Historia de Espa?a (en signos)
Una retrospectiva repasa en el Espacio Fundaci¨®n Telef¨®nica de Madrid la carrera de Alberto Coraz¨®n
Miren el logotipo de la ONCE. Unas letras amarillas precedidas de una figura esquem¨¢tica que camina con bast¨®n. Lleva en nuestras vidas 30 a?os y, sin embargo, no parece que el tiempo haya pasado por ¨¦l. Es eficaz, sencillo. Tan sencillo que nadie adivinar¨ªa el exhaustivo proceso de investigaci¨®n que despleg¨® su autor, Alberto Coraz¨®n (Madrid, 1942), antes de crearlo. Un despliegue digno de reportero, que incluy¨® entrevistas con vendedores de cupones para escuchar sus historias. Lo hizo con la ONCE y lo hizo con un hist¨®rico obrador de mazapanes de Toledo. Lo hace con todos. Detr¨¢s de cada una de las miles de criaturas de Coraz¨®n, hay una inmersi¨®n en el qu¨¦ y el cu¨¢ndo y el por qu¨¦. ¡°Antes de hacer un mono he escrito 20 p¨¢ginas¡±, sintetizaba el viernes el dise?ador, pintor y escultor, sentado en el Espacio de la Fundaci¨®n Telef¨®nica, donde este mi¨¦rcoles se abrir¨¢ una gran retrospectiva que repasa medio siglo de su carrera, Alberto Coraz¨®n. Dise?o: la energ¨ªa del pensamiento gr¨¢fico. 1965-2015.
Dise?o con vida inteligente, tambi¨¦n podr¨ªa bautizarse. Porque uno de los rasgos que distingue al creador es ese s¨®lido armaz¨®n intelectual sobre el que ha sustentado cada icono. La est¨¦tica es lo de menos. La moda no importa. La tendencia ya se ir¨¢. ¡°Viendo esta muestra te das cuenta de que su obra no ha envejecido¡±, destaca la comisaria, Ana Arambarri. A Coraz¨®n le importan el concepto, la funcionalidad, la transformaci¨®n, el beneficio que no tiene que ver con el consumo. Hasta 1984 la ONCE era una organizaci¨®n de asistencia de imagen at¨¢vica. El dise?o ayud¨® a catapultarla hacia un club moderno. ¡°Pasaron de la organizaci¨®n ben¨¦fica a un gran holding empresarial, es un modelo en todo el mundo¡±, dice con orgullo Coraz¨®n. No solo cambi¨® el aspecto de los cupones ¡ªarropado por una brillante campa?a de publicidad¡ª, tambi¨¦n dise?¨® mobiliario de oficina adaptado o ropas de trabajo (finalmente descartadas), cuyos bocetos se exponen. ¡°La est¨¦tica es el remate final del proceso. No nos dejemos llevar por el envoltorio¡±, se?ala. La ONCE es uno de los ejemplos que se estudia en las tesis sobre Coraz¨®n. Tesis que inciden en la influencia de su obra, una especie de lluvia que ha ido permeando la cultura visual espa?ola en los ¨²ltimos 50 a?os, junto a la de otros dise?adores como Satu¨¦ o Mariscal.
Tesoro P¨²blico, Biblioteca Nacional, Universidad Aut¨®noma de Madrid, Casa del Libro, Hispasat, Paradores, Mapfre, C¨ªrculo de Bellas Artes, Ayuntamiento de Murcia, Junta de Extremadura o Librer¨ªa Antonio Machado figuran entre su clientela. Todo esto en democracia, cuando el dise?o se convirti¨® en una liana a la que se aferraron los espa?oles para alejarse del moho franquista y aterrizar sobre un mundo nuevo, con colores, formas y belleza.
