Roc¨ªo M¨¢rquez: ¡°Entre los flamencos, somos angelitos¡±
La onubense combina la vanguardia y la tradici¨®n en su cante
A base de la ciencia que le han proporcionado sus profundos estudios ¡ªcon doctorado sobre la voz incluido¡ª y los ecos de recuerdo que le traen cantes espont¨¢neos de quienes se acodaban en la barra de La Madrile?a, la taberna de su abuelo en Huelva, Roc¨ªo M¨¢rquez, paso a paso, a sus 29 a?os, se ha convertido en una figura fundamental del nuevo flamenco. Aporta la pureza y el riesgo que afianz¨® durante sus a?os de formaci¨®n en la Fundaci¨®n Cristina Heeren, donde despu¨¦s ha ense?ado. Pero tambi¨¦n ahora, un encanto de estrella sana, accesible e irresistiblemente ascendente. Se ha implantado con discurso propio y la audacia de sus homenajes a Lorca o discos asombrosos como Claridad o El ni?o, sedienta de romper barreras.
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Roc¨ªo M¨¢rquez (Huelva, 1985) apareci¨® como ni?a prodigio en varios programas de televisi¨®n. En 2008 gan¨® la L¨¢mpara Minera del Festival de Cante de Las Minas y los cuatro primeros premios ¡ªhasta entonces solo conseguido por Miguel Poveda¡ª y en los ¨²ltimos a?os se ha consagrado como una de las figuras j¨®venes del flamenco.
Estudi¨® m¨²sica en la sevillana Fundaci¨®n Cristina Heeren y tiene un doctorado sobre la voz.
'El ni?o' es su ¨²ltimo disco. Con ¨¦l recorre con ¨¦xito toda Europa conquistando a la cr¨ªtica y al p¨²blico. El ¨¢lbum transmite el legado del mito sevillano de flamenco Pepe Marchena. La obra de Roc¨ªo M¨¢rquez se mueve entre tradici¨®n y vanguardia.
Pregunta. Siempre hemos tenido en mente al cantaor instintivo. Pero usted ha estudiado mucho su arte. ?Eso es bueno o malo?
Respuesta. Depende a qui¨¦n se lo digas. Para m¨ª, por encima de bueno o malo, es lo que soy. Si intentara cantar de otra manera o fingirlo, ser¨ªa absurdo. En mi generaci¨®n no podemos abordar el arte como si hubi¨¦semos conocido la guerra o pasado hambre. Los estudios, hoy en d¨ªa, son b¨¢sicos. Hay que reformar el discurso, si nos quedamos con lo de otras ¨¦pocas entramos en el desfase.
P. ?Qu¨¦ representan ustedes como generaci¨®n?
R. Me da un poquillo de miedo definir esas cosas. Desde peque?a he tenido la suerte de poderme acercar a lo cl¨¢sico en las pe?as. Viv¨ªa al lado de una y en mi casa siempre se ha escuchado cante. Mi abuelo ten¨ªa una taberna t¨ªpica, con su cabeza de toro, y all¨ª cantaban muchos hombres en la barra. No s¨¦ la cantidad de servilletas que guardo con las letras que escuch¨¦ o me soplaba mi t¨ªo Miguel, que me daba consejos. Por otro lado, me metieron en el conservatorio a estudiar piano. Mi maestra de canto, Gloria Mu?oz, era soprano. No me quedo en mi mundo, aprendo de los que voy conociendo.
P. En el flamenco siempre se habla de los puristas, pero en los ¨²ltimos tiempos, no ha existido g¨¦nero m¨¢s mestizo. ?Ser¨¢ que se siente a gusto coqueteando con otras m¨²sicas?
R. En eso nos ayud¨® mucho Enrique Morente. Pero quedan puristas. M¨¢s en el cante. Quiz¨¢s porque lo sentimos como el elemento madre. Cualquier pasito cuesta mucho m¨¢s. Hay que justificar cada fusi¨®n. Todo acarrea sus l¨ªmites y una tiene su corazoncito. Si entras al riesgo, no se pueden poner barreras. Sin miedo, pero sin ofender.
P. Usted, por mucho que pruebe, se arriesgue y estudie, conserva una exquisita pureza. ?De d¨®nde viene?
R. Yo creo que no hay que hacer nada que no se sienta. Probarlo, s¨ª. Yo probar, todo. Pero sin dejar de respetar. Sobre todo, a una misma.
P. Aunque pertenezcan a una quinta que no ha sido ara?ada por el hambre, ?es necesaria cierta conciencia de clase en el flamenco?
R. No estoy muy de acuerdo con eso. A ver si lo digo sin resultar brusca: lo que hemos vendido como flamenco no incorpora las diferentes culturas de este arte. Hemos sido un ejemplo en mostrar c¨®mo diferentes procedencias, payos, gitanos, pueden convivir de manera natural. En razas y en estilos musicales. Ha existido mucha poes¨ªa, mucho mito. Hemos sido la expresi¨®n de un pueblo oprimido, pero si revisamos la Historia, encontramos tambi¨¦n cantaores con criada. Se desmonta un poco la pel¨ªcula, ?no?
P. ?Se acuerda de su primer quej¨ªo?
R. No, pero lo he visto porque est¨¢ grabado en v¨ªdeo. Ten¨ªa dos a?os. Muy gracioso, manten¨ªa el tono y daba las notas. Luego segu¨ª. As¨ª, hasta que a los 8 a?os ingres¨¦ en la pe?a y empec¨¦ a aprender fandangos. Al poquito tiempo ya cantaba en p¨²blico algunas letrillas.
P. ?C¨®mo supo despu¨¦s que ser¨ªa cantaora y no otra cosa?
R. Cuando ves que la gente se emociona con lo que le das y que luego, en los momentos malos, eso es lo que te queda en la cabeza, no hay vuelta atr¨¢s.
P. ?Hay una manera de ser flamenca?
R. A m¨ª me llama mucho la atenci¨®n cuando hablan de ciertas maneras de vivir. No es cuesti¨®n de retractarse porque una se ha movido por ciertos ambientes, pero ahora todo est¨¢ un poco m¨¢s calmao. No quiere decir que las fiestas o reuniones hasta la ma?ana siguiente no existan, esas cosas surgen. En mi generaci¨®n, a veces se da, pero no es lo que prima. Dime t¨² c¨®mo aguantas el verano, si tienes que cantar cuatro d¨ªas a la semana.
P. Antes aguantaban.
R. Hab¨ªa ayudas externas, yo nada m¨¢s que digo eso. Ahora estamos todo el d¨ªa con los t¨¦s y la Coca-Cola Light: vaya tela. No son hechuras. Pues eso, que somos hijos de otra cosa.
P. O sea, que con agua mineral tambi¨¦n se puede llegar al coraz¨®n de la gente.
R. As¨ª es.
P. ?Se ara?an por divismo entre ustedes, las cantaoras?
R. Qu¨¦ va. Si somos unos angelitos. Aunque los rifirrafes que haya tenido no te los voy a nombrar. Cuando surgen problemas, alguien aprecia que peligra el pan. Ah¨ª salta algo instintivo. Pero cuando uno entiende que hay hueco para cada uno y que no todos tenemos que hacer lo mismo, ya est¨¢.
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