un artista actual entiende hoy, en 2015, por pintura.
Obviamente, la obra de Bunga se sumerge te¨®rica y an¨ªmicamente en el conceptualismo, pero se sit¨²a en un territorio fronterizo en el que la pintura se ha expandido reclamando el volumen escult¨®rico, la acci¨®n esc¨¦nica y la construcci¨®n del espacio arquitect¨®nico. Ciertamente, esto no es nuevo, algunos artistas del Barroco construyeron espacios arquitect¨®nicos con vol¨²menes escult¨®ricos que eran escenarios teatralizados para desbordar una pintura que se manifiesta triunfante. Pero Carlos Bunga no es un artista barroco ni cae en el vicio del exceso, sino que sirvi¨¦ndose de materiales modestos, como son el cart¨®n de embalar y la cinta adhesiva, construye espacios reales, especie de hornacinas, falsos muros e incluso estructuras tridimensionales que poseen un indudable sentido de la construcci¨®n, pero cuyo destino es convertirse en nuevos soportes para una pintura que niega el cuadro pero que reivindica el espacio. Tambi¨¦n al contrario que en el Barroco, aqu¨ª no hay ni trampantojos ni trucos ilusionistas, los medios materiales y la propia pintura se muestran de forma objetiva, sin intentar ocultar lo que son: cajas de cart¨®n pintadas que ponen en evidencia sus cualidades volum¨¦tricas y perceptivas, su inmediatez y su temporalidad, su materialidad y su fragilidad.
Carlos Bunga. Pintura. Galer¨ªa Elba Ben¨ªtez. Madrid. Hasta el 6 de junio.
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