Impresionante calistenia musical
Hay muchas teor¨ªas acerca de c¨®mo debe comportase un director de orquesta en el podio, pero el let¨®n Andris Nelsons (Riga, 1978) las incumple casi todas. Deambula de un lado a otro de la tarima, cambi¨¢ndose la batuta de mano, ladea su cuerpo o se aproxima buscando la complicidad de sus m¨²sicos, para agacharse a continuaci¨®n o erguirse con los brazos en alto. Toda esta calistenia de antiguo estudiante de taekwondo encuentra sentido cuando escuchamos los impresionantes resultados musicales que consigue al frente de un conjunto sinf¨®nico.
Andris Nelsons
Birmingham Symphony Orchestra. Obras de Beethoven, Prokofiev, Dvorak, Bruckner, Mozart. Baiba Skride (viol¨ªn). Iberm¨²sica. Auditorio Nacional (Madrid), 27 y 28 de mayo.
?Nelsons utiliza las manos y el cuerpo para dar sentido a cada frase o textura de la obra, pero nunca pierde el brillo en los ojos o esa sonrisa que delata el esp¨ªritu de un ni?o grande accionando su juguete favorito. Hoy no se conoce un talento semejante en el podio y su nombre suena cada vez que se produce una vacante en un conjunto de primer nivel.
Sus dos conciertos en Madrid han sido el broche de oro de una temporada llena de dificultades econ¨®micas para Iberm¨²sica, pero que felizmente seguir¨¢ adelante otro a?o m¨¢s con la excelencia de siempre (?y ser¨¢ la 46? temporada!). Sin embargo, para los m¨²sicos de la City of Birmingham Symphony Orchestra (CBSO) estas actuaciones en el Auditorio Nacional forman parte de la gira de despedida de su director titular, que culminar¨¢ el pr¨®ximo 6 de junio en la Musikverein de Viena. Nelsons deja Birmingham para entrarse en su nuevo cargo como director musical de la Boston Symphony Orchestra y prosigue una fulgurante carrera que inici¨® en 2001, cuando pas¨® de trompetista de la orquesta de la ?pera Nacional de Riga a asistente de Mariss Jansons en Oslo. En 2003 ya era titular en la misma orquesta donde tocaba, tres a?os m¨¢s tarde desembarc¨® en la Nordwestdeutsche Philharmonie y en 2008 se convirti¨® en el nuevo responsable de la CBSO despu¨¦s de acompa?ar a su compatriota la violinista Baiba Skride en una grabaci¨®n con obras de Tchaikovsky.Skride, que tambi¨¦n actu¨® estos d¨ªas en Madrid con Nelsons y la CBSO, forma parte junto a ¨¦l y la mezzo Elina Garanca de una nueva generaci¨®n dorada de m¨²sicos letones.
Su versi¨®n del Segundo concierto de Prokofiev tuvo m¨¢s encanto sonoro neocl¨¢sico que intensidad expresiva; Skride brill¨® m¨¢s en el Cuarto K. 218 de Mozart, donde toc¨® admirablemente las cadencias de Joseph Joachim con su Stradivarius Ex Baron Feilitzsch cedido por su compatriota Gidon Kremer.
?Piezas orquestales
?Mucho m¨¢s inter¨¦s despert¨® Nelsons en las tres composiciones orquestales. Inici¨® el primer concierto con una interpretaci¨®n imponente de la obertura Las criaturas de Prometeo de Beethoven, de una envidiable redondez sonora. Su est¨¦tica a medio camino entre la intensidad ruso-eslava y el encanto sonoro germano encontr¨® un ideal en la S¨¦ptima sinfon¨ªa de Dvorak, donde el compositor checo combina la honda influencia brahmsiana con el uso de danzas eslavas. Pero el director let¨®n, a quien fascina la parte arquitect¨®nica de su trabajo, construy¨® en el segundo concierto una S¨¦ptima de Bruckner (ed. Haas) con argamasa contempor¨¢nea, pero aunando virtudes de grandes int¨¦rpretes del pasado; buen ejemplo de ello fueron las codas del Allegro moderato y del Finale, donde esa m¨¢quina magistral que es la CBSO estuvo a punto de estallar por los aires.
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