La falta de criterio presidencial marc¨® la novillada celebrada en Las Ventas
Concedi¨® una oreja sin m¨¦rito al venezolano Vanegas y se la neg¨® al colombiano Valencia
El venezolano Manolo Vanegas cort¨® una oreja en Las Ventas por una faena de muy pocos m¨¦ritos, mientras que al colombiano Guillermo Valencia se la neg¨® el presidente tras una labor mucho m¨¢s asentada. Con menos de un cuarto de entrada, se lidiaron tres novillos -primero, segundo y sexto- de Toros de la Plata, dos -tercero y cuarto- de Herederos de Antonio Ord¨®?ez y un sobrero -el quinto- de Aurelio Hernando, desiguales de todo. El mejor, con clase y suavidad, primero; el blando segundo defendi¨®; el manso tercero embisti¨® en la muleta; el cuarto fue deslucido; el quinto se vino a menos; y muy soso, el sexto.
Jorge Escudero: media perpendicular, ca¨ªda y atravesada (silencio tras aviso); y pinchazo, y media desprendida y atravesada (silencio).
Manolo Vanegas: tres pinchazos y descabello (silencio tras aviso); y estocada ligeramente trasera (oreja);
Guillermo Valencia: estocada ca¨ªda (vuelta al ruedo tras petici¨®n); y pinchazo y estocada (silencio tras aviso).
En la enfermer¨ªa fue atendido Escudero de "un puntazo sobre cabeza de peron¨¦ izquierdo, con contusi¨®n del nervio ci¨¢tico popl¨ªteo externo. Pron¨®stico reservado". La historia de la calurosa tarde tuvo doble lectura. Una, con final feliz, firmada por los debutantes Manolo Vanegas y Guillermo Valencia, que con actitud, entrega y buenas maneras, cayeron de pie en su debut en Madrid; y otra marcada por la tristeza de un novillero ahogado en su propio verdor, Jorge Escudero, que a buen seguro se acordar¨¢ del buen primer novillo y la ocasi¨®n perdida.
Lo il¨®gico fue el baremo por el que se rigi¨® el presidente, que no le dio la oreja a Valencia en su primero y, en cambio, se la concedi¨® despu¨¦s a Vanegas en el quinto por una faena de mucho menos calado y, por supuesto, con escasos pa?uelos en la petici¨®n. Falt¨® criterio y, sobre todo, sensibilidad. Vanegas mostr¨® sus credenciales con un arrebatado saludo de capote a su primero, novillo que se dej¨® las fuerzas en el peto, lleg¨® a la muleta defendi¨¦ndose y se qued¨® corto. El debutante se mostr¨® tesonero, dispuesto a no dejarse ganar la pelea, pero la faena no lleg¨® a tomar vuelo por lo poco que colabor¨® el utrero.
Con dos faroles de rodillas salud¨® Vanegas al cuarto, que se vino muy a menos despu¨¦s de un esperanzador inicio de faena. El venezolano estuvo valiente y pis¨® terrenos comprometidos en una labor muy firme. Acert¨® con una buena estocada y, sorprendentemente, el presidente concedi¨® una oreja muy devaluada que provoc¨® el enfado del p¨²blico y los gritos de "fuera del palco".
El colombiano Valencia se enfrent¨® a un primer novillo que, pese a mansear en los primeros tercios, y a ser tardo en las arrancadas, respondi¨® en la muleta de un torero muy entregado, que tore¨® de largo, se qued¨® en el sitio entre pase y pase, y condujo con autoridad y asentamiento a su oponente por el pit¨®n derecho.
Le falt¨® un punto m¨¢s de temple y reposo, sobre todo al natural, pero pes¨® m¨¢s la actitud del debutante, que cerr¨® la faena por estatuarios antes de salir por los aires al tirarse con la espada a matar o morir. Hubo petici¨®n de oreja, pero aqu¨ª el presidente no la concedi¨®, y debi¨® conformarse con la vuelta al ruedo.
El sexto se movi¨® con mucha soser¨ªa y sin humillar. Valencia volvi¨® a mostrarse suficiente en una faena con momentos de buen toreo, pero venida a menos al final, con el animal ya apagado por completo.
A Escudero se le not¨® lo poco toreado que est¨¢ (era su segunda actuaci¨®n en dos temporadas, y ambas en esta misma plaza) para aprovechar las bondades de su primer novillo, un animal con calidad, un punto tardo, pero repetidor en sus nobles y suaves embestidas en cuanto tomaba la muleta.
El vallisoletano estuvo atenazado y demasiado tenso durante toda la faena, y, aunque hubo ciertos momentos en los que traz¨® alg¨²n pase con buen aire, la sensaci¨®n final fue de que el novillo ¡®se le fue enterito¡¯ a Escudero, que desperdici¨® una oportunidad de oro. El cuarto, en cambio, fue un novillo que no se prest¨® nada al lucimiento de un Escudero tan voluntarioso como anodino.
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