Vuelve Snoopy (nunca se fue)
La pel¨ªcula en 3D ¡®Carlitos y Snoopy¡¯, 500 nuevos cortos de animaci¨®n y el 15 aniversario de su muerte reactualizan la figura de su creador, Charles M. Schulz
Su nombre era Charles M. Schulz, pero esta ma?ana todo el mundo prefiere llamarle Sparky. As¨ª conocieron sus ¨ªntimos al dibujante que, a lo largo de 50 a?os, concibi¨® e ilustr¨® una genial tira c¨®mica sobre las aventuras y peque?as miserias de un grupo de ni?os de un min¨²sculo pueblo estadounidense de localizaci¨®n imprecisa. Y as¨ª se refiere a ¨¦l todo el mundo, con una proximidad algo impostada, en esta peque?a sala parisiense pegada a los Campos El¨ªseos, improbable escenario situado a 7.000 kil¨®metros de su Minnesota natal, y escogido para desvelar las primeras im¨¢genes de una pel¨ªcula destinada a desempolvar su legado. Rodada en 3D, Carlitos y Snoopy: la pel¨ªcula de los Peanuts aterrizar¨¢ en la cartelera espa?ola el 25 de diciembre, un mes despu¨¦s de hacerlo en la estadounidense.
Sus herederos dudaron durante a?os sobre la conveniencia de despertar el fantasma del patriarca de la familia. Pero los astros se han alineado en 2015 para posibilitar el regreso de Schulz. La primera tira de Peanuts, la genial saga protagonizada por Carlitos y Snoopy, apareci¨® en octubre de 1950, hace 65 a?os exactos. El aniversario es doble: este a?o tambi¨¦n se celebra el 15? aniversario de la muerte del dibujante, fallecido en 2000 de un c¨¢ncer de colon. Adem¨¢s, sus descendientes se dieron cuenta de que las j¨®venes generaciones lo conoc¨ªan entre poco y nada. ¡°Quer¨ªamos que los chicos que pasan el d¨ªa en YouTube lo descubrieran. Al no ser plenos propietarios de los derechos, ca¨ªmos en la cuenta de que, si no lo hac¨ªamos nosotros, se nos adelantar¨ªa alguien¡±, responde desde California Craig Schulz, cuarto de los cinco hijos del dibujante, que tambi¨¦n ha producido y coescrito la pel¨ªcula con su hijo Bryan.
Adem¨¢s, la familia Schulz ha firmado un acuerdo en exclusiva con la productora francesa Normaal Studios para producir 500 cortos de animaci¨®n que se empezaron a emitir hace unos meses en la televisi¨®n p¨²blica. Por primera vez en 35 a?os, los Peanuts vuelven a estar animados.
Un repaso a un vida dedicada a los Peanuts
Charles Monroe Schulz naci¨® en Minneapolis en 1922. Despu¨¦s de la muerte de su madre se alist¨® en el ej¨¦rcito y luch¨® en Europa en la Segunda Guerra Mundial. En 1945, cuando regres¨®, comenz¨® a trabajar como profesor de Arte.
Familiares, amigos y exnovias le sirvieron de inspiraci¨®n para sus personajes.
Li'l Folks fue su primera tira regular: se public¨® entre 1947 y 1949. En ellas ya hab¨ªa un perro de aspecto bastante parecido a Snoopy.
Snoopy y Charlie Brown eran los dos personajes principales de su tira Peanuts, que se public¨® por primera vez en 1950. Snoopy en un principio andaba a cuatro patas y no hablaba. Poco a poco fue adquiriendo caracter¨ªsticas humanas. A Charlie, como a su creador, le fascina el b¨¦isbol.
Tambi¨¦n public¨® una tira sobre deportes, llamada It's Only a Game, aunque solo entre 1957 y 1959.
En 1999 anunci¨® su retiro. Falleci¨® un a?o m¨¢s tarde, despu¨¦s de medio siglo de trabajo diario ininterrumpido.
Ha publicado en 75 pa¨ªses y ha sido traducido a 21 lenguas.
Si la familia dud¨® fue por miedo a dilapidar la herencia de Schulz con un proyecto que no respetara el peculiar c¨®digo fuente de este c¨®mic protagonizado por ni?os que juegan a ir al psic¨®logo y aborrecen el campamento de verano. Estaba en juego la confianza de una aut¨¦ntica legi¨®n de fans. En la c¨²spide de su ¨¦xito, 355 millones de lectores siguieron a diario las aventuras de estos personajes en 2.800 peri¨®dicos de 75 pa¨ªses distintos. ¡°Si nos involucramos personalmente en el proyecto fue para tener un control total. Quer¨ªamos hacer algo que mi padre hubiera aprobado. No quer¨ªamos unos Peanuts demasiado contempor¨¢neos. No quer¨ªamos una versi¨®n hip hop¡±, apunta Craig Schulz. Subido al escenario de ese cine parisino, el director Steve Martino, responsable de filmes como Horton y Ice Age 4, admite que sinti¨® presi¨®n. ¡°Cuando me confiaron el proyecto me sent¨ª extraordinariamente feliz, siendo un gran fan de Schulz desde siempre. Pero no tard¨¦ en ponerme nervioso. Cada vez que me cruzaba a alguien, me dec¨ªa las mismas tres palabras: ¡®No la fastidies¡±, afirma.