En ese salto resultaron capitales las reci¨¦n nacidas administraciones democr¨¢ticas. ¡°Al sector p¨²blico llegan j¨®venes cualificados que apuestan por la modernizaci¨®n a fondo del pa¨ªs, era el ¨²nico sector capaz de hacer el despegue. Esa nueva clase cree que el dise?o es una herramienta importante para la transformaci¨®n¡±, recuerda. Y ah¨ª estaba el MOPU (ahora Fomento). El ministerio de los ferrocarriles, el hormig¨®n y la maquinaria pesada decide aligerar su aspecto. Y sus formas. Coraz¨®n no solo proporciona el logo que se encontrar¨¢ en los mapas oficiales de carreteras. Elabora tambi¨¦n su manual de normas de identidad corporativa, todo un best-seller en el aparato estatal, adoptado por La Moncloa a partir de 1982. Un texto que enterraba el protocolo envilecedor hacia los cargos p¨²blicos de la dictadura (los vuecencia, su excelencia y dios guarde a usted de las d¨¦cadas anteriores) y oxigenaba las relaciones. ¡°Las personas dejaban de ser tratadas como s¨²bditos y pasaban a ser tratadas como ciudadanos¡±, rememora.
Los cuatro ejes de la muestra
Mundo editorial. Un resumen de sus dise?os de libros, revistas y carteles, desde 1965 hasta su ¨²ltima obra de 2015.
Logos. Una pared dedicada a reconoci
Dise?o industrial. Se expone, entre otros, el proceso creativo del tel¨¦fono Domo.
Objetos. Ceniceros, relojes, juegos de ajedrez, sillas...
Algo que sin duda le celebrar¨ªa su director de tesis, el escritor y economista Jos¨¦ Luis Sampedro. Porque antes de hacerse a la mar gr¨¢fica, Coraz¨®n se licenci¨® en Econ¨®micas y Pol¨ªticas, todo aquello que interesaba a los j¨®venes que viv¨ªan inc¨®modos entre las estrecheces franquistas. Al acabar en la universidad fund¨® junto a otros compa?eros la editorial Ciencia Nueva y, por aquello de seguir la senda de un abuelo impresor al que admiraba como solo se admira a los abuelos, se reserv¨® el ¨¢rea de producci¨®n. Cuando los pliegos del primer libro, Ciencia y pol¨ªtica del mundo antiguo, de Benjamin Farrington, ¡ªuna provocaci¨®n en 1965; la editorial fue cerrada por la dictadura un lustro despu¨¦s¡ª estaban listos, descubrieron que no ten¨ªan portada. Y all¨ª estaba Coraz¨®n. As¨ª empez¨® todo.
¡°Es que entonces en Espa?a no exist¨ªa ni la palabra dise?o. Casi hasta la Transici¨®n fuimos grafistas¡±. En la exposici¨®n pueden verse sus aportaciones a Ciencia Nueva, que le introdujeron en el mundo editorial tan presente en su carrera, como evidencian sus creaciones para Anaya ¡ª¨¦l dignific¨® los libros de texto: ¡°eran una agresi¨®n para los ni?os¡±¡ª y otros encargos de Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez, incluida la Casa del Lector.
Los ochenta fueron el despegue. El dise?ador proporcion¨® identidad simb¨®lica a quien no la ten¨ªa, como algunas autonom¨ªas de nueva f¨¢brica (La Rioja, Extremadura...) y a empresas que comenzaron a vislumbrar la trascendencia de la imagen, vendieran seguros o habitaciones de hotel. En los a?os de apogeo, Coraz¨®n dise?¨® desde objetos como el tel¨¦fono Domo a la iconograf¨ªa de la red de Cercan¨ªas de RENFE, incluidos mobiliario urbano y planos de las l¨ªneas.
Luego la crisis lo trastoc¨® todo. Cerr¨® el estudio y dijo adi¨®s al dise?o: ¡°Hace unos a?os vivimos una apoteosis de la mediocridad. Mis clientes penalizaban la excelencia. Todo alrededor era mediocre. Decid¨ª que no quer¨ªa participar en esa ceremonia¡±. Pero fue una despedida temporal. Coraz¨®n ha vuelto, atra¨ªdo por la ebullici¨®n de ideas en ¨¢mbitos modestos. Se siente m¨¢s libre para decir no, aunque ahora le envuelvan t¨ªtulos pomposos: en 2006 se convirti¨® en el primer dise?ador que ingresaba en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. A ¨¦l le conmueve m¨¢s encontrarse a un desconocido en una gasolinera que le agradezca algo tan elemental, e inexistente antes, como un diagrama que ayude a orientarse a los usuarios de un cercan¨ªas. Lo de menos es la est¨¦tica.
Babelia
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