Del sue?o a la pesadilla y el terror ruso por obra y gracia de Stalin
El historiador Karl Schl?gel cree que a¨²n hay fen¨®menos de la historia reciente europea por analizar con pulcritud
De paso fugazmente por Madrid, el historiador Karl Schl?gel (Allg?u, Alemania, 1948), autor de Terror y utop¨ªa (Acantilado), un ensayo monumental alabado un¨¢nimemente por la cr¨ªtica y avalado por el premio Leipzig en 2012 (ya hoy traducido a 12 lenguas), que se adentra en el gran terror estalinista y en los dram¨¢ticos hechos de 1937, ahonda en algunas claves de su obra, justifica con claridad la pertinencia de las casi 1.000 p¨¢ginas del volumen y cree que a¨²n hay fen¨®menos importantes de la historia reciente europea por analizar con pulcritud.
Con mucho detalle, Terror y utop¨ªa describe un proceso cruento de purgas: ¡°En 1937 hubo dos olas, una primera purga de campesinos y polacos, los llamados elementos antisovi¨¦ticos, los llamados esp¨ªas; luego una segunda ola en la que se persegu¨ªa a las minor¨ªas ¨¦tnicas, pues se les consideraba potenciales colaboradores con el enemigo. Hubo v¨ªctimas sistem¨¢ticas, como los integrantes de grupos folcl¨®ricos ucranianos o los que hablaran esperanto, cualquier argumento era bueno para mantener aquella paranoia".
En 1937 hubo dos olas, una primera purga de campesinos y polacos, los llamados elementos antisovi¨¦ticos, los llamados esp¨ªas; luego una segunda ola en la que se persegu¨ªa a las minor¨ªas ¨¦tnicas.
Sobre el Gran terror, Schl?gel explica la relaci¨®n entre Mosc¨² y San Petersburgo (ya entonces Leningrado): ¡°Es la historia de una provincializaci¨®n tr¨¢gica. Despu¨¦s que se transfiere la capitalidad a Mosc¨², Petrogrado (o Leningrado despu¨¦s) se convierte en periferia. Todo el que quer¨ªa avanzar se marchaba a Mosc¨². Hay que decir que durante el estalinismo San Petersburgo tuvo una vida peculiar. Todo ocurre all¨ª como una revancha contra la corriente constructivista. Por ejemplo, est¨¦ticamente el movimiento de arquitectura neoclasicista de los tiempos de Stalin se asienta en la influencia de la escuela de Bellas Artes del San Petersburgo imperial precedente a la revoluci¨®n¡±.
Con respecto a la comparaci¨®n entre nacionalsocialismo y estalinismo, Schl?gel asegura: ¡°Yo defiendo que los dos sistemas s¨ª se deben comparar. Siempre es necesario comparar. Comparar no es equiparar. Cualquier sistema social debe ser estudiado y explicado desde su g¨¦nesis y sus propias circunstancias. No tengo ning¨²n problema en compararlos, incluso hasta con Hitler, algo que durante mucho tiempo en Alemania fue tab¨², pues se entend¨ªa como una apolog¨ªa del nazismo, lo que es en s¨ª mismo un desprop¨®sito".
