Los enigmas de William Tucker
Las monumentales esculturas y dibujos presentados en el Museo de Bellas Artes de Bilbao recorren sus 30 ¨²ltimos a?os de carrera y su abandono del minimalismo
William Tucker (El Cairo, 1935), uno de los escultores m¨¢s reconocidos internacionalmente, abandon¨® el minimalismo a mediados de la d¨¦cada de los ochenta. En esa ¨¦poca dej¨® de hacer piezas de car¨¢cter conceptual y comenz¨® a interesarse por la escultura de grandes vol¨²menes que pod¨ªa modelar y realizar en yeso o bronce, con sus propias manos, a la manera de Auguste Rodin. Es precisamente esta ¨²ltima etapa, que abarca los ¨²ltimos 30 a?os del trabajo de Tucker, la que muestra esta exposici¨®n, que consta de casi 50 esculturas y un n¨²mero similar de dibujos. Sus vol¨²menes enigm¨¢ticos parecen megalitos emergiendo de la tierra. Lo que caracteriza a estas piezas, ya sean en yeso o en bronce, es el juego que se establece entre figuraci¨®n y abstracci¨®n, la fluidez de la masa, la falta de precisi¨®n en el modelado y el aspecto pesado con sensaci¨®n de non finito, en el l¨ªmite entre la forma y lo informe. En estas masas son reconocibles fragmentos del cuerpo humano.
La muestra comienza con una enorme mano de aspecto vulnerable, Cueva (2005), que causa un gran impacto emocional, situada en la Gran V¨ªa de Bilbao. Ya en el museo, destacan Mensajero (2001), que representa un pie en movimiento; Maia (1997), un sensual torso femenino, s¨ªmbolo de la fertilidad, y la memorable cabeza humana Homenaje a Rodin (Bibi), (1999), toscamente representada con una figuraci¨®n que remite a voluptuosas y rotundas piedras, como meteoritos. La exposici¨®n se cierra con cuatro grandes esculturas en las que se reconocen fragmentos del cuerpo humano, con denominaciones de dioses extra¨ªdos de la mitolog¨ªa griega, Tetis, Cronos, Rea y Urano (1985), que simbolizan la vida y la muerte. Tucker, con una figuraci¨®n f¨¦rtil ligada a la de los creadores de los monumentos megal¨ªticos y de la Venus de Willendorf del arte prehist¨®rico, reflexiona sobre las diferentes etapas en que se habita el propio cuerpo. Sus misteriosas esculturas, monumentales, de superficie rugosa y textura ¨¢spera, expresan la fragilidad y la naturaleza ef¨ªmera de la existencia humana.
William Tucker. Masa y figura. Museo de Bellas Artes. Bilbao. Hasta el 14 de septiembre.
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