El pasado que vive en Rusia
Andrei Konchalovsky estrena 'El cartero de las noches blancas', con la que obtuvo el premio al mejor director en el pasado festival de Venecia
"Un viaje a lo m¨¢s profundo del pueblo ruso", as¨ª define Andrei Konchalovsky (Mosc¨², 1937) El cartero de las noches blancas, pel¨ªcula por la que gan¨® el Le¨®n de Plata en la pasada edici¨®n del Festival de Venecia. El director, durante su larga trayectoria, ha trabajado tanto en su pa¨ªs natal, con historias que han tocado distintas vertientes de este vasto territorio como Siberiada (1966), por la que gan¨® el premio del jurado del festival de Cannes o la adaptaci¨®n de la obra de Ch¨¦jov Tio Vania -"a este autor le llevamos todos los rusos dentro"-, como en Estados Unidos, con filmes como Tango y Cash con Sylvester Stallone y Kurt Russell.
En El cartero de las noches blancas, que se estrena este viernes, retrata la realidad de un pueblo a las orillas del lago Kenozero, un parque nacional al norte del pa¨ªs. Konchalovsky encuentra un grupo de gente "normal, sencilla", ajeno a muchos de los avances y costumbres del siglo XXI, cuyo ¨²nico enlace con la ciudad es el cartero del pueblo. Un retrato psicol¨®gico de todos esos rusos que todav¨ªa viven en esas circunstancias. "Quiero mostrar al p¨²blico, a trav¨¦s de Lyokha [el protagonista], el alma de estos hombres, que se mantienen con los pies en el suelo y aprenden observando lo que les rodea e interactuando con ello", explica el director y guionista que se?ala el gran contraste que existe entre la Rusia del pasado y la del futuro. Pero "es un pa¨ªs que avanza", remarca.
Para mostrar la realidad que ha reflejado en la pantalla, Konchalovsky recurri¨® a actores no profesionales, con la excepci¨®n de Elena Ermolova que encarna a Irina, una actriz de fuerte personalidad que imprime car¨¢cter a su personaje, una mujer que, con su presencia imponente, se hace valer en un mundo de hombres. "Encontrar al cartero me llev¨® un a?o y medio", confiesa el director. Aleksey Tryapitsyn es Lyokha, el ¨²nico nexo entre el pueblo y la ciudad. Cada d¨ªa cruza el lago con su barca para llevar al pueblo lo necesario, no solo cartas: el dinero de las pensiones, pan, noticias... "Se ha revelado como un incre¨ªble actor", destaca el director que, para dar una mayor veracidad y realismo, escond¨ªa algunas de las c¨¢maras que captaban las escenas, truco que no conoc¨ªa todo el elenco. Esta t¨¦cnica tambi¨¦n la utiliz¨® en The Story of Asya Klyachina. Who Loved But Never Married (1966), cuyo estreno fue suspendido por la censura de su pa¨ªs, y no se pudo ver hasta 1988, a?o en que recibi¨® el premio a Mejor Pel¨ªcula otorgado por la Academia rusa
Admite que el guion de esta historia en la que hay una fin¨ªsima l¨ªnea entre realidad y ficci¨®n est¨¢ escrito en el proceso de edici¨®n de la pel¨ªcula, donde iba descubriendo im¨¢genes y s¨ªmbolos, "el tejido que lo conecta todo y hace que el relato avance".
Lyokha es fundamental en el pueblo, es su conexi¨®n con la realidad, m¨¢s all¨¢ de la televisi¨®n. Pero si es importante para alguien es para Timka, el hijo de Irina, que lo ve como como su gu¨ªa, como el que le puede ense?ar y llevar a lo que hay m¨¢s all¨¢ del lago. "A los dos les gusta estar juntos", son un faro el uno para el otro, Timka, un soplo de aire fresco para Lyoka y ¨¦ste luz para descubrir otros mundos al ni?o.
El director escudri?a meticulosamente cada uno de los aspectos de ese lugar, que consider¨® "ideal" para el rodaje cuando lo encontr¨®, analiza los sonidos, los silencios, necesarios para esos paisajes en los que se recrea, que son un personaje m¨¢s y necesario de este filme impregnado en algunos momentos de nostalgia y melancol¨ªa.
Konchalovsky conf¨ªa en la buena acogida del p¨²blico. "As¨ª fue en Venecia", afirma. Mientras, a sus 77 a?os contin¨²a trabajando en varios proyectos que no quiere desvelar.
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