Paula Hawkins, la chica paranoica que derrot¨® a Dan Brown
Autora de 'La chica del tren', 'thriller' fen¨®meno de masas, habla del g¨¦nero negro
La duda, la falta de seguridad en uno mismo y la paranoia pueden ser un germen corrosivo y destructor. A?¨¢dase un toque de voyerismo, un crimen y la soledad que invade a cada ciudadano de una urbe y tendremos algo cuando menos inquietante. Paula Hawkins lo sabe y ha construido con ello la receta del ¨¦xito editorial. La autora de La chica del tren (Planeta, traducci¨®n de Aleix Montoto ) convers¨® con EL PA?S en un AVE camino de Barcelona.
Hawkins responde con frases cortas, sonr¨ªe y utiliza una coqueta mirada que exige a gritos atenci¨®n. La autora brit¨¢nica habla de manera directa y concluyente, no le importa reconocer que sigue en cierto modo la estela del fen¨®meno de Gillian Flynn Perdida y va deslizando peque?as confesiones que muestran que ha escrito esta novela de manera m¨¢s visceral de lo que est¨¢ dispuesta a reconocer. Al igual que Flynn, las mujeres de Hawkins no son atacadas por psic¨®patas, por perfectas y maquiav¨¦licas mentes criminales, sino por gente de su familia, de su entorno. "Escribimos as¨ª porque es lo que pasa en la realidad. Es completamente realista", afirma para hablar del subg¨¦nero que arrasa.
La chica del tren es la historia de Rachel, una cuarentona fracasada, que tiene cierto gusto por el vino y el gin tonic para desayunar, que est¨¢ separada y viaja cada d¨ªa a Londres para fingir que sigue trabajando. En su miserable existencia construye una vida ideal para una pareja a la que ve desde la ventana cuando el tren para en el mismo punto, de lunes a viernes, a las 8.04. Un d¨ªa cree haber visto algo extra?o, pero no sabe si puede fiarse de s¨ª misma, contaminada por la paranoia y la frustraci¨®n y el alcohol, que le provoca tremendas p¨¦rdidas de memoria. Esa duda se convierte en el eje de la trama. "Si no recuerdas lo que has hecho, tu sentido de la responsabilidad y de la culpa cambian por completo. Cuando no te acuerdas con qui¨¦n has hablado es algo terror¨ªfico, incluso si no ha pasado nada malo, porque no lo sabes".
Algo que admiro de Hitchcock es la manera en la que construye el suspense a partir de personajes que no se pueden fiar de s¨ª mismos. Me gusta esa perspectiva paranoica
El libro es un fen¨®meno mundial, el mejor debut en tapa dura de la historia del negocio, superando a El s¨ªmbolo perdido, tercera novela de Dan Brown. Ha estado 19 semanas l¨ªder de ventas en Estados Unidos. Hawkins habla de ello con la tranquilidad de quien se sabe a salvo. Sus anteriores cuatro novelas, escritas con seud¨®nimo y de tem¨¢tica rom¨¢ntica, hab¨ªan sido un fracaso y ella se encontraba en una delicada situaci¨®n financiera y profesional. "Siempre hab¨ªa querido escribir un thriller y me dije: ¡®Lo tengo que hacer porque si no funciona me voy a tener que buscar un verdadero trabajo", cuenta divertida. Antes de la literatura estuvo el periodismo, como free lance y en The Times de Londres, contando la realidad financiera en los peores momentos de la crisis. "No volver¨ªa ni loca. No, gracias. He tenido bastante", afirma con la sonrisa fuera de su rostro por primera vez.
Quiz¨¢s es ese pasado period¨ªstico el que le lleva a aguantar impert¨¦rrita la pregunta inevitable, repetida en cada entrevista alrededor del globo ?Qu¨¦ le parece la comparaci¨®n con Perdida? "Me gusta Perdida. Claro que hay similitudes. Las dos protagonistas tienen problemas muy serios pero son muy distintas: Amy es manipuladora y una control freak. Mi personaje es un desastre y no controla nada". ?Se est¨¢ aprovechando de la moda de los thrillers femeninos? "No creo que me est¨¦ aprovechando, no funciona as¨ª. Pero claro que me beneficio de ello", remata, con la sonrisa de vuelta a su rostro pecoso.
