El realismo social del argentino Pablo Trapero

Regresar al Lido ha sido una manera de cerrar el c¨ªrculo. Hace 16 a?os, Pablo Trapero (San Justo, Argentina, 1971) present¨® su primer largometraje, Mundo gr¨²a, en una secci¨®n paralela de la Mostra de Venecia. Desde entonces, el cineasta ha construido su carrera con pie firme hasta alcanzar la consagraci¨®n que supone El clan, donde reconstruye la historia real de una familia que practic¨® secuestros y ejecuciones en los primeros a?os ochenta. Al frente de ese clan se encontraba Arqu¨ªmedes Puccio, un economista y exdiplom¨¢tico de los servicios secretos que escogi¨® como v¨ªctimas a los ricos amigos de uno de sus hijos, estrella del rugby.

Durante su ascenso, Trapero habr¨¢ contado con el apoyo de los grandes festivales europeos, en los que ha sido una presencia fija desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. Sin embargo, el Le¨®n de Plata al mejor director, que la Mostra le concedi¨® el s¨¢bado por El clan, es el primer premio de envergadura que se mete en el bolsillo. ?Lo interpreta como un ascenso definitivo a la primera divisi¨®n del cine de autor? ¡°Los premios ayudan mucho, pero son las pel¨ªculas las que deben hacer ese trabajo. Ganar en Venecia es importante e inolvidable, pero creo mucho en el poder de las pel¨ªculas¡±, explicaba Trapero, con una templanza sorprendente, poco despu¨¦s de llevarse el galard¨®n.

En cambio, el director considera que s¨ª tiene una dimensi¨®n simb¨®lica, al reconocer el buen estado de salud del cine latinoamericano. Para Trapero, esta doble victoria demuestra que no es un fen¨®meno anecd¨®tico. ¡°Nuestras pel¨ªculas no son accidentes. Estamos haciendo un cine que compromete a p¨²blicos distintos, en los festivales y en las salas, con cintas que logran cruzar pa¨ªses e incluso oc¨¦anos. Los premios conseguidos en Venecia demuestran que este cine es una realidad¡±.

El nombre de Trapero empez¨® a sonar a finales de los noventa como integrante de una generaci¨®n de j¨®venes cineastas argentinos que fascinaron en el viejo continente all¨¢ por el Corralito, como Lucrecia Martel, Martin Rejtman o Adri¨¢n Caetano. La mayor¨ªa de aquellos j¨®venes y prometedores directores acabaron teniendo carreras desiguales o incluso desaparecieron del mapa. Trapero, en cambio, ha ido mejorando con cada pel¨ªcula, en una trayectoria ascendente que incluye t¨ªtulos como El bonaerense, Familia rodante, Leonera, Carancho o Elefante blanco. Con cada una de ellas, ha ido perfeccionando una estimulante mezcla de retrato social y cine de g¨¦nero, siempre con rigor y esp¨ªritu cr¨ªtico. ¡°El cine, por naturaleza, tiene la capacidad de emocionarnos y hasta de modificarnos. Es entretenimiento, pero tambi¨¦n reflexi¨®n¡±, sostiene.

El premio obtenido en Venecia certifica su buena mano para la puesta en escena. En El clan, Trapero alterna el retrato costumbrista de la familia protagonista con una coreograf¨ªa de persecuciones, secuestros y asesinatos, demostrando una fascinaci¨®n por los personajes malvados que no est¨¢ exenta de condena moral, y que emparenta la pel¨ªcula con el cine de Martin Scorsese. ¡°Recibir el premio al director es incre¨ªble, porque es un reconocimiento personal que me emociona y me alegra. Pero el trabajo de un director solo es bueno cuando su equipo tambi¨¦n lo es¡±, expres¨® Trapero, que ha rodado la pel¨ªcula con el gran actor c¨®mico Guillermo Francella, en un marcado cambio de registro. A su lado, se encuentra el actor y cantante Peter Lanzani, ¨ªdolo adolescente y pareja de Martina Stoessel, alias Violetta.

Trapero tambi¨¦n espera que el triunfo del cine latinoamericano ponga fin a la actitud paternalista que, a menudo, se demuestra desde Europa por las cinematograf¨ªas con menos solera. ¡°La mejor manera de combatir ese tipo de actitudes, que no son buenas ni para el cine ni para nadie, es haciendo buenas pel¨ªculas y dejar que hablen por s¨ª solas¡±, zanja.