¡°La noche en que nacieron ¡®Frankenstein¡¯ y ¡®El vampiro¡¯ surgi¨® una nueva belleza¡±
William Ospina reconstruye los caminos que llevaron a la noche del 16 de junio de 1816 cuando nacieron dos de los mitos m¨¢s perturbadores del mundo moderno
En una noche fr¨ªa de tres d¨ªas nacida el 16 de junio de 1816 llegaron hasta Villa Diodati, en Ginebra, dos mujeres y tres hombres j¨®venes que, sin conocerse todos entre s¨ª, fraguaron alrededor de la chimenea dos de los mitos m¨¢s perturbadores de la modernidad, Frankenstein y El vampiro; a la vez que se confirm¨® como gran mito del Romanticismo a Lord Byron, que ejerc¨ªa aquellos d¨ªas de anfitri¨®n y se convert¨ªa en padrino de esos monstruos, sin sospechar que a su alrededor habr¨ªa de nacer el sue?o de la vida y la inteligencia artificial, mientras algo de su sangre crear¨ªa a los monstruos digitales de hoy.
199 a?os despu¨¦s de aquel m¨ªtico encuentro, las llamas de la chimenea de aquella casa se avivan ahora con la voz de William Ospina en El a?o del verano que nunca lleg¨® (Literatura Random House). Una novela que alumbra nuevos rincones sobre aquellos d¨ªas en que Europa se enfri¨® debido a la oscuridad de la nube de ceniza peregrina emitida por un volc¨¢n de Indonesia meses atr¨¢s.
Lo que se ve¨ªa nacer no era solo la Revoluci¨®n Francesa o Industrial, sino algunas de las preguntas m¨¢s angustiosas de la modernidad¡±.
Eran los a?os en que el mundo nac¨ªa una vez m¨¢s. Cuando, recuerda Ospina (Tolima, Colombia, 1954), surgieron varias de las preguntas que a¨²n siguen sin resolver. ¡°Despu¨¦s de dos siglos estos personajes siguen vigentes y conservan un car¨¢cter explosivo por sus actitudes hacia el amor, las libertades, la pol¨ªtica, la imaginaci¨®n, el deseo, el arte, la religi¨®n y la ciencia. Lo que se ve¨ªa nacer no era solo la Revoluci¨®n Francesa o Industrial, sino algunas de las preguntas m¨¢s angustiosas de la modernidad¡±.
Surgieron en aquella villa donde quedaron recluidos, por el mal tiempo, dos hermanastras, Claire Clairmont (amante de Byron) y Mary Wollstonecraft (luego Mary Shelley), y tres nuevos amigos, Byron, su m¨¦dico John Polidori y el poeta Percy Shelley. Un cruce de caminos de la historia y de desencuentros sentimentales. Byron hab¨ªa dejado a su esposa y abandonado Londres como un ¨¢ngel ca¨ªdo para ir con Polidori, que algo sent¨ªa por ¨¦l, a la casa reci¨¦n alquilada a orillas del lago donde se hab¨ªa citado con su amante Claire. Pero esta no lleg¨® sola, lo hizo con su hermanastra Mary y su amante, el poeta Shelley, de quien Claire estuvo enamorada.
La noche del futuro
Aquel domingo, el lord anfitri¨®n, en un juego acorde a su bella perversidad, propuso ahuyentar el miedo con m¨¢s miedo: leer en voz alta los relatos de Phantasmagoriana. La oscuridad y el terror de fuera se hospedaron dentro de ellos y acab¨® en un grito. Byron propuso a cada uno escribir un cuento de terror. Los dos genios y poetas no estuvieron a su altura. En cambio, dos desconocidos hallaron la gloria: Mary encaden¨® sus miedos infantiles con una historia que hab¨ªa o¨ªdo en casa sobre un m¨¦dico alem¨¢n para dar vida a Frankenstein (editado en 1818) y Polidori mezcl¨® un relato de su amo con su secreta pasi¨®n por ¨¦l al transmutarla en El vampiro (1819), que reencarnar¨ªa en el Dr¨¢cula, de Bram Stoker.
Como siempre, todo empez¨® empez¨® antes, mucho antes de que los propios invitados a aquel inaudito verano lo supieran. Es la telara?a del misterio, el reino del azar, de la casualidad o de las Moiras donde entra William Ospina para rastrear, desandar o destejer la vida de esas cinco personas y c¨®mo fueron a dar a Villa Diodati. Un viaje a la gestaci¨®n de unos mitos que responden a rebeliones de su tiempo, hasta crear un fresco cultural, social, literario, pol¨ªtico e intelectual de la ¨¦poca con claves del Romanticismo y sus ecos.
Es una ma?ana de junio de 2015. Madrid se ha oscurecido al precipitarse una tormenta que agrieta de luces el cielo. Ospina sigue recogiendo los pasos de su traves¨ªa contada en este libro que es novela, ensayo, diario de viajes, memorias, apuntes, historia y cr¨®nica como digno hijo de su tiempo. Un rompecabezas: ¡°No dej¨¦ de sentir que la historia era tambi¨¦n una suerte de Frankenstein con un mont¨®n de trozos inanimados y dispersos a los que hab¨ªa que amalgamar, unir y dar vida. Un hecho que se modifica un poco dependiendo de la perspectiva elegida¡±.
El a?o del verano que nunca lleg¨® es un viaje a la gestaci¨®n de unos mitos que responden a rebeliones de su tiempo, hasta crear un fresco cultural, social, literario, pol¨ªtico e intelectual de la ¨¦poca con claves del Romanticismo y sus ecos
El tema lo busc¨® a ¨¦l, lo asedi¨® y se le cruz¨® varias veces. Hasta que no tuvo otra opci¨®n que seguir su rastro. Y, por primera, vez el narrador, poeta y ensayista y autor de la premiada trilog¨ªa del Descubrimiento y la Conquista, no enmascara su voz y deja hablar a la suya, la del contador oral de historias heredero de antepasados que contaban cosas al son de grillos y luci¨¦rnagas.
