Catalanismos: de la protecci¨®n a la secesi¨®n
La historia del nacionalismo es la de c¨®mo se ha ido imponiendo una u otra de sus variantes. Distintos ensayos rebaten los mitos del independentismo

Todo en la historia se ha vuelto, de un tiempo a esta parte, construcci¨®n. Tambi¨¦n el catalanismo, una construcci¨®n cuyo comienzo data de la segunda mitad del siglo XIX, tiempo de consolidaci¨®n de los Estados naci¨®n en Europa, por m¨¢s que no falten entre historiadores catalanes quienes aseguren, como Josep Fontana: "Nuestra formaci¨®n como pueblo" se remonta al siglo XIII, cuando Catalu?a pas¨® de "Estado feudal" a "primer Estado naci¨®n moderno de Europa", as¨ª mismo, como suena. Cree Fontana que ya en esas lejanas fechas un pueblo, el catal¨¢n, cultivaba con esmero un fuerte sentido de identidad, o sea, "de pertenencia a un colectivo que comparte mayoritariamente, adem¨¢s de lengua y cultura, unas formas de entender el mundo y la sociedad". Y si en los a?os setenta del siglo pasado entend¨ªa Fontana que la lucha de clases era el motor de la historia, ahora, sin mayor rubor, entiende que el sentido de la historia lo marca la identidad colectiva. Como podr¨ªa haber repetido maese Shallow al imponente Falstaff en una cruda noche de invierno: Jes¨²s, Jes¨²s, las cosas que hemos visto: un marxista de estricta observancia contando una historia al modo de un nacionalista rom¨¢ntico. ?Ay, si Vicens Vives levantara la cabeza!
Lo cierto es que si el pueblo catal¨¢n pose¨ªa tan fuerte sentido de identidad y dispon¨ªa, seg¨²n las ¨²ltimas noticias, de moderno Estado naci¨®n en el siglo XIII, el catalanismo es algo m¨¢s reciente. Exageraba, sin duda, Antonio Aura Boronat, representante de los intereses de los fabricantes de Alcoy, cuando en su pol¨¦mica de 1881 sobre el librecambismo dec¨ªa que catalanismo se identificaba con proteccionismo; pero es lo cierto que los primeros programas del catalanismo inclu¨ªan entre sus puntos la protecci¨®n arancelaria y las protestas contra el tratado comercial con Francia y el modus vivendi con Gran Breta?a con que pretend¨ªan los Gobiernos liberales aliviar la carga del arancel sobre el bolsillo de los espa?oles, por m¨¢s que don Juan Valera, rendido al esplendor de Barcelona, dijera: "Doy por bien empleada la carest¨ªa que hemos sufrido durante muchos a?os en el vestir y en otros art¨ªculos para contribuir a [la] magnificencia [de Catalu?a]".
No fue este, desde luego, el ¨²nico catalanismo que por entonces hab¨ªa salido a escena: otro catalanismo de ra¨ªz obrera y menestral fue ya postulado hace d¨¦cadas por Josep Termes. Y como nos recuerdan Jaume Claret y Manuel Santirso en su excelente gu¨ªa para no perder el rumbo en alguna vuelta o revuelta del largo camino, adem¨¢s de una intervenci¨®n progresista y republicana, tambi¨¦n la Iglesia cat¨®lica ech¨® por estas fechas su cuarto a espadas en el catalanismo, precisamente cuando hab¨ªa dejado de utilizar el catal¨¢n en sus documentos internos.
Todas las historias del catalanismo ser¨¢n historias de las sucesivas hegemon¨ªas implantadas por una u otra de sus modalidades
As¨ª que catalanismos, en plural, ya desde sus or¨ªgenes, mejor que en singular pues, por seguir con el lenguaje episcopal que tanto contribuy¨® a la construcci¨®n de la nueva religi¨®n civil, en la casa del padre hay muchas moradas. De hecho, todas las historias del catalanismo ser¨¢n historias de las sucesivas hegemon¨ªas implantadas por una u otra de sus modalidades cuando del renacimiento cultural y de la defensa de los intereses econ¨®micos se pasa, a finales del siglo XIX, a la organizaci¨®n y la acci¨®n pol¨ªtica: hegemon¨ªa de la burgues¨ªa que de estamental y feudalizante en los ochenta pas¨® a conservadora y levemente liberal con el cambio de siglo; hegemon¨ªa de la izquierda republicana desde la proclamaci¨®n de un Estat catal¨¤ en una hermosa tarde de abril de 1931; hegemon¨ªa luego, tras la derrota y el exilio, de una forma de catalanismo frentepopulista ¡ªcon tanta agudeza estudiado, en sus anteriores y en sus renovadas manifestaciones, por Enric Ucelay¡ª que, bajo el lema de "libertad, amnist¨ªa y estatuto de autonom¨ªa", se situ¨® desde 1971 a la cabeza de la lucha contra la dictadura. Fueron los tiempos de la Assemblea de Catalunya, espejo y algo m¨¢s en el que se miraba toda la oposici¨®n espa?ola.
