El regreso sin rencor del hijo pr¨®digo
Nacho Duato abre la temporada del Teatro Real de Madrid con ¡®La bella durmiente'

Los libros convenientemente desordenados sobre la mesa y los estantes de la biblioteca, con una preponderancia del h¨²ngaro S¨¢ndor M¨¢rai y algunos poetas rusos sobre otros autores. La penumbra inunda liviana y discretamente los pasillos para atenuar el calor que acecha desde una calle cercana a la Puerta del Sol. La casa de Nacho Duato (Valencia, 1957) en Madrid sigue siendo el refugio donde conserva los tomos encuadernados de peri¨®dicos de la primera mitad del siglo XX, heredados de su padre o parte de esa colecci¨®n con cerca de 60 globos terr¨¢queos, predicci¨®n quiz¨¢s de sus actuales a?os n¨®madas y sus ¨²ltimas aventuras por Rusia y Alemania.
Otro asunto han sido los escenarios del pa¨ªs donde durante casi 20 temporadas fue m¨¢ximo responsable de una de sus formaciones estrella, la Compa?¨ªa Nacional de Danza (CND). Hace cinco a?os que no presenta ning¨²n espect¨¢culo suyo en su tierra. Pero ese divorcio con resquemores termina el 4 de septiembre cuando se presente junto al Staats Ballet de Berl¨ªn en el Teatro Real. Lo har¨¢ con La bella durmiente montada por ¨¦l y otro programa variado y diferente en el que repone, entre otras piezas, su coreograf¨ªa White Darkness.
Conserva la sonrisa que le achina la mirada, el porte de escultura griega y cierto desd¨¦n hacia la nostalgia. A la pregunta de si ha echado de menos su etapa espa?ola, incluso a su p¨²blico, responde: "No mucho, la verdad". ?Ni aunque en Berl¨ªn o en San Petersburgo le agujeree su angulosa cara mediterr¨¢nea el fr¨ªo? "Eso es cierto, pero gozamos de una buena calefacci¨®n, siempre lo sufro m¨¢s en Madrid o en Valencia. Por alguna parte quedan rendijas entre las que se cuela el aire".

Luego trata de rectificar: "No, no es cierto: echo de menos a mis bailarines, a la gente de la ciudad, los del bar de abajo. El ambiente c¨¢lido del vecindario, el Prado ¡ªsiempre he vivido cerca del museo¡ª y a mi amigo Vel¨¢zquez. Pero hay que vivir al d¨ªa y estoy muy contento con lo que me est¨¢ pasando".
Sali¨® en 2010 un tanto airadamente, cuando llevaba la gesti¨®n del Ministerio de Cultura ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde. "Tampoco por hartazgo, me hubiese ido retirando poco a poco, pero no pudo ser. Lo dej¨¦ porque cuando no se me quiere, y ten¨ªa la sensaci¨®n de que estorbaba, prefiero alejarme. Ellos contaban con su idea y lo respeto". Adujeron que quer¨ªan proporcionar a la CND un aire m¨¢s cl¨¢sico y menos personalista. Fue algo para lo que eligieron a Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez, estrella en el ballet de la ?pera de Par¨ªs, hoy todav¨ªa a cargo de la compa?¨ªa.
Duato niega ahora que no quisiera poner en marcha aquello que le echaban en cara. Repertorio cl¨¢sico: "Con m¨¢s presupuesto y un teatro propio, desde luego. Yo soy de los que creo, por ejemplo, que el Teatro Real deber¨ªa tener su compa?¨ªa de danza, como todos los grandes centros de ¨®pera del mundo. Pero era imposible. La bella durmiente que he montado ha costado mill¨®n y medio de euros. Solo en Berl¨ªn doblan el presupuesto que se destina al ballet en toda Espa?a. Adem¨¢s, aqu¨ª, no quieren que repitas espect¨¢culos". Lo que es la vida: en cuanto sali¨® de all¨ª, se reconcili¨® con la escuela de los grandes ballets rusos imperiales.
Solo en Berl¨ªn doblan el presupuesto que se destina al ballet en toda Espa?a. Adem¨¢s, aqu¨ª, no quieren que repitas espect¨¢culos
Luch¨® a fondo por atraer nuevo p¨²blico. Con artima?as promocionales, confiesa. "Recuerdo una vez que hablamos y te cont¨¦ que ser¨ªa la ¨²ltima vez que bailaba: lo hice para vender entradas, supongo. Aparec¨ªa desnudo para vender entradas, me liaba con alguien para vender entradas, sal¨ªa del armario para vender entradas¡ Ya que el ministerio no me daba presupuesto para publicidad¡ Primero ven¨ªan las ni?as que ten¨ªan mi foto en la carpeta, luego se tra¨ªan a los novios y despu¨¦s a sus padres. No es broma. Fue as¨ª".
?Y ahora? ?Conserva lazos con la compa?¨ªa a la que entreg¨® 20 a?os de carrera? "No tengo trato, apenas. No s¨¦ si es bueno o malo, pero no, no lo tengo. M¨¢s all¨¢ de un correo que he intercambiado con el director. Ni con ¨¦l ni con otros muchos core¨®grafos. Con varios de los bailarines, s¨ª, los veo y hay muy buen rollo".
Fueron moldeados a su gusto. M¨¢s que virtuosismo, buscaba en ellos una manera de entender la danza. "Tambi¨¦n me moldean a m¨ª o molde¨¢bamos juntos nuestros ballets. Trabaj¨¢bamos de manera muy intensa, muy honesta, tratando de no mentir. Hablando de la droga, el terrorismo, la tortura, temas duros. Para eso necesitas personas comprometidas con la sociedad: cuerpos que hablan".
En Rusia le cogi¨® gusto al retiro espiritual: "A 20 bajo cero casi no te queda otro remedio. Lo aprovech¨¦ para pensar, leer, estar conmigo. Rusia es Rusia y Putin ya sabemos de qu¨¦ va, pero bueno, en todas partes cuecen habas. Fui all¨ª y no hay un sitio como aquel pa¨ªs para dedicarse a la danza: adoran el ballet, respetan al core¨®grafo". Una llamada de Vladimir Kejman bast¨® para que no se pensara dos veces probar suerte como director art¨ªstico en el en el teatro Mij¨¢ilovski.

