El sexo en Madrid, 1949
'El vampiro de la calle Claudio Coello' es una divertida par¨¢bola de la represi¨®n moral y una parodia del cine negro
?Una comedia de evasi¨®n? Desde luego, pero tambi¨¦n un ejemplo expresivo de como hablar entre l¨ªneas de la pulsi¨®n sexual femenina y de su represi¨®n, en una ¨¦poca en la que en Espa?a no hab¨ªa m¨¢s deseo de curso legal que el del var¨®n. Desempolvada gracias a una sobrina de Luis Escobar, su coautor, e intervenida y dirigida certeramente por Nacho Marraco, la farsa polic¨ªaca El vampiro de la calle Claudio Coello (1949) sorprende, divierte y tiene un retrogusto agradable. En lugar de sentir miedo al asaltante de mujeres desprevenidas en noches de luna llena, las chicas de la pensi¨®n de Do?a Petra, sin hombre que llevarse a la boca, sienten unas ganas irreprimibles de echarse a la calle en cuanto oscurece. Burla burlando, a trav¨¦s de la met¨¢fora vamp¨ªrica, Juan Ignacio Luca de Tena y Escobar muestran que el deseo reprimido acaba encontrando su cauce y hacen tambi¨¦n, como quien no quiere la cosa (aprovechando que los censores del r¨¦gimen nacionalcat¨®lico estaban m¨¢s atentos a la longitud de las faldas que al alcance de los textos), una exaltaci¨®n risue?a del amor extramatrimonial.
El vampiro de la calle Claudio Coello
Autores: J. I. Luca de Tena y Luis Escobar. Int¨¦rpretes: Luis Callejo, Carmen Morey¡ Adaptaci¨®n y direcci¨®n: Nacho Marraco. Madrid, Teatro Alfil. Los jueves, hasta el 6 de agosto.
La cr¨ªtica de la ¨¦poca salud¨® El vampiro¡ como una parodia del cine de Holiv¨² (as¨ª lo escriben sus autores, marqueses ambos, y lo ponen en boca de uno de sus personajes), pero tal como la escenifica la compa?¨ªa Teatro del Barro, sin colmillos postizos ni efectos especiales, se hace evidente que en el fondo es una par¨¢bola de la pulsi¨®n sexual femenina, encorsetada en la posguerra por una pl¨¦tora de meapilas, pero tambi¨¦n de la masculina: el vampiro, ciudadano del mont¨®n, hace en estado de trance y de noche lo que a la luz del d¨ªa no est¨¢ permitido. El p¨²blico identifica succi¨®n con seducci¨®n y donde escucha vampiro entiende amante o violador consentido.
Alg¨²n chiste avejentado y la interpolaci¨®n del Consultorio de Elena Francis y de un noticiero, para poner la funci¨®n en contexto, lastran su comienzo (ser¨ªa m¨¢s eficaz mantener la lectura que del suceso hacen varios diarios, cada cual seg¨²n su ideolog¨ªa), pero enseguida hay un punto de inflexi¨®n a partir del cual cada retoque del adaptador resulta oportuno y cada gag est¨¢ perfectamente puntuado. Id¨®neos, la estupefacci¨®n, la incredulidad y el apocamiento del protagonista, interpretado por Luis Callejo, y su transfiguraci¨®n radical pero sutil, ant¨ªpoda de la de Fernando Cayo en Rinoceronte; graciosa en todos los sentidos, Nazaret Jim¨¦nez Arag¨®n, en el papel que estrenara Aurora Redondo; eficaz el resto del reparto, y oportuna la labor del teclista, que acompa?a la acci¨®n como en el cine mudo.
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