Buenas maneras del mexicano Gerardo Rivera en su debut en Madrid

El mexicano Gerardo Rivera protagoniz¨® lo m¨¢s destacado ayer en Las Ventas, en la que dio una vuelta al ruedo en la tarde de su presentaci¨®n en Madrid, mientras que los otros dos debutantes, Alejandro Conquero, natural de Huelva, y el colombiano Santiago S¨¢nchez Mej¨ªa, pasaron sin decir gran cosa. Con un cuarto de entrada en los tendidos, se lidiaron novillos de Los Chospes, desiguales de hechuras y comportamiento. Los mejores, el mansito primero y, sobre todo, el cuarto, aplaudidos ambos en el arrastre. El segundo se desfond¨® pronto; sin clase y deslucido, el tercero; muy soso y apagado, el quinto; y manejable el sexto.

Tarde de monteras en mano y sue?os en ciernes. La terna de novilleros actuantes hac¨ªa su debut en la primera plaza del mundo y de los tres hubo uno que sobresali¨® por encima del resto: el mexicano Gerardo Rivera, torero con actitud y, sobre todo, con aptitudes art¨ªsticas.

Rivera se present¨® ante la afici¨®n vente?a con una comprometida portagayola al novillo que abri¨® el festejo, que sali¨® suelto del caballo. El torero de Apizaco banderille¨® con m¨¢s voluntad que acierto, y con la muleta realiz¨® una labor ligada, mostr¨® firmeza, aunque pec¨® de rapidez. Se luci¨® al natural, por desplantes y manoletinas como fin de una faena argumentada en la disposici¨®n. La espada fue otra cosa.

A la puerta de toriles volvi¨® a irse Rivera para recibir al cuarto, con el que, adem¨¢s de volver a estar en novillero, anduvo mucho m¨¢s templado que en su anterior labor para firmar muletazos de muy buena ejecuci¨®n por ambos pitones. Especialmente buenos fueron un par de naturales, pero todo el conjunto estuvo a notable nivel por la firmeza y seguridad que transmiti¨® frente al novillo.

La pena fue que la estocada entera que agarr¨® no hizo su efecto, y perdi¨® toda posibilidad de triunfo con el verduguillo. Dio la vuelta al ruedo, con todo merecimiento, aunque le costara el disgusto a alguno de los asistentes, de esos que prefieren el vaso medio vac¨ªo.

El onubense Conquero mostr¨® sus credenciales con tres largas de rodillas como saludo a su primer novillo en Madrid, un animal que, tras hincar dos veces los pitones en la arena y sufrir un volat¨ªn en banderillas, lleg¨® pr¨¢cticamente desgastado y rajado a la muleta, lo que propici¨® que el debutante, que inici¨® y finaliz¨® faena de hinojos, no pudiera pasar de animoso. El quinto fue novillo noble y soso al cincuenta por ciento, y Conquero realiz¨® una labor de largo metraje y poco eco.

El primero del tercer debutante, el colombiano S¨¢nchez Mej¨ªa, fue novillo con pies de salida, que, tras una desastrosa lidia, se hizo amo y se?or del ruedo. Lo m¨¢s relevante del primer tercio fueron dos lopecinas de Rivera en su turno de quites, ya que el de Medell¨ªn apenas se hizo notar, como si no fuera con ¨¦l la cosa. Tambi¨¦n qued¨® in¨¦dito en la muleta con un novillo muy deslucido, al que tore¨® con la voz y sin confiarse en una faena excesivamente larga y anodina. En el que cerr¨® plaza volvi¨® a evidenciarse la poca experiencia de S¨¢nchez Mej¨ªa, otra vez tapado durante la lidia, aunque en la muleta dejara alg¨²n apunte aislado en un conjunto de poca trascendencia. Lo mejor, la estocada.

Santander: triunfal comienzo a caballo

Tarde amable de rejoneo para abrir la feria de Santander, con doble triunfo de Diego Ventura, que tir¨® de efectos especiales, y Leonardo Hern¨¢ndez, que apost¨® por un toreo a caballo acad¨¦mico. Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron toros de Herederos de ?ngel S¨¢nchez y S¨¢nchez, reglamentariamente despuntados, nobles y colaboradores, a pesar de faltarles empuje y casta. El sexto ofreci¨® las arrancadas m¨¢s vibrantes, sobre todo en la primera mitad de su lidia.

Ferm¨ªn Boh¨®rquez: rej¨®n trasero (silencio); y pinchazo, dos medios rejones y cuatro descabellos (divisi¨®n de opiniones tras aviso); Diego Ventura: rej¨®n y descabello (oreja); y pinchazo y rej¨®n (dos orejas), y Leonardo Hern¨¢ndez: pinchazo y rej¨®n ca¨ªdo con derrame de efecto fulminante (ovaci¨®n); y rej¨®n fulminante (dos orejas).