Las secuencias desveladas se inscriben en el universo anal¨®gico que ide¨® Schulz. Los tel¨¦fonos tienen disco de marcar y las m¨¢quinas de escribir son a la antigua. Y, como en los especiales televisivos, los personajes est¨¢n doblados por ni?os de su misma edad y no por adultos con voz de pito. Pero esas primeras secuencias, que muestran a un Carlitos empe?ado en dejar de ser ¡°un perdedor¡±, ofrecen una versi¨®n m¨¢s edulcorada que agridulce del mundo de Schulz. En un momento, Snoopy baila al ritmo de los Gypsy Kings, mientras el espectador espera un gag que nunca llega. En otra, el perro es expulsado de la escuela tras haberse colado en ella, mientras los alumnos se lamentan: ¡°?Pobre Snoopy!¡±.
Charlie nunca r¨ªe
Las vi?etas destilaban un esp¨ªritu m¨¢s l¨²gubre. En una tira de los cincuenta, Carlitos persigue a una de sus amigas para rogarle: ¡°?Qui¨¦reme! ?Te he dicho que me quieras!¡±. En otra, el protagonista observa las estrellas junto a otra de sus amigas. ¡°Vayamos dentro y encendamos la tele¡±, le acaba por pedir. ¡°Me estoy empezando a sentir insignificante¡±. En una ¨²ltima, Lucy se muestra descontenta con los regalos recibidos por su cumplea?os: un par de zapatos, un su¨¦ter verde y un pu?ado de est¨²pidos juguetes. ¡°?Yo esperaba bienes inmobiliarios!¡±, protesta. Jonathan Franzen aporta otro ejemplo en el ensayo Zona templada, que dedic¨® al universo de Schulz: ¡°En una arquet¨ªpica tira de Peanuts, Violet y Patty insultan a Charlie Brown con una mal¨¦vola cantinela: ¡®?Vete a tu casa! ?No te queremos ver por aqu¨ª!¡¯. Cuando ¨¦l se aleja, mirando al suelo, Violet comenta: ¡®Hay algo raro en Charlie Brown. Casi nunca se le ve re¨ªr¡±.
Los sexagenarios c¨®mics de Schulz se le¨ªan con una sonrisa triste. Ofrec¨ªan un sutil contrapunto al obligatorio dogma del optimismo de la posguerra estadounidense. No es casualidad que personajes como Ray Bradbury, Wes Anderson, Chris Ware o John Waters se declaren fans incondicionales. ¡°La pel¨ªcula ofrece una versi¨®n m¨¢s alegre de ese mismo universo¡±, rebate Craig Schulz. ¡°Est¨¢ pensada para reintroducir las vi?etas entre los espectadores j¨®venes. Con un poco de suerte, al salir de la pel¨ªcula se pondr¨¢n a leer los ¨¢lbumes y descubrir¨¢n la totalidad del mundo que dise?¨® mi padre. La pel¨ªcula ocupa solo una peque?a parte de ¨¦l¡±, a?ade Schulz, que hoy preside Schulz Creative Associates, la empresa familiar que gestiona un aut¨¦ntico imperio de productos derivados. A d¨ªa de hoy, existen 900 licencias de merchandising en el mundo y unos 24.000 productos inspirados en sus personajes. La pel¨ªcula no deja de ser una forma de darles ox¨ªgeno.
¡°La suposici¨®n estadounidense era que los ni?os eran felices y la infancia, un tiempo dorado. Eran los adultos los que ten¨ªan problemas de verdad. Schulz invirti¨® el orden natural, demostrando que el dolor de un ni?o es todav¨ªa m¨¢s intenso¡±, escribi¨® su bi¨®grafo David Michaelis en un volumen publicado en 2007, que describ¨ªa a este hijo de inmigrantes cat¨®licos alemanes como un personaje fr¨ªo y deprimido. La familia, que hab¨ªa colaborado con Michaelis, protest¨® ante el resultado. ¡°No fue un hombre oscuro, pero s¨ª introvertido. Durante 50 a?os, lo que m¨¢s disfrut¨® fue encerrarse en su estudio y dibujar una vi?eta al d¨ªa¡±, afirma su hijo. ¡°Ten¨ªa un gran conocimiento de la naturaleza humana. Por esos sus personajes son tan complejos. Tienen las mismas fuerzas y debilidades que todos nosotros. Por eso son atemporales y siguen teniendo, 65 a?os despu¨¦s, la misma fuerza¡±.
Babelia
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