La fiesta no muere, se transforma
Esa nueva tauromaquia que enloquece al p¨²blico de ahora est¨¢ vac¨ªa de contenido
Despu¨¦s de todos los avatares hist¨®ricos sufridos, parece claro que la fiesta de los toros no est¨¢ en peligro de muerte, pero s¨ª est¨¢ sufriendo una profunda transformaci¨®n. Casi pudiera decirse que se est¨¢ gestando una nueva tauromaquia, empujada por un p¨²blico nuevo, inculto, triunfalista y veleidoso, al abrigo de una hornada de figuras que parece decidida a romper de forma radical con el pasado y elaborar una nueva norma, menos arriesgada, m¨¢s c¨®moda y ventajista, y m¨¢s generosa.
Si Talavante no da ayer un mitin con el estoque en sus dos toros ¨Cdio la impresi¨®n de tener los papeles perdidos¨C hoy estar¨ªamos hablando de una puerta grande clamorosa.
Ciertamente, es un torero imaginativo, inspirado y sorprendente; conecta de maravilla con el tendido y enloquece a la masa con detalles inesperados y alardes de valor. Y esa gracia que posee la expone en su toreo, como ocurri¨® ante su primero, al que inici¨® la faena de muleta con dos tandas de naturales hondos y bellos, acelerados tambi¨¦n, y, por tanto, sin tiempo material para degustarlos. Y lo que parec¨ªa que pod¨ªa acabar en un faen¨®n, ah¨ª se detuvo. Se acogi¨® a la modernidad del toreo en l¨ªnea recta y se rompi¨® la ilusi¨®n.
Domecq/Finito, Talavante, Luque
Toros de Juan Pedro Domec -el sexto devuelto y sustituido por un sobrero de Parlad¨¦-, correctos de presentaci¨®n, cumplidores en los caballos, nobles, blandos y descastados.
Finito de C¨®rdoba: -aviso- estocada tendida y dos descabellos (ovaci¨®n); pinchazo. Estocada trasera y ca¨ªda y dos descabellos (silencio).
Alejandro Talavante: cuatro pinchazos y estocada (palmas); dos pinchazos, estocada -aviso- (vuelta al ruedo):
Daniel Luque: estocada ca¨ªda -aviso- y dos descabellos (oreja); pinchazo -aviso- y estocada ca¨ªda (ovaci¨®n).
Plaza de las Ventas. 29 de mayo. Vig¨¦simo segunda corrida de la feria de San Isidro. Lleno 'no hay billetes'.
Llamativo fue el comienzo con la muleta ante el quinto. De rodillas, con muletazos por alto, puso a la gente en pie, y cuando cit¨® a su oponente con la muleta a la espalda (arrucina) y el toro casi lo atropella, aquello ya fue el acabose. Una vez enhiesto, el asunto cambi¨® de color. Apareci¨® el toreo ventajista y los enganches, pero el p¨²blico parec¨ªa estar asistiendo a una obra maestra cuando dio un circular y unas ajustadas manoletinas.
La corrida de hoy
Espect¨¢culo de rejoneo. Toros despuntados de Ben¨ªtez Cubero, para Joao Moura, Andr¨¦s Romero y Luis Valdenebro
El mismo caso es el de Daniel Luque, a quien no se le puede poner un pero por la soltura y suavidad con la que manej¨® el capote toda la tarde, pero muleta en mano es un hijo de su ¨¦poca, acompa?a muy bien las embestidas del toro, pero se pueden contar con los dedos de una mano los muletazos a los que imprime el mando necesario. Recibi¨® a su primero por estatuarios y, al segundo, sufri¨® una espeluznante voltereta de la que sali¨® ileso de puro milagro. Los espectadores lo acogieron con desmedido cari?o para mitigar el dolor de sus entra?as, y casi se lo comen cuando ejecut¨® unas vistosas y huecas luquesinas, pero una oreja tras una estocada ca¨ªda y dos descabellos parece un premio excesivo. Volvi¨® a las andadas con el sexto y, a pesar de su disposici¨®n, no alcanz¨® el vuelo exigido.
Y Finito mostr¨® esa fr¨ªa elegancia innata que le persigue; hizo muchas probaturas sin ¨¦xito, se enfad¨® con parte del p¨²blico que le recrimin¨® que diera pases anodinos a su borracho primero, y se acerc¨® sonriente a cambiar la espada en el quinto, como si estuviera satisfecho despu¨¦s de una labor incolora.
?En qu¨¦ consiste la transformaci¨®n? Aqu¨ª ya no se cruza nadie; eso es cosa de viejos; nadie torea en redondo, algo antiguo. Esa nueva tauromaquia que enloquece al p¨²blico de ahora est¨¢ vac¨ªa de contenido. Pero, cuidado, los espectadores ocasionales son inconstantes. La tauromaquia no morir¨¢, pero a este paso se puede quedar sola.
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