La corrida anestesiante
Decepcion¨® la primera corrida torista, la de Baltasar Ib¨¢n, que no luci¨®, y los toreros igual: Roble?o, Mar¨ªn y Bol¨ªvar
La corrida fue de esas que te dejan molido. Nunca la piedra del tendido es m¨¢s dura, por mullida que sea la almohadilla, que cuando se impone el sopor, el letargo, el adormecimiento¡
Decepcion¨® la primera corrida torista, la de Baltasar Ib¨¢n, que no luci¨® por trap¨ªo, ni por bravura, ni por casta¡ Toros de discreta presencia, mansurrones, con las fuerzas muy justas y que acudieron a los enga?os con indolencia y exceso de soser¨ªa.
IB?N / ROBLE?O, MAR?N, BOL?VAR
Toros de Baltasar Ib¨¢n ¡ªel sexto, devuelto¡ª, mal presentados,
mansos, blandos, muy sosos y descastados; sobrero de Torrealta,
chico, manso y noble.
Fernando Roble?o: estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); estocada (palmas).
Seraf¨ªn Mar¨ªn: estocada baja (silencio); pinchazo y casi entera ca¨ªda (silencio).
Luis Bol¨ªvar:¡ªaviso¡ª dos pinchazos y estocada ca¨ªda (silencio);
pinchazo y casi entera (silencio).
Plaza de Las Ventas, 31 de mayo. Vigesimocuarta corrida de la feria
de San Isidro. Tres cuartos de entrada.
Y decepcion¨® la terna de matadores. La decisi¨®n no embellece el toreo. El af¨¢n de triunfo no mejora las aptitudes de cada cual. Y as¨ª, entre unos y otros, todo fue muy triste, aburrido, largo y pesado.
Resulta muy decepcionante ver c¨®mo un hombre, ¡ªque est¨¢, adem¨¢s, necesitado de un triunfo para seguir adelante¡ª saca fuerzas de lo m¨¢s hondo para estar a la altura de sus sue?os y da pases y m¨¢s pases, y el p¨²blico lo mira con atenci¨®n, primero, con los ojillos medio cerrados algo m¨¢s tarde, y cansado, al final, porque lo que sucede en el ruedo ha terminado por sedarlo.
Pero as¨ª de dura es esta profesi¨®n. No vale tener valor y dar pases; el toro exige personalidad, hondura, gracia, saber estar, decir, conectar.
La corrida de hoy
Toros de Partido de Resina para los diestros Eduardo Gallo, Sebasti¨¢n Ritter y Rafael Cerro.
Ayer, al menos, ni Roble?o, ni Mar¨ªn ni Bolivar fueron capaces de demostrar que su torer¨ªa es algo m¨¢s que un deseo a?orado. Ninguno de ellos es ya un ni?o; los tres est¨¢n bragados ante toros que les han puesto los pitones en el corbat¨ªn, pero ante oponentes como los de Ib¨¢n, que iban y ven¨ªan sin gracia alguna y, quiz¨¢, con esa nobleza que m¨¢s suena a soser¨ªa, hay que poseer algo m¨¢s que actitud.
Roble?o es valeroso y se cruza de verdad, pero su concepci¨®n art¨ªstica no alcanza m¨¢s all¨¢ del entorno del toro y el torero. Se encontr¨®, primero, con un blando animal que fue de menos a m¨¢s, con el que estuvo m¨¢s tiempo del aconsejable en un intento bald¨ªo de encontrar el camino del ¨¦xito. Algunos muletazos surgieron limpios, pero muy vanos. M¨¢s desclasado era el cuarto y el baile entre ambos result¨® demasiado anodino.
Por su parte, Seraf¨ªn Mar¨ªn aburri¨® de manera soberana; ciertamente, no se coloca bien, y alarg¨® su primera faena en la que intercal¨® una tanda de aceptables naturales en un mar de tristeza; sos¨ªsimo era el quinto, muy astifino, y el torero catal¨¢n no dijo ni m¨².
El lote se lo llev¨® Bol¨ªvar. Embistieron sus dos toros y a ambos los mulete¨® muy despegado, con unas prisas incomprensibles y nula profundidad. Es normal que se enfadara, porque es mejor torero de lo que ayer demostr¨®. Lo malo es que a cada cual nos valoran siempre por lo ¨²ltimo que hacemos. Y lo ¨²ltimo de Bol¨ªvar es para que reflexione.
Babelia
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