Carl Andre, minimalista de m¨¢ximos
El artista estadounidense a?adi¨® un cap¨ªtulo m¨¢s a la escultura en el siglo XX: de la forma cerrada a la construida. La exposici¨®n en el Museo Reina Sof¨ªa reconstruye su historia
A lo largo de toda su carrera, Carl Andre (Massachusetts, 1935) utiliz¨® materiales pesados como el acero, el plomo, el m¨¢rmol o bloques de madera que encontraba en los lugares donde se dispon¨ªa a trabajar, pero lo hac¨ªa con una ligereza y sutileza extraordinarias. Procuraba no manipularlos. Una pieza de granito o metal colocada rigurosamente junto a otra, solo toc¨¢ndose, sin interponerse ni penetrarse, era en s¨ª una escultura y pod¨ªa ser tan expresiva como un rostro, con sus huellas y marcas que revelan el paso del tiempo.
Con Andre, la obra era su propia naturaleza geol¨®gica y un ritmo, como la m¨²sica serial o el trote de un caballo de vapor. Contexto, an¨¢lisis y deseo; experiencia del tiempo y transici¨®n conforman el margen material del objeto escult¨®rico. Se ruega pisar, pero no tocar. Andre puso un cap¨ªtulo m¨¢s a la larga historia de la escultura del siglo XX, de la forma cerrada a la construida, de la verticalidad a la horizontalidad, de la l¨®gica interna de las formas a la pura exterioridad, de la autosuficiencia a la generosidad, de los temas convencionales (el cuerpo) a la aritm¨¦tica y el readymade. Fin de la modernidad.
Frente a sus obras se tiene la impresi¨®n de que el espacio interno es expulsado del material a la espera de una nueva lectura
Andre edita espacios, es un minimalista de m¨¢ximos, porque suma constantemente (m¨®dulos, actitudes) y porque a diferencia de otros artistas minimalistas quiz¨¢s m¨¢s conocidos ¡ªJudd, Sol LeWitt¡ª se permite momentos de ternura y nostalgia. Frente a sus obras se tiene la impresi¨®n de que el espacio interno es expulsado del material a la espera de una nueva lectura del espectador, como ocurre con sus ya cl¨¢sicas alfombras hechas con placas de metales de diferentes colores y brillo dispuestas borde contra borde para formar cuadrados: pisamos una escultura bidimensional, el interior "se ha vaciado", no hay peso, el material es una especie de absoluto, un dispositivo compositivo alejado de todo ilusionismo. En el Palacio de Vel¨¢zquez, sede alternativa del Reina Sof¨ªa, se muestran algunas de sus composiciones m¨¢s conocidas, cada conjunto tiene su propia ley combinatoria en funci¨®n del material y gravedad de las piezas. Perfectamente instaladas en islas, descentradas de s¨ª mismas, parecen "momentos" de escultura, m¨¢s que esculturas propiamente dichas.
Pero la magia del encuentro con Andre est¨¢ en el edificio Sabatini, all¨ª encontramos al artista m¨¢s s¨®lido, donde el poeta guarda la precisi¨®n, la intensidad y la dignidad (la dignitas como valor inherente). Palabras dispuestas en orden espacial por letras o s¨ªlabas en estructuras modulares, tachadas, escritas a m¨¢quina en las p¨¢ginas de un bloc, tienen la astringente plenitud que deb¨ªan de tener los paisajes de su infancia y juventud en Quincy, ciudad famosa por sus canteras de granito y por ser el punto de origen de la Granite Railway, una de las primeras v¨ªas f¨¦rreas de Estados Unidos. Hay tambi¨¦n dibujos, fotograf¨ªas y assemblages humor¨ªsticos, juegos visuales muy poco conocidos que el artista llama dada forgeries y en donde se refleja la verdad desnuda de la escultura dentro de la dicci¨®n de sus respectivos estilos.
Se muestran algunas de sus composiciones m¨¢s conocidas, cada conjunto tiene su propia ley combinatoria en funci¨®n del material y gravedad de las piezas
Con Andre, la escultura/poes¨ªa genera su propio futuro. Una palabra/un bloque de granito/un tronco es una palabra que es una palabra, como la rosa de Gertrude Stein. Por eso esta retrospectiva nunca se queda corta. La labor de los comisarios de explicar cada faceta de su trabajo ha sido concienzuda y responde al inter¨¦s de un museo p¨²blico con sus p¨²blicos. Escultura como trenes rigurosamente colocados.
Carl Andre. La escultura como lugar, 1958-2010. Museo Reina Sof¨ªa y Palacio de Vel¨¢zquez. Madrid. Comisarios: Philippe Vergne y Yasmil Raymond. Hasta el 12 de octubre.
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