Estamos alienados. Recuerdo cuando ten¨ªa 17 a?os y llegu¨¦ a Londres desde Zimbabwe. No conoc¨ªa a nadie, miraba a la gente y estaba desesperada por ser parte de todo aquello, pero no me relacionada con nadie¡±
?Hay similitudes entre la protagonista y la creadora? "Ah, ya veo", replica perspicaz. "No, no tengo esa clase de problemas con el alcohol. En todo Reino Unido vivimos un drama enorme con todo esto. Si vives en Inglaterra est¨¢s rodeada de suficiente gente con problemas de alcoholismo como para saber del tema. Eso s¨ª, he tenido alguna vez de esas ma?anas en las que no recuerdas c¨®mo llegaste a casa, pero nada al nivel de Rachel".
La conversaci¨®n llega a otro punto inevitable. El maestro, Alfred Hitchcock, ese profesional de corroer conciencias. A Hawkins no le importa nada reconocer su tremenda influencia. "Ten¨ªa presente La ventana indiscreta porque es muy parecida. Es obvio. Una cosa que admiro de Hitchcock es la manera en la que construye el suspense a partir de personajes que dudan, que creen que se est¨¢n volviendo locos, que no se pueden fiar de s¨ª mismos. Me gusta esa perspectiva paranoica".
Hawkins defiende a la protagonista de su novela como si lo tuviera al lado. ¡°La vemos en un momento muy malo de su vida, lo que no quiere decir que siempre haya sido as¨ª, que siempre vaya a ser as¨ª¡±. Rachel est¨¢ tremendamente sola y vive sumida en la incomprensi¨®n. De nuevo, similitudes confesadas casi sin querer. ¡°Estamos particularmente alienados. Creo que casi todos los habitantes de una ciudad pueden recordar momentos en los que no pueden hacer conexiones con otros. Recuerdo cuando ten¨ªa 17 a?os y llegu¨¦ a Londres desde Zimbabwe [donde pas¨® su infancia]. No conoc¨ªa a nadie, miraba a la gente y estaba desesperada por ser parte de todo aquello, pero no me relacionada con nadie¡±, cuenta algo melanc¨®lica.
Hawkins comparte con Rachel esa "imaginaci¨®n pesimista", que le hace pensar siempre lo peor de todo el mundo. Y ah¨ª est¨¢ otra vez, la desconfianza. "En una gran ciudad puedes terminar sospechando de la gente de alrededor. Vas por la calle y alguien te sonr¨ªe y en vez de pensar que es alguien amable, piensas, ?por qu¨¦ me sonr¨ªe? Es casi escalofriante. Y en las relaciones personales tambi¨¦n pasa. Todo el mundo tiene ese momento en el que crees que no puedes fiarte del otro. ?Hay algo en su pasado que no me ha contado? ?Puedo fiarme? Es algo natural".
¡°No creo que me est¨¦ aprovechando de la moda del thriller femenino, no funciona as¨ª. Pero claro que me beneficio de ello
Ajena a las cr¨ªticas que le acusan de forzar demasiado la m¨¢quina -"no, no estoy de acuerdo, los personajes y la trama son totalmente cre¨ªbles"-, Hawkins es una lectora voraz, fan de Tana French o Kate Atkinson. "S¨ª, tambi¨¦n leo novelas escritas por hombres. Sebastian Barry, por ejemplo", asegura antes de morderse el labio, re¨ªrse y reconocer que no le viene ninguno m¨¢s a la cabeza. "Igual ¨²ltimamente me he dedicado a leer solo ficci¨®n criminal escrita por mujeres", aclara divertida.
Escritora con rutinas de trabajo aburridas heredadas del periodismo, Hawkins reconoce que tiene cierto miedo, que sabe que el ¨¦xito es dif¨ªcil de igualar; cuenta que todo sigue igual pero sabe que todo ha cambiado. En su pr¨®xima novela, vuelve al thriller. "Es una relaci¨®n entre mujeres, en este caso hermanas. Llevaban mucho tiempo sin verse y tratan de recordar el hecho traum¨¢tico que las separ¨® pero lo hacen de manera muy distinta. Rememoran lo mismo pero de maneras muy diferentes, que es lo que pasa cuando pensamos en el pasado y en la infancia", responde con una seguridad que solo alcanza su m¨¢xima expresi¨®n cuando habla de dudas y miedos. Suyos o de sus personajes.
Babelia
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