Instrucciones para (no) robar un libro
Todav¨ªa recuerdo Severina, un libro de Rodrigo Rey Rosa publicado en Alfaguara hace unos cuantos a?os. Relata la historia de una fascinante, bella y misteriosa ladrona de libros. Severina seduc¨ªa a sus libreros, los engatusaba y cuando menos se lo esperaban, robaba de sus anaqueles alguna obra maestra. Me pregunto cu¨¢ntos libros acabar¨¢n siendo robados en La Feria del Libro de este a?o. Y sobre todo, qu¨¦ clase de libros. Porque estar¨¢n de acuerdo conmigo que no todos los libros merecen ser robados. Cuando uno se pone en peligro de esa manera, es necesario saber elegir adecuadamente.
Rey Rosa hablaba en su novela de ¡°impulso libresco¡± como sin¨®nimo de ¡°robo¡±. Decido utilizar este eufemismo con una de las vigilantes del recinto: ¡°?Ha notado usted cierto impulso libresco estos dos primeros d¨ªas?¡± Naturalmente, ella no sabe a lo que me estoy refiriendo. Insisto de otro modo: ¡°?Que si han robado alg¨²n libro ya?¡±. Sonr¨ªe y me asegura que no, que todav¨ªa es pronto para saber estos datos.
En el hipot¨¦tico y remoto caso de que tuviera un loco impulso libresco, ?con qu¨¦ obra me la jugar¨ªa? Probablemente con ¡°Mediterr¨¢neo descapotable¡± de I?igo Dom¨ªnguez. De todas formas pueden estar tranquilos en la caseta n¨²mero 173 de Libros del K.O. : Todo el mundo sabe que el verano no es una buena estaci¨®n para asaltar las casetas de la feria¡ ?D¨®nde ocultas las obras robadas con tan poca ropa?
Existen dos tipos de hurtos literarios fundamentalmente: el azaroso y el ilustrado. Ambos suelen ser apurados. En el primer caso, considero que no hay demasiado m¨¦rito en el usurpador, pues se trata b¨¢sicamente de una loter¨ªa: al ladr¨®n azaroso lo mismo le da Arturo P¨¦rez Reverte que Jorge Bucay. Lo del bandido ilustrado es harina de otro costal: ?Qui¨¦n no se jugar¨ªa el tipo por las obras completas de Onetti o Joyce?
En cualquier caso y sin que este art¨ªculo pueda parecer una incitaci¨®n al robo, s¨ª creo que es mucho mejor robar libros que supermercados. Como dec¨ªa el escritor Roberto Bola?o ¨Cladr¨®n confeso-, ¡°lo mejor de robar libros es que uno puede examinar con detenimiento su contenido antes de perpetrar el delito¡±.
No robar libros religiosos deber¨ªa a?adirse como mandamiento und¨¦cimo de la famosa tabla. Es lo que concluyo al pasear delante de la caseta de la Librer¨ªa Testimonio, especializada en Teolog¨ªa y Espiritualidad. Me fijo en el perfil de los compradores y verifico que ¨Cmisteriosamente- todos llevan gafas. Me apetece preguntar a la librera si, en el colmo del sacrilegio, alguien le ha sustra¨ªdo una Biblia en alguna edici¨®n anterior de esta feria. Me acobardo con tantas lentes fijadas en mi nuca y desisto. Al fin y al cabo, yo no soy Severina.
Mar¨ªa Jes¨²s Espinosa de los Monteros es Subdirectora de elextrarradio.com
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