?Fue el azar o el destino lo que condujo a esas personas y a Ospina hasta Villa Diodati? ¡°Hago lo posible por no creer en el destino, pero el destino se empe?a en que yo crea en ¨¦l. Este tejido de casualidades me llev¨® a plantearme si eran tales o si hay hilos secretos gobernando los hechos. Es una pregunta que nos hacemos, si nuestra vida est¨¢ escrita o la inventamos a medida que vivimos. Es bueno vivir en esa incertidumbre. El resultado aqu¨ª es comprobar que todo est¨¢ conectado¡±.
Y en El a?o del verano que nunca lleg¨® el lector desanda el camino al mismo tiempo que el autor-narrador descubre los hechos. Eso lo convierte en testigo, tambi¨¦n, de la concepci¨®n, investigaci¨®n, dudas y creaci¨®n de la obra y de conocer parte del alma atormentada de los? personajes.
Encrucijada de los tiempos
Byron, Claire, Mary, Percy y Polidori huyen de algo y de s¨ª mismos; buscan algo de otros y de s¨ª mismos. Algunos de los autores rom¨¢nticos, reflexiona Ospina, "logran mantener vivo todo el car¨¢cter sulf¨²rico de sus obras y pasiones. Si uno se acerca a Baudelaire siente que todav¨ªa las cosas que escribi¨® no se pueden decir ahora. Cada uno de aquellos cinco personajes encarnaba una rebeli¨®n particular. Ahora no es f¨¢cil que se vivan esas aventuras libertarias tan extremas. Es llamativo que las rebeliones de unos adolescentes de hace dos siglos sigan vivas¡±.
Cada uno de aquellos cinco personajes encarnaba una rebeli¨®n particular. Ahora no es f¨¢cil que se vivan esas aventuras libertarias tan extremas. Es llamativo que las rebeliones de unos adolescentes de hace dos siglos sigan vivas¡±.
?El tiempo parece detenido. Lo que plantean los mitos de Frankenstein y El vampiro, dice Ospina, ¡°tiene que ver con la vida artificial y las relaciones amorosas y sus consecuencias. Por ejemplo, si vamos a renunciar al agradable m¨¦todo tradicional de reproducci¨®n cuando est¨¦ controlada la reproducci¨®n o nos decantaremos por los afectos sinceros, libres de prejuicios y tradiciones¡±.
Entonces, Ospina evoca unas palabras de Bertrand Russel al dejar escrito que "el momento m¨¢s alto del Romanticismo europeo no hab¨ªa sido un poema ni un lienzo ni una sinfon¨ªa, sino la muerte de Byron linchado por la libertad de Grecia. Intentaba transmitir que el Romanticismo fue mucho m¨¢s que un movimiento art¨ªstico, literario o ¨¦tico. Fue una actitud vital, una manera de estar en el mundo".
El Romanticismo como amortiguador de la raz¨®n palpita: ¡°Si algo surgi¨® en aquella triple noche cuando nacieron Frankenstein y El vampiro fue una idea nueva de la belleza, de la pasi¨®n y de la libertad. Todo el arte moderno deriva de esa rebeli¨®n que encontr¨® belleza donde dec¨ªan que no hab¨ªa¡±. Es la fascinaci¨®n por el abismo, el hechizo de lo monstruoso refulgiendo de atracci¨®n: ¡°Es la tensi¨®n de la que nace toda la fuerza del arte moderno¡±.
En este momento se tiene que estar forjado alg¨²n mito. Hay temas como la naturaleza, la supervivencia de la libertad. La humanidad espiada por el ojo electr¨®nico. La humanidad atrofiada por el exceso de consumo
Frankenstein con sus preguntas sobre la existencia y la ciencia y el alma, y El vampiro con su met¨¢fora de amor y muerte, de posesi¨®n y liberaci¨®n en el secuestro, inauguran un nuevo reino. La mayor necesidad de la especie humana ¡°es la creaci¨®n de mitos que organicen nuestra relaci¨®n con la imaginaci¨®n. No son fruto de la voluntad de nadie. En este momento se tiene que estar forjado alguno. Hay temas como la naturaleza, la supervivencia de la libertad. La humanidad espiada por el ojo electr¨®nico. La humanidad atrofiada por el exceso de consumo. Se crear¨¢n mitos nuevos pero es impredecible saber c¨®mo ser¨¢n. El secreto consiste en no saberlo¡±.
No deja de llover en Marid. Las aceras se han salpicado de paraguas de colores. Una de las sorpresas de esta traves¨ªa para Ospina fue descubrir que Byron no solo apadrin¨® a dos mitos, sino que una de sus hijas ser¨ªa, en parte, pionera del mundo digital que crea nuevos monstruos: ¡°Byron lleg¨® a ser el hombre que en una encrucijada de los tiempos concibi¨® los lenguajes del futuro de la est¨¦tica, la pol¨ªtica, casi del pensamiento y a?adi¨® una figura: la del artista convertido a s¨ª mismo en obra de arte¡±.
Pocos a?os despu¨¦s de aquella noche de 72 horas, murieron los tres hombres que hab¨ªan jugado a dioses y demonios en la misma villa donde dos siglos antes John Milton hab¨ªa engendrado su magistral y rebelde ¨¢ngel ca¨ªdo de El para¨ªso perdido para quien es "Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo". Mary Shelley muri¨® mayor. A ellos sobrevivi¨® Claire, la mujer que los conect¨® y que guard¨® sus cartas en un cofre dentro de su oscuridad sin fin.
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