Justo Navarro ambienta su nueva novela en la Granada franquista
El escritor inserta en "Gran Granada" una trama negra en el escenario de su infancia
Ahora que las librer¨ªas exhiben entre sus novedades la cubierta de Gran Granada (Anagrama), Justo Navarro (Granada, 1953) ha vuelto al peque?o ensayo al que da vueltas desde hace tiempo sobre el boyante mundo de los videojuegos. M¨¢s que la adicci¨®n, le empuj¨® la curiosidad. Porque Navarro se percibe como un jugador mediocre, que ni siquiera est¨¢ a la altura de Sindicata, una de las gatas de su hija capaz de seguir con sus zarpas las ¨®rdenes precisas de un videojuego dise?ado para gatos. S¨ª. Para gatos.
En Gran Granada no hay videojuegos, aunque hay un visionario apellidado Polo, de oficio comisario de polic¨ªa, de edad avanzada y de esp¨ªritu inmortal. Hace cosas sorprendentes como casarse con una veintea?era cuando nadie lo espera, tratar a los amigos como sospechosos cuando la muerte se cruza con el camino del General¨ªsimo o predecir el futuro. ?l, ingeniero de telecomunicaciones con olfato de sabueso de bajos fondos, anticipa que el "estado polic¨ªa" dejar¨¢ paso a la "sociedad polic¨ªa", cuando los propios ciudadanos deambulen aferrados a su propio esp¨ªa tecnol¨®gico sin ser muy conscientes de ello.
Polo es ficcci¨®n, Franco, no. Ni el relevo del gobernador civil poco despu¨¦s de la visita del dictador ni tampoco la inundaci¨®n que sufri¨® Granada el 16 de febrero de 1963, el d¨ªa m¨¢s lluvioso del siglo hasta entonces: 500.000 litros de agua por segundo, 20 horas de agua continuada.?
En esa jornada de plusmarca pluvial se encuentra el cad¨¢ver de un forastero en un hotel granadino. Y ah¨ª arranca la trama misteriosa creada por Navarro, que regresa al mundo que ya visit¨® hace 21 a?os en una aclamada novela: La casa del padre, ambientada en la Segunda Guerra Mundial. "Es dif¨ªcil precisar el origen. Uno no puede explicar por qu¨¦ de pronto se pone a escribir una novela", cuenta por tel¨¦fono el escritor. "Si me interesa el pasado es porque adivino los or¨ªgenes de hoy. Yo trato de entender mi presente de ahora", a?ade.
En su vuelta a Granada, a?os sesenta, el escritor recupera canciones, lugares, costumbres inmutables extinguidas varias d¨¦cadas despu¨¦s. "Para conocer bien las cosas conviene mirarlas desde cierta distancia. El esquema de una novela negra es impersonal. Yo quer¨ªa aplicar a ese esquema algo muy personal: el pasado que yo percib¨ªa engrandecido porque era chico".
A la muerte del abogado forastero le suceder¨¢n otras. A una incertidumbre le seguir¨¢n muchas. A un peligro, otro: relaciones clandestinas, homosexualidades disimuladas y catedr¨¢ticos que trapichean con el arte. La gran Granada de Navarro no es un espacio, sino una atm¨®sfera, la de quienes mueven los hilos del poder en un tiempo de espionaje f¨ªsico, concreto. Ya llegar¨ªan, como vaticin¨® el comisario Polo, los d¨ªas de espionaje tecnol¨®gico y difuso.
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