?Qu¨¦ ha ocurrido desde entonces? Si se except¨²an los brillantes trabajos de Jordi Amat, entre ellos su imprescindible ¡®Matar el Cobi¡¯ (La Vanguardia, 19 de junio de 2013), y las siempre sugerentes reflexiones de Enric Juliana, entre otras, su 'En defensa de Pasqual Maragall' (La Vanguardia, 15 de septiembre de 2014), quiz¨¢ no pueda encontrarse un an¨¢lisis m¨¢s documentado y penetrante que el elaborado por Mart¨ªn Alonso en El catalanismo, del ¨¦xito al ¨¦xtasis, primera entrega de lo que promete ser gran trilog¨ªa sobre el triunfo de una de las formas del catalanismo, antes residual, hoy dominante: el secesionista o independentista. Con una estructura que pudo haber sido algo menos complicada y con digresiones te¨®ricas que a veces rompen el hilo de la trama, Alonso acierta en lo fundamental: este catalanismo ha logrado desactivar el poder persuasivo de los hechos mut¨¢ndolos en una "ilusi¨®n sinecdoquial", o como dec¨ªa Marta Ferrusola: "Nos han echado del Gobierno".
Que los hechos no nos estropeen el gran relato: este es el lema de la ¨²ltima modalidad de catalanismo que se defini¨® como independentismo
Naturalmente, para alcanzar ese triunfo era necesaria, adem¨¢s de una constante presi¨®n desde instituciones p¨²blicas, como consejer¨ªas de cultura, televisiones, radios, ediciones, museos, un sinf¨ªn de fundaciones, plataformas, asociaciones, asambleas, todas con una sabrosa oferta de oportunidades, subvenciones y empleos afanosamente dedicados a la construcci¨®n de un gran relato que alcanz¨® su cl¨ªmax con la consigna "Espa?a nos roba" y con el congreso "Espa?a contra Catalu?a". Y en este punto, los hechos, como escribe Alonso tras dar cuenta detallada de todo el proceso y de sus actores pol¨ªticos e intelectuales, no importan.
Buena prueba de que nada importan los hechos es el "cuento de las balanzas fiscales alemanas", al que Josep Borrell y Joan Llorach dedican un cap¨ªtulo sin desperdicio de su vigoroso y demoledor escrito contra Los cuentos y las cuentas de la independencia. Porque un gran cuento fue, en efecto, el de que en Espa?a, porque nos roba, se tem¨ªa publicar lo que en Alemania: las balanzas fiscales de los Estados miembros. Estupefacta y sin habla se qued¨® una estrella de la radio cuando Borrell, armado de paciencia, le repet¨ªa una y otra vez que no, que ni en Alemania, ni en Suiza, ni en Estados Unidos se publican balanzas fiscales. Todos cre¨ªmos a pies juntillas aquel cuento, como tambi¨¦n estuvimos a punto de tragarnos la historia de los 16.000 millones, que una ¨¦lite de catedr¨¢ticos hablando en fluido ingl¨¦s nos endos¨® como prueba irrebatible del gran expolio fiscal.
Que los hechos no nos estropeen el gran relato: este es el lema de la ¨²ltima modalidad de catalanismo que se defini¨® como independentismo. Y ciertamente, las grandes narrativas construidas desde el poder suelen provocar, como recuerdan Borrell y Llorach, espirales de silencio: en eso consiste la hegemon¨ªa, en que todos los dem¨¢s enmudezcan para que nadie los tilde de tontos. Hasta que alguien recupera la voz y exclama: el rey est¨¢ desnudo. Y eso es lo que ocurre cuando la narrativa nacionalista, personificada en el t¨¢ndem Mas/Junqueras, se somete a la prueba de los hechos analizando, con datos que ninguno de ellos ni sus consejeros est¨¢n en condiciones de refutar, lo rid¨ªculo de semejante desnudez.?
La formaci¨® d¡¯una identitat. Una hist¨°ria de Catalunya. Josep Fontana. Eumo. Barcelona, 2014. 320 p¨¢ginas. 25 euros (digital, 12,99).
La construcci¨®n del catalanismo. Historia de un af¨¢n pol¨ªtico. Jaume Claret y Manuel Santirso. Catarata. Madrid, 2014. 240 p¨¢ginas. 17 euros.
El catalanismo, del ¨¦xito al ¨¦xtasis. I. La g¨¦nesis de un problema social. Mart¨ªn Alonso. El Viejo Topo. Barcelona, 2014. 286 p¨¢ginas. 22 euros.
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