La pasi¨®n de Schl?gel por Rusia viene de su adolescencia: ¡°Mi primera experiencia con Rusia fue muy temprano. Fui a una escuela cat¨®lica en Baviera y se organiz¨® un viaje de fin de curso en secundaria. Hab¨ªa recibido clases de ruso (era un colegio religioso). Esto se explica por la amplia comunidad rusa de M¨²nich, yo ten¨ªa algunos profesores que eran hijos de represaliados rusos que hab¨ªan huido o muerto. Muchos de ellos trabajaban en Radio Libertad. Y ya en 1963 escuch¨¦ a Eugeni Evtuchenko leyendo poemas; en Babia hace referencia a las matanzas de jud¨ªos en Kiev en 1941. Aquella lectura me impact¨® y por todo ello, ten¨ªa un inusitado inter¨¦s en Rusia. Despu¨¦s de este primer viaje fui a Checoslovaquia en 1968. Como miembro del movimiento estudiantil en Berl¨ªn Occidental ten¨ªa las miras puestas en los procesos pol¨ªticos, pero no era el comunismo sovi¨¦tico el que me interesaba, sino que estaba m¨¢s interesado en lo que suced¨ªa en Cuba y en China. Y en aquella ¨¦poca, la Revoluci¨®n Cultural China se percibi¨® como una respuesta a la burocracia sovi¨¦tica. Por supuesto aquello fue una ilusi¨®n, una falta de informaci¨®n por parte nuestra. Despu¨¦s fue muy importante para m¨ª ya en la d¨¦cada del setenta el contacto y el conocer a los disidentes sovi¨¦ticos en Par¨ªs, Viena, Copenhague y Berl¨ªn Occidental¡±.
El investigador ya antes de Terror y utop¨ªa hab¨ªa escrito mucho sobre Rusia: ¡°He escrito sobre el exilio ruso en Berl¨ªn en los a?os 20 y sobre San Petersburgo. El destino de la inteligencia rusa siempre me ha interesado, me sigue pareciendo interesante, de nuevo emigran hoy miles de rusos. Berl¨ªn vuelve hoy a tener una comunidad enorme de m¨¢s de 200.000 rusos, muchos artistas escritores, periodistas. Pero tengo que decir que para lo que no estaba preparado, con lo que no hab¨ªa contado, era para lo que Putin acaba de hacer¡±.
Creo que hay nuevas formas de violencia dictatorial que todav¨ªa tenemos que investigar; pienso que el estalinismo ha sido una forma hist¨®rica concreta que est¨¢ condenada a morir, pero hay nuevas combinaciones que est¨¢n surgiendo
Schl?gel tambi¨¦n antes de Terror y utop¨ªa hab¨ªa estudiado espec¨ªficamente la importancia de San Petersburgo: ¡°No fui el primero en decirlo, pero s¨ª en situar a San Petersburgo en su justo papel como foco de la modernidad, lo que fue. Para m¨ª San Petersburgo era el otro centro de gravedad de la modernidad europea tanto prerrevolucionaria como posrevolucionaria. Es importante no poner el foco solamente en la l¨ªnea divisoria de la revoluci¨®n de Octubre, lo que hubo entre 1900 y 1930 fue una explosi¨®n enorme de talentos¡±. La ca¨ªda del muro berlin¨¦s tambi¨¦n jug¨® un papel de impacto en su postura: ¡°Estaba convencido de que la topograf¨ªa cultural de Europa despu¨¦s de la Guerra fr¨ªa deb¨ªa repensarse, y es a lo que me he dedicado las ¨²ltimas dos d¨¦cadas¡±. Y otro de sus polos es Ucrania: ¡°Ahora estoy estudiando el caso de Ucrania. Jarkov fue la capital de la Ucrania sovi¨¦tica y cuna del constructivismo, al pasear hoy por sus calles se ve lo que fue¡±.
Acerca de si sobreviven hoy d¨ªa demasiados estalinismos, Schl?gel se muestra interesado por el tema: ¡°Corea del Norte, Cuba¡ creo que hay nuevas formas de violencia dictatorial que todav¨ªa tenemos que investigar; pienso que el estalinismo ha sido una forma hist¨®rica concreta que est¨¢ condenada a morir, pero hay nuevas combinaciones que est¨¢n surgiendo, sin duda. Hay nuevas formas que se combinan con las antiguas en los nuevos reg¨ªmenes, lo estoy viendo en la propia Rusia. No hay una vuelta directa del estalinismo, pero s¨ª en las formas de propaganda y de difamaci¨®n, en la forma de hablar de la quinta columna. Hoy Putin vive en otro tiempo, lo que no significa que no sea peligroso. Creo que es muy peligroso. Estamos ante un fen¨®meno nuevo".
Babelia
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