Santidad del asesino

Los t¨®picos de la cr¨®nica negra nos han acostumbrado a un modelo de relato donde la informaci¨®n sobre un crimen admite el contrapunto de los testimonios de vecinos y allegados que dan cuenta del car¨¢cter apacible y educado del supuesto asesino de turno. Bernie, la extra?¨ªsima mezcla de documental, falso documental y comedia negra que rod¨® Richard Linklater tres a?os antes de estrenar Boyhood (2014), se levanta sobre ese lugar com¨²n para soltar una buena andanada de preguntas inc¨®modas.

Todo parte de un caso real: el asesinato de una anciana rica de mal car¨¢cter por parte de su joven amante, un afeminado esteta de las pompas f¨²nebres. La recreaci¨®n de la historia ¨Cpresidida por un Jack Black deslumbrante- se combina con una mezcla de testimonios reales y ficticios de vecinos de Carthage (Texas) que insisten en la bondad del asesino (y el indeseable temperamento de la v¨ªctima). El resultado es un elaborado juego transgen¨¦rico, sabiamente provocador, que desvela zonas de ambig¨¹edad en el sistema legal y celebra, de forma harto retorcida, una cohesi¨®n de comunidad.