Cuando el cine espa?ol me hace feliz
Carlos Boyero analiza el programa 'Historia de nuestro cine' de La 2 que, a lo largo de tres a?os y 700 pel¨ªculas, ofrece un viaje por el cine espa?ol desde los a?os 40 hasta 2000
Despu¨¦s de practicar conmigo durante cuarenta a?os el generoso arte de la amistad, contin¨²a siendo tarea imposible que, cada vez que le pregunto al director Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez su juicio sobre cualquier pel¨ªcula espa?ola que yo no haya visto a¨²n, me responda algo distinto a: ¡°Es cojonuda¡±. Forma parte de un juego, y mi interrogatorio es absurdo a estas alturas, pero ¨¦l se lo toma muy en serio. Y es alguien en posesi¨®n de una inteligencia privilegiada, inmensa gracia, un esp¨ªritu burl¨®n. Pero, adem¨¢s de conocer hasta la extenuaci¨®n la historia del cine espa?ol, le profesa aut¨¦ntico amor, siente comprensi¨®n y simpat¨ªa hacia la caspa, cree que este cine ha sido siempre un testimonio impagable de la aut¨¦ntica realidad de este pa¨ªs. No le interesa el cine, esa cosa abstracta o so?adora, solo el que se ha parido aqu¨ª, el que refleja nuestras se?as de identidad para bien y para mal.
Esa militancia en nuestras esencias por parte de un esc¨¦ptico sobre casi todo y dotado de insobornable sentido cr¨ªtico me alucina tanto como la desde?osa actitud de tanta gente de orden, expresada con esta arrogante declaraci¨®n de principios: ¡°Yo no veo jam¨¢s cine espa?ol porque es una mierda¡±. Y se quedan tan contentos. Me produce id¨¦ntica verg¨¹enza ajena el vomitivo triunfalismo de tantos profesionales del negocio y sus voceros de los medios, declarando falacias tan grotescas como que el cine espa?ol es premiado y triunfa en todo el mundo, como los que lo repudian con descerebrada generalizaci¨®n. Aunque dudo que incluyan el entra?able Cine de barrio en su furiosa descalificaci¨®n.
Por ello, puede ser muy revelador que la gente joven pueda juzgar por s¨ª misma y el p¨²blico mayor confirmar sus prejuicios, su fobia, su respeto o su admiraci¨®n sobre una amplia y selectiva revisi¨®n de lo que se ha rodado en este pa¨ªs. La 2 va a exhibir casi 700 pel¨ªculas espa?olas, cinco por semana, a lo largo de tres a?os. Imagino que ser¨¢n copias adecentadas. Tambi¨¦n comentadas por especialistas, entre otros por mi ilustrado amigo del alma Pepe. No he visto todav¨ªa el programa, pero tengo curiosidad por revisar o conocer por primera vez pel¨ªculas espa?olas que abarcan el siglo XX. Tambi¨¦n flipo agradablemente con que cine en blanco y negro sea exhibido en una televisi¨®n. M¨¢s de un espectador va a creer que nos han invadido los marcianos.
Pero yo tengo mi filmoteca casera. Es muy abundante. Y si he tratado de no enga?arme jam¨¢s respecto al cine que me gusta y el que no me gusta, ya no tengo edad ni me queda tiempo para andar con experimentos. Figuran en ella casi todas las pel¨ªculas que he amado, que sigo amando, sin la menor sombra de divorcio. Y otras que me siguen entreteniendo o intrigando, sin concederle ni un minuto al aburrimiento prestigioso.
Un refugio
Acorazas tu soledad y encuentras tu relativo refugio en la compa?¨ªa exclusiva en tu casa del cine, los libros y la m¨²sica que han hecho m¨¢s soportable o en ocasiones plena tu existencia. Y hay bendita sobredosis de cine realizado en Estados Unidos, el mejor cine del mundo para mi gusto cuando es bueno. Pero tambi¨¦n muchas pel¨ªculas europeas e incluso algunas orientales. No discrimino en mis amores; me gusta la variedad, aunque tengo claro los que dejan huella a perpetuidad en tu alma.
Y, c¨®mo no, entre esos millares de pel¨ªculas y de series, tal vez exista un centenar de t¨ªtulos espa?oles. Jam¨¢s me cansar¨¦ de la compa?¨ªa de pel¨ªculas extraordinarias como Pl¨¢cido, El verdugo, El extra?o viaje, El mundo sigue, Viridiana, Tristana, El pisito, El cochecito, Los santos inocentes, Los lunes al sol. Tambi¨¦n pel¨ªculas que llevan la firma de Almod¨®var, Erice, Fernando Trueba y otros directores cuyo talento ha encontrado algunas veces el estado de gracia. Y hay dos con las que me identifico excesivamente, que me tocan las entra?as, que me dan miedo porque su final es desgarrador y tr¨¢gico. Son Los p¨¢jaros de Baden-Baden y La vida mancha. No s¨¦ si se trata de obras maestras; solo que a m¨ª me tocan de forma muy honda, me conmocionan siempre. Incluso cuando he sido razonablemente feliz. Y ojal¨¢ que reciba alguna sorpresa maravillosa en esta revisi¨®n exhaustiva de la historia del cine espa?ol que ofrece La 2.
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