Sali¨® a tiempo: "Voy huyendo de las crisis, me fui de all¨ª en el momento preciso. Ahora est¨¢n peor. Tengo un ¨¢ngel de la guarda que me va cambiando de sitio cuando conviene". Se defendi¨® lo suficiente como para adaptarse a un pa¨ªs tan intensamente distinto a su car¨¢cter. "Acab¨¦ entendiendo el ruso. De hecho, puedo ensayar en ese idioma, captar su alma: son de los pocos espectadores que a¨²n creen en el ballet y de una forma incluso naif. Temperamentales, tambi¨¦n, aunque eso lo da, sobre todo, el vodka".
Berl¨ªn se revela como una etapa de aliento crepuscular para Duato. En la capital alemana vive encantado, aunque defiende la latente anarqu¨ªa del sur frente a la tozudez organizada del norte y a Grecia frente a esa incomprensi¨®n sistematizada. "Cuesta, pero s¨ª. Hay que intentar verlo desde su prisma, aunque es muy dif¨ªcil y muchos nos siguen considerando lo que en aquella parte de Europa llaman pigs. De todas formas, Berl¨ªn es diferente a todo, una ciudad muy civilizada y din¨¢mica".
?Un lugar para retirarse? "Ya tengo 58 a?os. Muchos para un core¨®grafo, debo aceptar que uno se hace mayor y va apareciendo gente joven detr¨¢s que ve las cosas de manera m¨¢s fresca y m¨¢s interesante. Lo que he querido expresar, ya lo he contado. A veces me copio a m¨ª mismo y empieza a ser muy peligroso, aunque el estilo consiste en eso, tambi¨¦n. Tampoco acudo apenas al ballet, no me gusta. Prefiero ir al teatro en mi tiempo libre o beberme una botella de vino con mis amigos, en casa".
Cada vez cuesta m¨¢s crear sin sacar del bolsillo recursos que ya has utilizado: "Sin llegar tampoco, creo yo, al amaneramiento. Llevo desde los 26 a?os montando dos o tres ballets al a?o, un ritmo que cansa y desgasta". Por eso anuncia: "Creo que Berl¨ªn es mi ¨²ltima parada". ?Lo dir¨¢ en serio o es que necesita de nuevo vender entradas?
¡°La ¨²ltima vez que bail¨¦¡¡±
Crey¨® que no le convencer¨ªan, pero al filo de su despedida en San Petersburgo, hace dos a?os, Nacho Duato sali¨® a bailar. Fue en el teatro Mijailovski, del que se hab¨ªa hecho cargo en 2010 como director art¨ªstico despu¨¦s de que el magnate de la fruta y due?o de la compa?¨ªa, Vladimir Kejman, le hiciera una oferta en firme. Quiso regalar al p¨²blico la esencia pura de su todav¨ªa vertebrado movimiento bailando la primera pieza de las Variaciones Goldberg, un derroche de pureza a la que ¨¦l dot¨® de m¨²sica y aire f¨ªsico en su espect¨¢culo dedicado a Bach. "Hoy ya no podr¨ªa, sent¨ª mucho dolor de espalda. Y los nervios¡ para qu¨¦ salir, me preguntaba, pero lo hice convencido de que era bueno para el teatro que me acogi¨®".
En Rusia no solo bail¨®. Entr¨® en contacto con sus admiradas figuras. Se reconcili¨® con los cl¨¢sicos y busc¨® romper la rigidez de sus m¨¦todos de disciplina educativa. "Di algunas clases a los ni?os de la Academia Vaganova en San Petersburgo o en la del Bolshoi (Mosc¨²). Se encontraron un se?or que no chillaba y se mostraba cari?oso con ellos. Claro que les sorprendi¨®".
Ten¨ªan ante s¨ª a una figura fundamental. Tras 103 a?os, se trataba del primer core¨®grafo extranjero que dirig¨ªa un ballet imperial, La bella durmiente. Deb¨ªa mostrarse a la altura de su decisi¨®n: "Cuando me lo pidieron, me sent¨ª todav¨ªa lo suficientemente loco como para decir que s¨ª. No me arrepiento".
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