Lo que mam¨¢ prefiera

Los ciudadanos hemos pasado a ser gente; los trabajadores, empleados; el Producto Interior Bruto (y no su distribuci¨®n), ¨ªndice de riqueza de un pa¨ªs; y los viejos (memoria viva y caudal de experiencia para gitanos, ind¨ªgenas americanos y para nosotros mismos hasta hace dos generaciones), clases pasivas y lastre para la hacienda p¨²blica. De lo poco que importan dice mucho lo nada que aparecen en nuestra cartelera, saturada de personajes j¨®venes, guapos y de clase media alta. La velocidad del oto?o, excepci¨®n feliz, gira en torno a la figura de una anciana que, ante la determinaci¨®n de su hijo dominante a internarla en una residencia, se decide a atrincherarse en casa y a pegarle fuego, si fuera preciso.

Eric Coble, dramaturgo estadounidense criado en reservas ind¨ªgenas de Colorado, habla de la desorientaci¨®n de qui¨¦n, por haber vivido la vejez de sus padres lejos de ellos, no sabe como afrontar su propia vejez; de la puesta de los ancianos en manos de instituciones y de la posibilidad no tan ut¨®pica de que la sociedad neoliberal vuelva sobre sus propios pasos, planteada a trav¨¦s del di¨¢logo (agon¨ªstico, pero orquestado con oportuno sentido del humor) entre Alejandra y el menor de sus hijos, que, tras veinte a?os fuera de casa, entra inesperadamente por la ventana del balc¨®n.

La afortunada e invisible direcci¨®n de Venci Kostov, el encanto de Javier Mart¨ªn (y la decisi¨®n con la que pega el giro t¨¢ctico copernicano que su personaje da cuando las cosas se ponen feas) y la composici¨®n c¨¢lida, medida y sin ¨¦nfasis que Esperanza Elipe, actriz muy lejos de la edad de su personaje, hace de la anciana insurrecta, sirven en bandeja de plata un espect¨¢culo risue?o, divertido y conmovedor. La adaptaci¨®n del universo estadounidense al espa?ol est¨¢ conseguida a grandes rasgos, pero ciertos giros y expresiones pueden afinarse.