Buenafuente busca psic¨®logo y lo encuentra en una librer¨ªa
El humorista publica una colecci¨®n de sus dibujos


Andreu Buenafuente llega muy tarde a casa casi todos los d¨ªas, se mete en su estudio y en lugar de ara?ar las paredes se dedica a pintar, a dibujar, a llenar miles de libretas que ahora son parte de la herencia que le dejar¨¢ a su hija Joana. De momento, parte de esa herencia est¨¢ en un libro, No entiendo nada, que ha publicado Reservoir y que present¨® el c¨®mico catal¨¢n anoche en la librer¨ªa Tipos Infames de Madrid.
En el curso de la presentaci¨®n, Buenafuente describi¨® el estado de su estudio cuando volv¨ªa a la vida por las ma?anas. No, no tiene un psic¨®logo, por eso dibuja. Pero, por cierto, exclam¨®, ¡°??hay alg¨²n psic¨®logo en la sala?!¡± Entre los tipos infames no hab¨ªa un psic¨®logo¡, hasta que levant¨® la mano uno que lo es: el presentador, Edu Gal¨¢n, colega suyo, fan declarado, que trabaja para la revista Mongolia.
Gal¨¢n hab¨ªa explicado c¨®mo hace tres a?os conoci¨® a Buenafuente, para pedirle que les presentara?El libro rojo de la revista. "Es m¨¢s alto en persona¡±, le dijo a sus compa?eros. De esa relaci¨®n naci¨® una correspondencia. ¡°Andreu me mandaba sus dibujos y yo dec¨ªa: ?qu¨¦ cabr¨®n, qu¨¦ bueno es! Aunque dec¨ªa m¨¢s veces ?qu¨¦ cabr¨®n!¡±. Eran, dijo Edu, ¡°descargas el¨¦ctricas ilustradas, zarpazos c¨®micos, un discurso de alguien que contempla el mundo con plano-detalle¡±. No es Andreu ¡°un dibujante de ocurrencias¡±, explic¨® el psic¨®logo, antes de darse a conocer como tal.

No es un dibujante de ocurrencias: es m¨¢s bien un existencialista radical que va en la estela de Rafael Azcona, Chumy Ch¨²mez o El Roto, ¡°o quiz¨¢ Ops, que es m¨¢s abstracto¡±. Andreu se sinti¨® halagado por esa saga que lo precede seg¨²n el psic¨®logo que lo present¨® en Tipos Infames. ?l en realidad dibuja ¡°para no pensar¡ Cuando me preocupa algo, hago otra cosa¡±. En este mundo, le apunt¨® Gal¨¢n, no se entiende que un c¨®mico de tanto ¨¦xito dibuje adem¨¢s. Pero Buenafuente no entiende el mundo mirando la horizontal y admirando el paisaje, as¨ª que lo puebla de sus fantasmas, y de ah¨ª nace una cr¨ªtica de la vida como la que Azzcona y otros abordaban en La Codorniz, que por cierto no fue aludida en los antecedentes ilustres de este ilustre compadre de la secta de Hermano lobo.
Con esa colecci¨®n incontable de dibujos en los que lo negro es m¨¢s grande que lo neutro o lo blanco, se fue Andreu a ver a la editora M¨®nica Carmona, responsable de Reservoir. ¡°Vaya, vaya, cu¨¢ntas cosas¡±, le dijo la editora. Ten¨ªa raz¨®n Carmona, a la que Edu y Abndreu llamaron ¡°la gran M¨®nica¡±. ?l hubiera so?ado un libro de 5000 p¨¢ginas, ¡°para joder las casas, que el puto libro abultara m¨¢s que las casas¡±, pero ella lo fue adoctrinando en la realidad de las cosas (y de los libros), de modo que lleg¨® a las sensatas (y tambi¨¦n insensatas) 128 p¨¢ginas de que consta No entiendo nada.
Andreu trabaja desde que cesa la luz del programa que hace en La Sexta, sobre las dos de la ma?ana, hasta un poco antes de que salga el sol. ¡°Si sale el sol y te halla despierto se te pone cara de mala persona, te hace sentir culpable¡±. Entonces es cuando pone en curso el establecimiento de sus heridas, de las que vive o de las que ve, y construye esos tableros que ahora lo emparentan con El Roto o con Chumy Ch¨ªumez, que son palabras mayores de la tradici¨¢s bien un existencialista radioel libro en la caseta 128 de la Feria del Libro de Madrid. Por la tarde lo hace en la caseta 201¨®n que enumer¨® Edu Gal¨¢n. Cuando deja el estudio ¡°lleno de tintas y de desorden¡± es cuando ya no necesita el psic¨®logo sino el sue?o. Y se va a acostar.
Dibuja ¡°con una fotocopia de la jornada en la cabeza¡±; y como ¨¦l pill¨® ¡°lo m¨¢s crudo del crudo invierno de la crisis¡± lo que sale de sus pinceles y bol¨ªgrafos y plumas es oscuro que como la tumba en la que se han situado el deseo, la alegr¨ªa y la esperanza. ¡°Por eso me dijo la gran M¨®nica cuando le ense?¨¦ los dibujos: ?Hay mucha crisis aqu¨ª`. Pues claro. Eso es lo que me acompa?a cuando abro la puerta del estudio y le doy rienda a esa fotocopia de la jornada que me sobreviene al final del d¨ªa¡±. En el New York Times, donde le pidieron un dibujo, le dijeron que era de la vertiente dark (oscura).
Claro, si tuviera psic¨®logo lo entender¨ªa todo, no se hubiera puesto a dibujar y ahora no hubiera publicado No entiendo nada.
Ahora ha encontrado psic¨®logo, pero lo prefiere como presentador.
Por cierto, por la sala paseaba su hija Joana, con un papel en la mano. Antes de que el padre acabara de presentar su libro su madre, la actriz Silvia Abril, se la llev¨® a buscar un pl¨¢tano. De Canarias, por cierto.
[Esta ma?ana Buenafuente firma el libro en la caseta 128 de la Feria del Libro de Madrid. Por la tarde lo hace en la caseta 201. No estar¨¢ el psic¨®logo]
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