?El Rey, en los toros!
Don Felipe, que asisti¨® a su primera corrida desde que es jefe de Estado, vio una mansada de libro, algo ya habitual


?El Rey, en los toros! ?Vaya notici¨®n! La primera vez que asiste a los toros desde que accedi¨® a la jefatura del Estado. Y qu¨¦ sorpresa. Primero, porque no estaba anunciada la visita real, y, segundo, porque ya saben que se dice que don Felipe, por educaci¨®n materna, no es lo que se dice un aficionado de cuna.
Pero, nobleza obliga, y el Rey se present¨® en Las Ventas para gozo de todos los presentes, que lo ovacionaron con cari?o y agradecimiento. Y ya podr¨ªan aprender otros, los que mandan y los que se oponen al mando, que no se dejan caer por una plaza ni por hacer un favor.
Estuvo acompa?ado el jefe del Estado por el torero reaparecido Eduardo D¨¢vila Miura, dotado de gracia sevillana y animoso de labia, por lo que se supone que har¨ªa sus buenas migas con el monarca a fin de que las obligaciones cedan el paso a una incipiente afici¨®n.
El Cortijillo / Adame, Moral, Del ?lamo
Toros de El Cortijillo y Lozano Hnos, bien presentados, mansos de solemnidad, broncos y dificultosos.
Joselito Adame: estocada (silencio); estocada (silencio).
Pepe Moral: estocada ¡ªaviso¡ª y cuatro descabellos (silencio); casi entera ¡ªaviso¡ª (silencio).
Juan del ?lamo: estocada (oreja con algunas protestas); pinchazo, estocada ¡ªaviso¡ª (ovaci¨®n).
Plaza de las Ventas. 8 de mayo. Primera corrida de la Feria de San Isidro. Casi tres cuartos de entrada. Asisti¨® el Rey desde una barrera del tendido 1.
La verdad es que don Felipe parec¨ªa m¨¢s atento a los avatares de la lidia que a las cuitas de su compa?ero; habr¨¢ que confiar en la capacidad de convicci¨®n del torero sevillano. El tiempo dir¨¢¡
Tuvo la mala suerte el Rey de presenciar una mansada de libro, pero no debe ser este motivo de espanto, porque eso es lo que soporta habitualmente al aficionado de a pie y vuelve cada tarde con esperanza renovada.
Pero como toda corrida es un caleidoscopio sorprendente, el Rey, que debe ser hombre sensible, tuvo la suerte de ver a tres h¨¦roes ¡ªejemplos del tradicional esp¨ªritu espa?ol, que dir¨ªa un revistero de anta?o, aunque uno de los coletudos es mexicano¡ª, que se jugaron el tipo sin cuento, y no por pleites¨ªa al monarca, sino por algo menos patri¨®tico pero m¨¢s comprensible: que quieren ser figuras del toreo.
La corrida fue complicada desde principio a fin. Mansedumbre a espuertas, toros que correteaban, perdida la mirada, buscando la puerta de salida, que se frenaban en cada embestida, con el viaje corto, la cara por las nubes y apuntando todo lo que dejaban atr¨¢s. Todos, menos el tercero, que se movi¨® con nobleza, broncos, con peligro sordo y del otro e impropios para el toreo de hoy.
Cuando en el ruedo hay toreros con verg¨¹enza y valent¨ªa, el asunto cambia, y aunque no sea posible el triunfo, queda el regusto de la torer¨ªa que no es poco para los presentes, y muy poco, s¨ª, para los actuantes.
Ovaciones
La inesperada visita del Rey fue recibida con un fuerte aplauso.
Joselito Adame, mexicano de nacimiento, volvi¨® a decir que no viene a este pa¨ªs de paseo. Muy firme en todo momento, seguro, aquilatada la figura, y con el viento en contra, le rob¨® derechazos muy meritorios al dificultoso primero, y dej¨® claro que, aunque peque?o de estatura, era el jefe de aquel muy astifino marrajo. Incierto y birrioso fue el cuarto y se justific¨® sobradamente.
Como lo hizo Pepe Moral toda la tarde, con encomiable disposici¨®n, inteligente y afanoso. As¨ª, a base de pisar el sitio adecuado, consigui¨® dos tandas de hermosos naturales en su primero, aunque todo se diluy¨® con el descabello. Porfi¨®n en extremo ante el quinto, otra prenda, con el que tampoco pudo lucir.
Pitos
La corrida de los hermanos Lozano fue una mansada de libro.
Y Juan del ?lamo cort¨® una oreja en su primero, el que m¨¢s se movi¨®, porque lo cit¨® desde el centro del anillo, y le aguant¨® hasta tres tandas de muletazos sobresalientes de gallard¨ªa; al final, unas ajustadas manoletinas acabaron de calentar el ambiente. El sexto, que no ten¨ªa un pase, lo atropell¨® y casi lo destroza. Qued¨® hecho un gui?apo, sin respiraci¨®n y sin aire en el alma, le quitaron la chaquetilla, lo bautizaron de nuevo, y, como es un h¨¦roe, volvi¨® a la cara del toro. Todo qued¨® en una contusi¨®n.
Vamos, que los tres le dieron motivos al Rey para que vuelva; y no por la nobleza del cargo, sino por gusto, que es lo bonito.
De cualquier modo, gracias por venir, como dec¨ªa Lina Morgan.
La corrida de hoy
Toros de Fuente Ymbro para los diestros C¨¦sar Jim¨¦nez, Paco Ure?a y El Payo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
