Noche sin luna en el Retiro
La jornada del mi¨¦rcoles se alarga para celebrar el festivo con un homenaje a ¡®Las mil y una noches¡¯
Por encima del omnipresente hilo musical de la Feria de Libro de Madrid (un loop de versiones instrumentales de ¨¦xitos del pop), se escuchaban la¨²des ¨¢rabes, darbukas y bendires. Dos bailarinas hac¨ªan una exhibici¨®n de danza del vientre ante los sorprendidos paseantes, del Paseo de Coches del Parque del Retiro. Pocos sab¨ªan que el mi¨¦rcoles por la noche la organizaci¨®n se hab¨ªa sacado de la manga una actividad doble. Por un lado, se alargaba una hora la jornada, hasta las diez y media, para aprovechar la coincidencia del Corpus Christi (festivo en la capital) y la feria. Por otro, se aprovechaba la nocturnidad para homenajear a Las mil y una noches con lecturas, m¨²sica y animaciones.
En realidad, nadie en las casetas parec¨ªa muy enterado. Ni en el quiosco de informaci¨®n ni en el pabell¨®n de actividades sab¨ªan nada de las actuaciones musicales anunciadas para las siete y media de la tarde, que finalmente no comenzaron hasta cerca de las nueve. Los libreros tampoco acertaban a dar indicaciones. ¡°Mira, esto es todo lo que nos han dado¡±, dec¨ªa Daniel Moreno, de la editorial Capit¨¢n Swing, agitando una vela ros¨¢cea. Y apagada.
Porque, aunque el nombre elegido para el evento era Leer bajo la luna, no hab¨ªa noticias del sat¨¦lite. Las nubes que hab¨ªan cubierto la ciudad durante el d¨ªa reflejaban la luz del atardecer y ocultaban la prometida luna llena. Unos actores ataviados con ropa de reminiscencia hind¨² recorr¨ªan el paseo repartiendo pulseras reflectantes de un amarillo fl¨²or poco orientales. La animaci¨®n (cuya duraci¨®n, seg¨²n el programa, era de hora y media) consist¨ªan en media docena de int¨¦rpretes tratando de arrancar a los visitantes del descanso del guerrero en las mesas de los bares despu¨¦s de una tarde de compras: ¡°Venga, vamos terminando que empieza la lectura. No, ¡®Ahora vamos¡¯ no. Que empieza¡±.
Empezaba. En el pabell¨®n de actividades el ambiente estaba bastante m¨¢s cargado que en el paseo. El aforo de 100 personas se superaba por un pu?ado, y, fuera, unos 40 curiosos esperaban su turno pese a desconocer de qu¨¦ iba la cosa. ¡°No sab¨ªamos qu¨¦ hab¨ªa, hemos venido por casualidad¡±, admit¨ªan Patricia Gadea y Ra¨²l S¨¢nchez, sin compras en las manos. Dentro, el p¨²blico dejaba escapar un t¨ªmido ¡°Oh¡± de sorpresa ante la aparici¨®n estelar de Antonio Resines, el primero de 20 figuras de la cultura (Emilio Lled¨®, Marta Sanz, Pilar Gallego...) que se hab¨ªan atrevido a leer en voz alta fragmentos de Las mil y una noches despu¨¦s de las firmas de libros.
En la avenida, los puestos estaban cada vez m¨¢s tranquilos. En el de la librer¨ªa La buena vida, un lector romp¨ªa la din¨¢mica de casetas vac¨ªas. ¡°Es muy agradable esta hora, deber¨ªan hacerlo m¨¢s. Suelo venir el fin de semana, pero hay tanta gente que es imposible comprar¡±, contaba Luis P¨¦rez, que hab¨ªa adquirido un par de t¨ªtulos en las editoriales Anagrama y Kalandraka. Sus hijas, de 3 y 6 a?os, corr¨ªan por el paseo despejado, sin miedo a perderse en ninguna muchedumbre. Jes¨²s Trueba, el librero, era algo m¨¢s esc¨¦ptico: ¡°Una cosa es hacer que la gente se quede m¨¢s tiempo, y otra hacer que venga m¨¢s gente. Pero bueno, hay que probar cosas nuevas¡±.
De vuelta al pabell¨®n y sus aires orientales, Resines atacaba la historia del segundo mendigo y su retah¨ªla de transformaciones m¨¢gicas: en le¨®n, en escorpi¨®n, en serpiente, en espada, en buitre, en ¨¢guila... Cuando la batalla entre la princesa y el genio llegaba a su punto ¨¢lgido, Sherezade decidi¨® hacer de las suyas. ¡°No sabemos c¨®mo sigue, lo sentimos¡±, brome¨® el actor. ¡°Para eso est¨¢n los libros, para saber c¨®mo sigue¡±, contest¨® Ignacio Elguero, conductor del evento. Pero nadie sali¨® corriendo a comprar Las mil y una noches.
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