Contra la inspiraci¨®n
El aburrimiento en la vida creadora posee una particular biolog¨ªa
Muy parecido al aburrimiento es el lapso en que al artista no se le ocurre nada. Y es tan in¨²til tratar de combatir el tedio mediante ejercicios presupuestados como combatir con recetas la falta de inspiraci¨®n que se aposenta como un monarca absoluto.
Ambos pasajes (pasajeros) tienden a creerse una desdicha en el orden pagano o popular pero, profesionalmente, la falta de inspiraci¨®n, ese periodo en que el artista se cree abandonado o despedido, se revela al cabo como una mina de productividad. No es f¨¢cil desplazar o superar el tedio ni el vac¨ªo de la inspiraci¨®n, pero esto mismo indicar¨ªa ya que la calidad de su potencial dista mucho de ser mediocre.
Si todo aquello que nos inspira se asimila al advenimiento de un algo, la nada en la ideaci¨®n es portentosamente la nada. Si de la creaci¨®n se acepta que posee una autonom¨ªa casi ingobernable, su ausencia crea enseguida parajes lib¨¦rrimos parezcan o no barbechos.
Al contrario pues de lo que puedan dar a entender sus pobres aspectos, tanto el aburrimiento como el desmayo en la vida creadora, poseen una particular biolog¨ªa que si hace al sujeto quedar en suspenso lo deja tambi¨¦n ¡°des-sujetado¡±. Libre m¨¢s que atascado. Potenciado antes que agotado. Secretamente engalanado mejor que desarrapado.
Basta haber experimentado alguna vez esta experiencia considerada como negativa para comprender el alt¨ªsimo valor que en la vida ocupa el vac¨ªo. Tiempos e intervalos empantanados, colecci¨®n de tremedales insanos en cuyo interior la gran inspiraci¨®n se encuentra hundida.
Del mismo modo, ?c¨®mo no pensar en el superficial rid¨ªculo de aqu¨¦l que se atribuye o le atribuyen hallarse inspirado? La inspiraci¨®n en la mayor¨ªa de los supuestos no es m¨¢s que lentejuelas de la actividad. Se siente alguien inspirado y se sienta a escribir. Le viene a uno una inspiraci¨®n y, como si sintiera la urgencia del urinario, se apresura a vaciarse sobre la partitura, el lienzo o el papel. Son momentos acuciantes que se insertan en el oficio como quincallas y que, por lo com¨²n, acompa?an la obra de sonajeros.
Dec¨ªa Pedro Salinas en La voz a ti debida: ¡°La luz, lo malo que tiene, es que no viene de ti¡±. Pero, ?desear¨ªa Pedro Salinas que llegara la luz de ella? Claro que no. A?ad¨ªa Salinas: ¡°Es que viene de los soles, de los r¨ªos, de la oliva. Quiero m¨¢s tu oscuridad¡±. Igualmente, la inspiraci¨®n (esa luz) lo malo que tiene es que, con temeraria frecuencia, no viene de lo mejor.
Cuando una melod¨ªa, una pintura o una literatura nos conmueven profundamente no ser¨¢ porque fueron creadas bajo la vulgar bombilla de la inspiraci¨®n si no, en todo caso, gracias a la ayuda de la espiraci¨®n. Y, sobre todo, de la expiraci¨®n. Una met¨¢fora candente explorando entre los soles, r¨ªos u olivas, de la brillante oscuridad.
Babelia
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