El animal, en lo oscuro

Inspirada idea de Salvador T¨¢vora: contar Carmen sobre el repertorio de marchas procesionales de la Banda de Cornetas y Tambores de la Esperanza trianera, sin m¨¢s palabras que las letras de los martinetes y las ton¨¢s que desgranan dos cantaoras. La cigarrera sevillana, la de verdad (¡°no la de Merim¨¦e¡±), como una virgen a la que dicha banda da la entrada para que baile y no para que la bailen, porque la Carmen de carne y hueso era mujer comprometida y de armas tomar, seg¨²n la bisabuela de T¨¢vora, cigarrera ella misma. Veinte a?os cumple este espect¨¢culo, que sigue teniendo el ¨¢ngel, el vigor y la emoci¨®n de las procesiones sevillanas. Recuerden: cuando La Zaranda arrib¨®, La Cuadra ya estaba all¨ª.

T¨¢vora hace un teatro de estampas poderosas y de cuadros vivientes, enraizado en la pantomima de autor, g¨¦nero que reverdece ahora en las creaciones de Hugo P¨¦rez de la Pica: en la era del microteatro y de la jibarizaci¨®n de elencos, su compa?¨ªa se nos planta en la Gran V¨ªa madrile?a con 36 int¨¦rpretes, incluido un caballo blanco de alta escuela con flequillo warholiano (que baila un paso a dos con Mar¨ªa T¨¢vora, de aspecto ser¨¢fico, pero toda ella genio), cuyos bufidos y manoteos procedentes del trascenio insin¨²an su presencia arcana y pr¨ªstina mucho antes de que salga a escena. La incorporaci¨®n del animal y de la banda de m¨²sica, hace pensar en lo mucho que han usado en los ¨²ltimos a?os estos recursos Rodrigo Garc¨ªa y Ang¨¦lica Liddell en sus espect¨¢culos, te¨®ricamente en los ant¨ªpodas de los de T¨¢vora, cuyas m¨¢quinas esc¨¦nicas (el arco del triunfo-campanario: dos en uno), herencia de su pasado laboral y familiar obrero, actualizan los expresivos artilugios escenogr¨¢ficos de los constructivistas sovi¨¦ticos.