Un temblor a la deriva

Hay realidades tremendamente dif¨ªciles de capturar por una c¨¢mara, porque pertenecen al terreno de lo inefable. Por ejemplo, el temblor interno de un personaje que empieza a sentir el desbordamiento de una oscuridad interior, de una sombra que ya no puede ser contenida bajo la piel y empieza a transpirar por cada uno de sus poros. Logr¨® mostrarlo de manera mod¨¦lica Manuel Mart¨ªn Cuenca en La mitad de ?scar (2010), en la inquietante escena del taxi, presidida por la voz de un gran Antonio de la Torre, pero sostenida sobre el mudo temblor de un silencioso y casi inexpresivo Rodrigo S¨¢enz de Heredia. Tambi¨¦n lo hizo, de manera muy distinta, Lodge Kerrigan en Keane (2004), pel¨ªcula que confiaba toda su respiraci¨®n al desamparo radical de su protagonista, encarnado con desarmante visceralidad por Damian Lewis.

En El camino m¨¢s largo para volver a casa, la c¨¢mara del debutante Sergi P¨¦rez sigue, tras un despertar en el que se dir¨ªa que la losa ha sustituido a la s¨¢bana, la err¨¢tica y desesperada trayectoria de su protagonista ¨Cun Borja Espinosa que est¨¢ de Goya al actor revelaci¨®n para arriba- despu¨¦s de encontrar al perro de su pareja agonizando en el ba?o. Con un t¨ªtulo que es tan literal como simb¨®lico, la pel¨ªcula ofrece una perturbadora invitaci¨®n a seguir casi en tiempo real una lacerante, autodestructiva gesti¨®n del duelo.