¡°Cuando regreso a Rusia, veo que todo sigue igual que antes¡±
La pianista Elisabeth Leonskaja triunfa en Madrid durante junio con su ciclo integral de Schubert
Vivi¨® los tiempos negros de la Uni¨®n Sovi¨¦tica aislada, pero cuando sali¨® en 1978, decidi¨® no regresar. Se qued¨® en Viena ¡ªahora con escapadas a su casa en San Sebasti¨¢n¡ª y en la capital austriaca le cogi¨® cari?o a los efluvios fantasmales y tambi¨¦n reales de uno de sus vecinos: Franz Schubert. A lo largo de seis recitales, Elisabeth Leonskaja, realiza este mes de junio en el Auditorio Nacional de Madrid, la integral completa para piano de quien muriera a los 31 a?os y legara todo un cat¨¢logo de pulsiones y paisajes del alma en sus sonatas.
Lo hace dentro del ciclo Contrapunto de Verano, incluido en la temporada del Centro Nacional de Difusi¨®n Musical. Lo dirige Antonio Moral y es el culpable de que la pianista rusa, curiosa, serena y arriesgada, mezcle el clasicismo con pilares rom¨¢nticos de Schubert junto a las rupturas de la segunda Escuela de Viena, concretamente con Sch?nberg, Webern y Alban Berg. ¡°Todos ellos provienen de formas cl¨¢sicas, pero resultan muy polif¨®nicos. No utilizan el mismo lenguaje, eso est¨¢ claro, pero si se gu¨ªan por emociones similares¡±, afirma.
Lo hace en un d¨ªa de descanso entre los que ser¨¢n su segundo y tercer recital dedicados, sobre todo, a Schubert. El pasado jueves acometi¨®, entre otras obras, la Fantas¨ªa Wanderer, tan esperada. Continua hoy, pasado ma?ana, d¨ªa 11, y el 30, con una parada ma?ana en el Hospital Gregorio Mara?¨®n para el ciclo M¨²sica en Vena, que ha llevado a distintos centros sanitarios de Madrid a Christian Zacharias, el Cuarteto Quiroga o a diversas voces como la de Leo Nucci.
El buen arte para la melod¨ªa de Schubert proven¨ªa ante todo, creo yo, de su gusto por la poes¨ªa"
En medio aprovechar¨¢ para descansar en San Sebasti¨¢n, donde tiene una casa desde hace cinco a?os. ¡°Me gusta el norte, me transmite paz y orden, un orden irreal, porque sabes que en ninguna parte existe, pero un orden¡±. Curioso que a?ore esa faceta tras haber huido de la uniforme cara al enemigo en la Rusia sovi¨¦tica, cat¨¢rtica por dentro, impasible por fuera.
Es el mismo desajuste parad¨®jico que ha hallado en el contrapunto de este ciclo: armon¨ªa en Schubert, descalabro en el resto. Aunque en el caso del primero, tambi¨¦n en apariencia: ¡°Su buen arte para la melod¨ªa proven¨ªa ante todo, creo yo, de su gusto por la poes¨ªa. Es algo que despliega en sus lieder, pero, sin embrago, creo observar en ¨¦l una abstracci¨®n que viene de la b¨²squeda. Escala las cimas tratando de hallar un punto y cuando llega, este se diluye, no ve el final¡±.
Una de las met¨¢foras concretas que se desprende de eso, en su caso, es que el vien¨¦s, vital y entregado al exceso, introspectivo y hura?o tambi¨¦n, apasionado, prol¨ªfico e inquieto, hubiera dejado tanta obra inacabada. Piensa en ello Leonskaja mientras tambi¨¦n, confiesa, est¨¢ tratando de desentra?ar el tempo de su m¨²sica.
Me gusta San Sebasti¨¢n y el norte, me transmite paz y orden, un orden irreal, porque sabes que en ninguna parte existe, pero un orden¡±
?En esta etapa de su vida, la pianista, atada a una sonrisa amable, unos ojos azules de melanc¨®lica cercan¨ªa y a un peinado con remolinos, lo indaga en profunda y expansiva lentitud. ¡°Tengo que reflexionar mucho acerca de eso, sus armon¨ªas me llevan muy lejos¡±. Quiz¨¢s a los tiempos en los que aprendi¨® de su ¨ªdolo y modelo, Sviatoslav Richter, venerado por el p¨²blico espa?ol, ante quien prefer¨ªa actuar en ciudades ajenas a los circuitos que en Madrid o Barcelona: ¡°Gran maestro y se?or. Modesto, sencillo, pero realmente gigante, sin que hiciera alarde de ello o pareciera importarle¡±.
Lo hace con la memoria presente como gu¨ªa en el recuerdo del pianista, pero no de la ¨¦poca que compartieron juntos en pleno comunismo: ¡°Nunca me plantee regresar a Rusia. Las cosas, en apariencia han cambiado, pero hay algo dentro, que me indica que todo sigue igual. S¨ª es cierto que voy cada a?o a tocar all¨ª, aunque s¨®lo sea por la sensaci¨®n de sentirme como me siento: mucho m¨¢s independiente¡±.
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