Toros imponentes, respeto creciente
Eugenio de Mora cort¨® una oreja sin peso alguno al primero de la tarde, que embest¨ªa con la cara a media altura y sin calidad, y con el que el torero mostr¨® oficio y poco m¨¢s.
El nombre de esta feria no es balad¨ª. El toro es el protagonista y eligen a conciencia a los m¨¢s serios del campo. Imponentes, como los de ayer, del Conde de la Maza, de impresionante trap¨ªo, de una seriedad y un cuajo deslumbrantes. Y esta circunstancia hace que los toreros hagan el pase¨ªllo con la mosca detr¨¢s de la oreja; m¨¢xime si, adem¨¢s, su comportamiento, como as¨ª fue, es ¨¢spero, brusco, deslucido y cuajado de dificultades. Se entiende, pues, que todos los actuantes, desde el primer espada hasta el torilero, se tienten la ropa ante semejantes oponentes.
De la Maza/De Mora, Nazar¨¦, Del ?lamo
Toros de Hdros del Conde de la Maza, muy bien presentados, mansos, descastados, duros y muy complicados.
Eugenio de Mora: estocada trasera (oreja); pinchazo en los bajos y casi entera tendida y baja (silencio).
Antonio Nazar¨¦: casi entera atravesada (silencio); estocada atravesada y cinco descabellos (silencio).
Juan del ?lamo: pinchazo y metisaca (silencio); media estocada y un descabello (silencio).
Plaza de Pamplona. 12 de julio. Sexta corrida de la feria de San Ferm¨ªn. Lleno.
En fin, que los toros sevillanos no permitieron confianza alguna, y las cuadrillas se presentaron con buenas dosis de precauci¨®n, lo que, en modo alguno, facilita el toreo. En una palabra, la corrida, muy dificultosa; y los toreros, a la defensiva. Mala combinaci¨®n.
A pesar de todo, Eugenio de Mora cort¨® una oreja sin peso alguno al primero de la tarde, que embest¨ªa con la cara a media altura y sin calidad, y con el que el torero mostr¨® oficio y poco m¨¢s. Enorme, de presencia intachable era el cuarto, pero todo lo que luc¨ªa de guapo lo manch¨® con brusca agresividad y mala condici¨®n. De Mora hizo lo que humanamente pudo, que fue poco, y lo despach¨® de manera nada ortodoxa.
Antonio Nazar¨¦ no tuvo opciones, pero lo intent¨® de veras porque no le sobran contratos. No es torero para la guerra del toro duro y pas¨® desapercibido. Permiti¨® que a su primero le dieran muy fuerte en varas y el animal se par¨® antes de tiempo; con el quinto, tan deslucido como los dem¨¢s, intent¨® justificarse y pas¨® un mal rato con el descabello y el enfado de las pe?as.
Tampoco tuvo motivos de satisfacci¨®n Juan del ?lamo, a quien parece que le ha abandonado la alegr¨ªa del comienzo de temporada. Muy complicado y con sentido fue el comportamiento del tercero, y bastante hizo con zafarse de los ga?afones, pero el sexto fue el m¨¢s claro y el torero no se confi¨®. Hubo pases sueltos e ins¨ªpidos, y qued¨® la sensaci¨®n de que el respeto ante el toro pudo m¨¢s que su ilusi¨®n por el triunfo.
Babelia
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