Villeneuve mete su poderoso bistur¨ª en el narcotr¨¢fico
El cineasta no te permite ausentarte ni un momento de su dur¨ªsima cr¨®nica en 'Sicario'
Steven Soderbergh retrat¨® en Traffic con resultados inmejorables una guerra cuyos vencedores a largo plazo son siempre los mismos. Es la que llevan a cabo la ley y los Estados contra uno de los negocios m¨¢s grandiosos que se ejercen en la Tierra, algo llamado narcotr¨¢fico. Su oferta ser¨¢ eterna mientras exista demanda en el mercado. Y est¨¢ claro que con una droga u otra los humanos siempre han necesitado colocarse. Y las inmensas ganancias de los que trapichean con sustancias tan anheladas (y que jam¨¢s ser¨¢n legalizadas) les permiten corromper a las mismas instituciones que supuestamente pretenden destruirlos. La econom¨ªa, y el poder que esta genera, como siempre, son lo que manda sobre todo.
El director canadiense Denis Villeneuve, alguien con una capacidad estremecedora para hablar de la violencia, como demostr¨® en las alarmantes Incendies y Enemy, retorna al muy explotado tema del narcotr¨¢fico con Sicario. Tambi¨¦n aporta nuevas y desasosegantes teor¨ªas sobre la sangrienta partida de ajedrez que establecen los Gobiernos y los reyes de la droga.
Una agente del FBI, estupefacta y horrorizada al encontrarse en territorio estadounidense con un almac¨¦n de cad¨¢veres, cr¨ªmenes perpetrados por el narco mexicano, acepta la intrigante oferta de la DEA y de la CIA para acompa?arles a la caza de los grandes carteles en las ciudades fronterizas de M¨¦xico y en los t¨²neles que llegan a Estados Unidos. No sabe muy bien cu¨¢l es su papel en esta turbia historia; a¨²n mantiene cierta inocencia y la creencia firme en la identidad de buenos y malos. En Ciudad Ju¨¢rez, ese lugar tenebroso que el escritor Roberto Bola?o imagin¨® que estaba habitado por el diablo en su novela 2666, descubrir¨¢ que all¨ª la vida no vale nada, que el terror y los asesinatos masivos forman parte de la cotidianidad. Tambi¨¦n que las fuerzas de la ley act¨²an de una forma muy rara, con m¨¦todos al margen de ella y la sospecha de que muchos de sus integrantes est¨¢n comprados por el narco. Como le recuerda un sicario colombiano, que ahora trabaja para el Gobierno estadounidense, no podr¨¢ sobrevivir en una tierra de lobos.
Dur¨ªsima cr¨®nica
Villeneuve no te permite ausentarte ni un momento de su dur¨ªsima cr¨®nica. Su estilo visual impresiona y maneja con inteligencia el ritmo y el suspense. Todo resulta cre¨ªble en el retorcido y brutal universo que explora, en ese templo del exterminio, incluyendo a ni?os y mujeres. Su virtuosismo narrativo le sirve para exponer una conclusi¨®n escalofriante. Y es que los guardianes del orden lo que m¨¢s temen no es al narcotr¨¢fico, sino a que se produzca el caos en ¨¦l. En los viejos tiempos, el imperio de los estupefacientes estaba centrado en la organizaci¨®n colombiana. Se pod¨ªa pactar, negociar o transigir con el enemigo. Pero ya no es posible hacerlo con los excesivos clanes y ramificaciones del narco mexicano. Y entonces llegar¨¢n la temida anarqu¨ªa y el apocalipsis. Incluso el delito y el crimen necesitan un orden. El sistema sabe protegerse y el perseguido tr¨¢fico tambi¨¦n forma parte de ¨¦l.
Si existe actualmente un actor que encarne a la perfecci¨®n a un sicario vengativo, fr¨ªo y pragm¨¢tico, este es Benicio del Toro. No necesita el exhibicionismo gestual; le basta con su presencia para encarnar la amenaza, la violencia g¨¦lida, la sensaci¨®n de que es el animal m¨¢s peligroso de la selva. Sicario, como antes Traffic, ponen el list¨®n muy alto en las historias sobre la inacabable guerra de la droga.
Para curarnos de tanto realismo nos han ofrecido en la secci¨®n oficial la pel¨ªcula m¨¢s tonta, falsa, relamida y seudorrom¨¢ntica que he visto hasta el momento en el festival. Se titula Marguerite y Julien y la dirige Valerie Donzelli. Cuenta de forma lamentable el incestuoso y volc¨¢nico amor entre dos hermanos pertenecientes a la aristocracia rural, desde su infancia hasta que consuman su inaplazable deseo sexual en su juventud ante el esc¨¢ndalo de la familia y de su entorno. Es una pel¨ªcula que desconoce el sentido del rid¨ªculo. Y te preguntas c¨®mo ha logrado colarse en la secci¨®n competitiva. La respuesta es obvia, como tantas otras. En Cannes acostumbran a convivir el gran cine y el indigesto, el clasicismo y la modernidad m¨¢s irritante, las sorpresas gratas y lo previsible en el peor sentido.
Babelia
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