Alergia a los ni?os

La intolerancia de ciertas personas adultas a la presencia de los ni?os a menos de cinco metros a la redonda, con sus gritos, con sus risas, con sus preguntas, que dir¨ªan Les Luthiers, ha dado pie a no pocas pel¨ªculas asentadas en el contraste entre chicos con tendencia a la pesadez y grandes avinagrados. Una cuesti¨®n a la que se suma el argentino Ariel Winograd con Sin hijos, comedia rom¨¢ntica de estructura convencional donde el conflicto parte de una situaci¨®n de enormes posibilidades: un divorciado con una hija conoce a la mujer perfecta, pero esta odia a los peque?os. Hay que esconder a la cr¨ªa.

Enorme ¨¦xito de p¨²blico en Argentina, Sin hijos parte de un gui¨®n de Mariano Vera, basado en una historia de Pablo Solarz, con m¨¢s m¨¦ritos en el retrato de la pareja protagonista, en el dise?o de los personajes, que en el de las situaciones en s¨ª, acomodadas, obvias y sin sorpresas. Pero el mayor problema, aparte de la puesta en escena, repleta de horrorosos ralent¨ªs y de pretenciosos movimientos de c¨¢mara que acaban d¨¢ndole un aspecto hortera, surge con una cuesti¨®n m¨¢s de esencia que de forma: ?por qu¨¦ est¨¢ colada ella por ¨¦l, cuando las mayores virtudes del personaje de Diego Peretti se centran en el d¨ªa a d¨ªa con su hija, y ¨¦l le ha escamoteado su existencia? Por eso, cuando casi en el desenlace ¨¦l le hace precisamente esa pregunta, todo se derrumba. Es un castillo de naipes con apariencia que, adem¨¢s, se viene abajo porque la ni?a deber¨ªa ser encantadora y lo que parece es un adulto redicho en el cuerpo de una cr¨ªa.