Patti Smith, una mujer llamada caballo

Horses lleg¨® a las tiendas de discos a finales de 1975, y con ¨¦l, uno de los cambios m¨¢s profundos para la m¨²sica pop del siglo pasado. Aquel ¨¢lbum condensaba algo que hasta entonces solo sab¨ªan los observadores del rock alternativo neoyorquino, la semilla de la renovaci¨®n del rock & roll, que en su aburguesamiento se hab¨ªa apartado de las premisas vitales que le dieron carta de naturaleza. Un regreso a las ra¨ªces en forma de ¨¢lbum, firmado por una artista que posaba desafiante en su portada como ninguna otra mujer del rock lo hab¨ªa hecho antes.

Aquella imagen de Robert Mapplethorpe, tomada durante un momento m¨¢gico de luz natural, mostraba a una Patti Smith convertida en la encarnaci¨®n femenina de Rimbaud, sosteniendo con chuler¨ªa la americana sobre hombro, como su admirado Sinatra. La Patti Smith que en los primeros compases de Gloria, afirmaba que Cristo no hab¨ªa muerto por sus pecados. La misma que en pleno subid¨®n de ego, le hab¨ªa vacilado al mism¨ªsimo Dylan cuando este fue a verla actuar a un club de Nueva York. Esa Patti que escup¨ªa versos y los mezclaba con un rock & roll que era hijo bastardo del de Velvet Underground y los Stones, de Morrison y Hendrix, del doo-wop y del garaje rock.

Horses fue la punta de lanza de un fen¨®meno callejero que tambi¨¦n contaba con Ramones, Richard Hell, Television y Blondie para hacerle una transfusi¨®n de juventud al rock. Una declaraci¨®n de principios que respond¨ªa a los dictados art¨ªsticos de una mujer. Porque hasta que Patti Smith lleg¨® a escena, las figuras femeninas del pop, salvo honrosas excepciones como Janis Joplin, trabajaban seg¨²n las reglas del patriarcado. Patti no. Incrust¨® su visi¨®n de mujer en la cultura rock y subvirti¨® el poder de los iconos masculinos ¨CDylan, Jagger, Richards- absorbi¨¦ndolo para crear algo nuevo.

Patti Smith - Gloria (Live SNL 1976) from Eric Hatton on Vimeo.

Su m¨²sica imprim¨ªa un af¨¢n de libertad patente en la citada Gloria y su blasfemo pr¨®logo, pero tambi¨¦n hablando del deseo entre hembras en esa misma letra y en la de Redondo Beach; cant¨¢ndole al nacimiento de su hermana peque?a en Kimberly; so?ando con encontrar un billete ganador de la loter¨ªa ajeno y extraviado en Free Money. Adem¨¢s, estaba Birdland, enso?aci¨®n sobre la muerte de Wilhelm Reich cuyo fondo musical hac¨ªa referencia al jazz de Coltrane. Y, en el centro neur¨¢lgico del ¨¢lbum, Land, una extensa pieza creada bajo un trance po¨¦tico y el¨¦ctrico, dirigido ¨Ccomo el resto del disco- por la mano experimentadora del productor John Cale.

Llamado a ser uno de esos debuts discogr¨¢ficos que dejan su marca en la historia, Horses fue tambi¨¦n un ¨¢lbum complicado de superar para Patti Smith y su banda, formada entonces por Lenny Kaye, Richard Sohl, Ivan Kral y Jay Dee Daugherty. Sin este disco seguramente el punk no habr¨ªa sido lo mismo, y Michael Stipe y Morrissey, tampoco. Su fuerza e inventiva abrieron una nueva dimensi¨®n para el rock & roll, haciendo realidad lo que Rimbaud profetiz¨® siglos antes, cuando afirm¨® que las mujeres ser¨ªan las poetas del futuro.