No hab¨ªa monstruos en la URSS
Daniel Espinosa se centra en la degradaci¨®n profesional de un polic¨ªa
No hay tradici¨®n de g¨¦nero negro en el cine sovi¨¦tico. O yo no la he visto. O era s¨®lo para consumo interno. Pero deduces en nombre de la condici¨®n humana que la oscuridad deb¨ªa de ser tan grande all¨ª como en cualquier otro lugar del planeta en el que hubiera poder, codicia, corrupci¨®n, venganza, dinero en juego, esas cositas tan humanas. Bueno, tampoco exist¨ªa el cine negro en la Espa?a franquista. En las dictaduras el mal est¨¢ ausente, el orden no permite desvar¨ªos, la delincuencia es inexistencia y los cr¨ªmenes siempre son pasionales, est¨¢n incontaminadas contra la podredumbre moral, los negocios turbios, el gansterismo activo o subterr¨¢neo, los ajustes de cuentas. Que constancia la de las dictaduras para demostrarle a los ciudadanos que est¨¢n viviendo en el mejor de los mundos posibles.
El ni?o 44
Direcci¨®n: Daniel Espinosa.
Int¨¦rpretes: Tom Hardy, Noomi Rapace, Gary Oldman, Vincent Cassel.
G¨¦nero: thriller. EE UU, 2015.
Duraci¨®n: 137 minutos.
Hago memoria y descubro que ha sido el imperialista cine estadounidense el ¨²nico que ha hablado de polic¨ªas, asesinatos y enigmas tenebrosos en ese pa¨ªs que fue propiedad de los zares y despu¨¦s de Stalin. Recuerdo Gorky Park, la historia de un polic¨ªa moscovita a principios de los a?os noventa intentando desentra?ar varios asesinatos especialmente misteriosos. No me dej¨® huella, aunque me confirm¨® que el joven y emergente Wiliam Hurt, aquel t¨ªo destruido por sentir fuego en el cuerpo y el drogota que se reencuentra con los viejos amigos, era un actor tan atractivo como vers¨¢til.
Y tiene que ser Hollywood la que vuelva a meter sus audaces narices en antiguos lodazales de lo que vendieron como la tierra de promisi¨®n del proletariado. Es ficci¨®n, por supuesto, aunque la macabra actividad del Carnicero de Rostov, que se carg¨® a 52 personas, con especial dedicaci¨®n a los ni?os, fuera real.
El ni?o 44, producida por Ridley Scott y dirigida por el sueco Daniel Espinosa, traslada a ese monstruoso personaje, que ejerci¨® su siniestro capricho entre los 70 y los 90, a la Rusia de 1953 y a todo lo que implicaba la jefatura absoluta del padrecito Stalin. O sea, las purgas no s¨®lo de los disidentes sino de cualquiera que cayera en desgracia o en la loter¨ªa, la censura feroz de todo lo que se atreviera a dudar que La Uni¨®n Sovi¨¦tica era la encarnaci¨®n del para¨ªso en la tierra , el dogmatismo como norma, la sumisi¨®n absoluta como f¨®rmula de supervivencia, la impunidad del s¨¢dico y del corrupto si est¨¢n arropados por el sistema.
Daniel Espinosa se centra en la degradaci¨®n profesional y el destierro a la desolaci¨®n de un polic¨ªa, antiguo h¨¦roe de guerra, destinado a un c¨®modo y brillante porvenir, porque le da por plantearse preguntas, no denunciar a su mujer, que no le ama y ha sido acusada injustamente de subversiva, mosqueado al ver que tratan de frenar la investigaci¨®n sobre el asesinato del ni?o de un amigo, por su inevitable enfrentamiento a la ley del silencio.
El director describe la odisea de estas personas acorraladas con sentido del clima, ambientaci¨®n cre¨ªble, ritmo opresivo, personajes inquietantes, negrura en el tono y en el argumento. Es una pel¨ªcula entretenida, bien contada, con estilo visual. A m¨ª me sirven estas cosas en una cartelera que tiende al desmayo y a saldos de verano. Y siempre me gusta ver y o¨ªr a Tom Hardy, ese actor camale¨®nico que no posee rostro ni f¨ªsico de estrella, pero al que se lo disputan los mejores directores por la veracidad que imprime a sus personajes. Lo que no entiendo es porqu¨¦ se empe?a el director en que esos personajes rusos, interpretados por actores y actrices ingleses y norteamericanos, est¨¦n grotescamente obligados a hablar su idioma natal poniendo acento ruso. Hablo de la versi¨®n original. No quiero imaginar lo que han podido hacer con el doblaje en castellano.
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