La ¨²nica carrera en la que Steve McQueen fracas¨®
Un documental muestra el desastre del rodaje de ¡®Le Mans¡¯
En 1970, Steve McQueen viv¨ªa en la cumbre. Hab¨ªa rodado cinco pel¨ªculas del tir¨®n, entre ellas Bullit y El caso de Thomas Crown. Estaba felizmente casado con Neile, con quien ten¨ªa dos hijos. Amante de la velocidad, ¨¢vido de adrenalina, acababa de ganar en su categor¨ªa la carrera de las 12 Horas de Sebring. No hab¨ªa en la Tierra nadie m¨¢s cool. Era su momento y decidi¨® invertirlo en lo que m¨¢s le apetec¨ªa: rodar una pel¨ªcula sobre carreras de coches. Ya lo hab¨ªa intentado en 1966, pero John Frankenheimer se adelant¨® con Gran Prix.En 1970, decidi¨® hacerlo con su productora, Solar Productions. Dirigir¨ªa alguien que sab¨ªa sacar lo mejor de ¨¦l, John Sturges, y rodar¨ªan en un circuito m¨ªtico, Le Mans, que bautizar¨ªa el filme.
Lo que sigue es la historia del mayor fracaso de la vida art¨ªstica y personal de McQueen (Beech Grove, Indiana, 1930-Ciudad Ju¨¢rez, M¨¦xico, 1980). En Cannes se puede ver ahora el documental Steve McQueen, The Man & Le Mans, que ahonda en el desastre que supuso aquel proyecto, que remat¨® otro director (Lee H. Katzin), dilapid¨® el dinero de su productora ¡ªhubo huelgas, accidentes, parones en la filmaci¨®n, retrasos en el calendario previsto¡ª y que acab¨® con su matrimonio.
Im¨¢genes in¨¦ditas
El filme aporta no solo entrevistas con los supervivientes de aquel rodaje, sino que tambi¨¦n ense?a material seleccionado de tres horas y media de im¨¢genes in¨¦ditas del rodaje. ¡°Mi padre no fue a la premiere, pero vio la pel¨ªcula y la amaba¡±, cuenta en Cannes su hijo Chad. Rubio, pelo corto, 55 a?os, posee casi el mismo rostro que su progenitor. Cubre sus ojos con unas gafas de sol que esconden las heridas que sufri¨® en 2006 en la carrera de Daytona: Chad no fue muy lejos en el cine ¡ªestuvo en las dos primeras Karate Kid gracias a su habilidad con las artes marciales¡ª, pero super¨® a su padre en ¨¦xitos automovil¨ªsticos. ¡°Ten¨ªa 10 a?os, y aquel tiempo en Francia, viviendo en un castillo, yendo a ver c¨®mo rodaba con coches a toda velocidad¡ Fue maravilloso. Me sent¨ªa en medio de una familia de 150 personas embarcadas en aquel rodaje. Me enganch¨® el rugir de los motores, el olor a gasolina, la adrenalina de las c¨¢maras, y por eso he dedicado mi vida a ambos negocios¡±.
En el documental, Chad vuelve a Le Mans. ¡°F¨ªjate, a¨²n se me ponen los pelos de punta¡±. Est¨¢ de acuerdo con la visi¨®n que se da de su padre, mujeriego y tan involucrado en Le Mans que de apasionado pasa a obsesionado. ¡°Me gusta que sea un filme honesto. Queda claro que mi padre era un luchador. Pod¨ªa haber abandonado la pel¨ªcula, pero sigui¨® adelante¡±.
Le Mans adolece de falta de guion; aun as¨ª, pusieron c¨¢maras en sitios inveros¨ªmiles de los coches y lograron planos sobrecogedores: en los primeros 37 minutos no hay di¨¢logos. ¡°Con las nuevas tomas y con lo que estaba, sabemos que su visi¨®n era la correcta. Nadie hab¨ªa rodado las carreras as¨ª; nadie lo ha vuelto a hacer¡±.
Para muchos, McQueen era la gran estrella de Hollywood. ¡°Para m¨ª, era solo pap¨¢. Y fue un hombre muy cari?oso. Me gusta que exista un gran respeto por su obra, que la gente joven disfrute de sus pel¨ªculas¡±. Y, por supuesto, ¡°nunca ha vuelto a haber nadie tan cool como mi padre¡±, remata.
Babelia
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