Andr¨¦s Trapiello: ¡°Don Quijote tiene que hablar nuestra lengua¡±
El escritor leon¨¦s publica una versi¨®n de la novela cervantina que moderniza las palabras arcaicas, adapta algunos tiempos verbales y sustituye los refranes en desuso
Andr¨¦s Trapiello lleva el Quijote en el tel¨¦fono m¨®vil. De cuando en cuando, durante la charla, lo saca y consulta un fragmento. Otro rasgo de la familiaridad del escritor leon¨¦s (Manzaneda de Tor¨ªo, 1953) con la obra de Cervantes, un autor al que dedic¨® una biograf¨ªa en 1993 y cuyas huellas ha seguido de cerca como narrador. Literalmente. En sus novelas Al morir don Quijote (2004) y El final de Sancho Panza y otras suertes (2014), Trapiello inventa nuevas vidas a los personajes del gran cl¨¢sico. Fueron los trabajos preparatorios de la primera los que le dieron la idea de traducir el gran cl¨¢sico espa?ol a la lengua actual. La semana que viene la editorial Destino publica esa versi¨®n.
PREGUNTA. En su pr¨®logo dice que el que pueda leer el original, que lo haga. ?A qui¨¦n se dirige un libro as¨ª? ?El Quijote ya no se entiende?
RESPUESTA. Ha dejado de entenderlo la inmensa mayor¨ªa. El que quiera entender el original tiene que leerlo con notas, que distraen. He tratado de devolver el Quijote al habla, de donde sali¨®. Es una novela hablada que hab¨ªa pasado a ser solo estudiada.
P. ?No hay en este trabajo algo de melancol¨ªa por lo que se pierde?
R. Much¨ªsima, pero tambi¨¦n hay alegr¨ªa. Aunque aparentemente nuestra lengua no est¨¢ tan lejos de la de Cervantes, nadie habla como en el siglo XVII y a veces casi ni la entendemos por escrito. Muchas cosas nos resultan fatigosas: los hip¨¦rbatos, por ejemplo, o los tiempos verbales, sobre todo los subjuntivos, que ya no manejamos con aquella riqueza.
P. ?No est¨¢ parte de la gracia del Quijote en lo lejos que nos queda?
R. El problema es si entendemos o no. Si no entendemos, hay que traducirlo. La p¨¢tina tiene la gracia de lo arcaico, pero si nos suena bien y no lo entendemos, se queda en prosa sonajero. Hay muchos fragmentos que crees que entiendes. Un ejemplo [saca el m¨®vil y lee]: ¡°Si no os pic¨¢redes m¨¢s de saber m¨¢s menear las negras que llev¨¢is que la lengua ¡ªdijo el otro estudiante¡ª, vos llev¨¢redes el primero en licencias, como llevaste cola¡±. Las palabras las conoces o las intuyes, pero no sabes lo que te est¨¢n contando. Tienes dos soluciones: notas o traducci¨®n. La m¨ªa es esta: ¡°Si os hubierais jactado de utilizar la lengua tanto como os jact¨¢is de manejar esas espadas que llev¨¢is, habr¨ªais sido el primero en la licenciatura, y no el ¨²ltimo de la cola¡±. Frases como estas, a cientos. Yo soy el primero en a?orar expresiones como ¡°No milagro, milagro sino industria, industria¡±. Pero se lo dices a la gente y hoy nadie sabe lo que quiere decir ah¨ª industria. Yo traduzco: ¡°Qu¨¦ milagro, milagro; ma?a y astucia¡±. No es lo mismo, pero ?es desdoro?
"El problema es si entendemos o no. Si no entendemos, hay que traducirlo"
P. ?Mejora las ca¨ªdas de estilo de Cervantes?
R. No. Sabemos que es muy descuidado, pero dejo con gusto esos ¡°entr¨® dentro¡± y ¡°sali¨® fuera¡± para demostrar a los que nos lo afean a los dem¨¢s que de menos nos hizo Dios. Cervantes escribe mal muy bien y muy bien mal.
P. El arranque no lo ha tocado.
R. La gente sabe ya que lugar es pueblo, pero no que ¡°de cuyo nombre no quiero acordarme¡± significa que no puede acordarse. Yo lo dejo porque las 12 palabras primeras del Quijote son como el Parten¨®n, no puedes restaurarlo. Por broma estuve a punto de poner ¡°con la Iglesia hemos topado¡± cuando Sancho y don Quijote llegan al Toboso. Mucha gente cree que dice eso, pero lo que dice don Quijote es ¡°con la Iglesia hemos dado¡± al chocar con el edificio.
P. S¨ª traduce ¡°lanza en astillero¡±.
R. Nadie sabe lo que es un astillero en el sentido que lo dice Cervantes. Baraj¨¦ en un perchero, en un trastero, polvorienta, ya embotada, herrumbrosa, ya oxidada, ya olvidada, en olvido. Se qued¨® ¡°en olvido¡±.
P. ?Y los refranes?
R. Las ediciones del siglo XIX tienen muy pocas notas comparadas con las actuales. Ahora hay un exceso de celo filol¨®gico, pero muchos de esos refranes todav¨ªa se usaban, pero ¡°pedir cotufas en el golfo¡± no hay quien lo entienda hoy. Literalmente es pedir chufas en alta mar, o sea, ¡°peras al olmo¡±. Con el tiempo, la gente no entender¨¢ los propios refranes que yo uso.
P. ?Debemos adaptar los lectores al Quijote o el Quijote a los lectores?
R. Es un viaje doble. Lo ideal es que el lector, despu¨¦s de leer este Quijote, acuda al original porque va a ganar mucho. Mi versi¨®n son unas buenas muletas para caminar con soltura, que es como se deben leer las novelas. Si queremos seguir hablando la lengua de Cervantes, don Quijote tiene que hablar nuestra lengua. Si no, el Quijote ser¨¢ un libro para especialistas. Mucha gente cree que lo ha le¨ªdo porque sabe de qu¨¦ va.
P. Ahora celebramos el cuarto centenario de la segunda parte del Quijote. ?Qu¨¦ le parecen ese tipo de festejos?
R. Acabo de volver de La Mancha y la gente siente suyos a los personajes. Si nos movemos en el lado puramente emotivo, est¨¢ bien. Porque muchos se preguntar¨¢n: ¡°?Qu¨¦ tiene ese libro que 400 a?os despu¨¦s siguen dici¨¦ndonos que es muy importante?¡±. Luego ya vienen los pol¨ªticos. Al mismo tiempo que estaban desenterrando los huesos de Cervantes, Esperanza Aguirre quer¨ªa expulsar de Madrid a los vagabundos. Don Quijote lo era. Es curioso, los mismos que quieren desenterrar a Cervantes quieren enterrar a don Quijote.
Don Quijote de la Mancha.?Miguel de Cervantes. Puesto en castellano actual ¨ªntegra y fielmente por Andr¨¦s Trapiello. Pr¨®logo de Mario Vargas Llosa. Destino. Barcelona, 2015. 1.040 p¨¢ginas. 23,95 euros.
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