¡®Las impurezas¡¯ (2): ¡®La dificultad¡¯
Natxo L¨®pez, guionista de series como '7 vidas' e 'Hispania' contin¨²a su relato de verano. Hoy, la pareja tiene sus primeras citas
La primera cita formal fue en el cine, el domingo siguiente. Eligieron una pel¨ªcula que no molestaba demasiado a ninguno de los dos y compartieron palomitas. A ?l ese acto de comuni¨®n le result¨® ¨ªntimo y sexual. Ella lo hizo porque se ahorraban cien pesetas.
Volvieron a besarse, esta vez cinco veces. En la ¨²ltima, al abrigo de los soportales, sus lenguas se tocaron, a pesar del asco. ?l aventur¨® su mano entre los botones de la blusa, abandon¨¢ndose al malestar que le crec¨ªa entre las piernas. Apenas hab¨ªan hablado, pero ambos se iban convenciendo de estar enamorados.
Los encuentros se repitieron a lo largo de dos meses, siempre en domingo, a la misma hora, el mismo plan. Cine, paseo con besos, mano en la blusa. Y, casi sin hacerse notar, empez¨® a acompa?arles el aburrimiento. Ninguno se atrev¨ªa a nombrarlo, pero estaba ah¨ª, inmiscuy¨¦ndose entre los besos y las caricias obligadas. Tuvo que ser Ella la que sacara el tema, porque sab¨ªa que en las parejas es importante hablar las cosas.
-A veces estoy contigo y estoy pensando en mis amigas. O en cosas de clase.
-Ya.
-Tal vez deber¨ªamos dejarlo un tiempo.
-Bueno.
Ella hab¨ªa lanzado el ¨®rdago esperando que ?l se rebelara contra la ruptura. Pero no lo hizo. Se qued¨® callado y mantuvo las formas hasta que se despidieron. No llor¨® hasta que Ella se perdi¨® en la oscuridad del portal de su casa.
?l telefone¨® a su mejor amigo. Ella, a todas sus amigas. ¡°Las chicas son as¨ª¡±. ¡°Los chicos son as¨ª¡±. ?l decidi¨® que deb¨ªa sentirse ofendido. ¡°Hay m¨¢s peces en el mar¡±, dijo antes de colgar, sin convencimiento.
Pasaron las semanas y Ella, al ver a sus amigas alardear de novios, empez¨® a preguntarse si no se habr¨ªa precipitado al sacar de su vida a aquel chico imperfecto que no la hab¨ªa considerado fea.
Al terminar el mes de ex¨¢menes, las pandillas volvieron a confluir en otra fiesta programada. ?l no sab¨ªa qu¨¦ actitud tomar cuando se la encontr¨® de frente. Ella lo ten¨ªa decidido hac¨ªa tiempo.
-Ni siquiera una llamada, ni un detalle ¨Cle reproch¨®¨C. No cre¨ª que fueras as¨ª.
-Pero s¨ª t¨² me dejaste.
-Eso no significa que no podamos ser amigos. Tomar un caf¨¦ y charlar, esas cosas.
?l nunca hab¨ªa tenido una amiga. Si una chica hablaba contigo m¨¢s de tres veces uno deb¨ªa enamorarse. Tampoco comprend¨ªa aquello del caf¨¦; las actividades que ?l realizaba ten¨ªan un fin concreto: hacer deporte, estudiar, reuniones con las juventudes, emborracharse. ¡°Charlar¡± era un concepto sin contenido. Y el caf¨¦ era una bebida asquerosa. Aun as¨ª no supo negarse y prometi¨® llamarla cada domingo para tomarse un caf¨¦ juntos.
A Ella ese gesto de sumisi¨®n le bast¨®. Tres vodkas con naranja despu¨¦s le arrincon¨® tras el cobertizo de la cochera, le cogi¨® de la mano y se la condujo hasta debajo de la falda.
Cuatro a?os despu¨¦s, se casaron.
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