Orhan Pamuk, amor a Estambul
El autor turco envuelve de ¨¦pica las historias cotidianas de su ciudad en su nueva novela
Orhan Pamuk (Estambul, 1952) ha escrito otra novela monumental, Una sensaci¨®n extra?a (Literatura Random House), despu¨¦s de El museo de la inocencia, publicada en 2009 en la misma editorial. Con una minuciosidad inteligente y emocionante, el Nobel turco relata 40 a?os de la vida de un hombre humilde que vende boza y yogures por las calles de Estambul. Es un libro sobre la felicidad (o su ausencia) y sobre el tiempo. Es imposible, mientras lo lees, no sentir que Mevlut es el propio Estambul que describe, y de hecho, cuando vas a Estambul y escuchas su algarab¨ªa, parece evidente que ese personaje que Pamuk ha puesto en pie para la ficci¨®n es cualquiera de esos habitantes que cruzan sus calles viejas. Hablamos en la casa que habita Pamuk en Buyukada, la bella isla a la que lo llevaron sus padres desde que naci¨®. Ah¨ª sigue pasando los veranos y escribiendo en una paz que s¨®lo interrumpe ¡°el suave paso del tiempo¡± que van marcando las sombras que proyecta el sol ante su balc¨®n desnudo. Antes de hablar nos ofreci¨® fruta, sobre todo sand¨ªa y melocotones. Se le ve feliz, como si se hubiera enamorado, y no s¨®lo de la literatura.
PREGUNTA.?Dice que tenemos que creer en la novela cuando la leemos. ?Por qu¨¦ es tan importante creer en lo que est¨¢s leyendo?
RESPUESTA.?Porque la literatura, fant¨¢stica o rea?lista, funciona con lo que Coleridge llam¨® ¡°suspensi¨®n de la incredulidad¡±. Es decir, si eres una persona esc¨¦ptica, si no crees en la fortaleza de la literatura, entonces mejor abstente de leer libros. Una novela no puede leerse como lees un blog o una noticia de Internet, aunque es cierto que, adem¨¢s de informaci¨®n, se transmite mucha humanidad a trav¨¦s de Internet. Pero ?por qu¨¦ leemos novelas? Porque creemos en el poder de la literatura. No nos acercamos al libro con escepticismo, apartamos todas nuestras suspicacias cuando tenemos un libro en la mano. La literatura funciona con lectores bienintencionados. Ellos dicen: ¡°Voy a dedicar 10 horas de mi vida a sumergirme en la vida de este vendedor ambulante de Estambul¡±. Entonces dejas de ser sarc¨¢stico. Te acercas a los personajes y das la palabra del escritor por sentado. Debes darla por sentado, no debes cuestionarla, al menos, al comienzo.
P.?Y como lector tienes la ilusi¨®n de que la historia contin¨²e porque el lector est¨¢ en la historia, como si fuera su propia vida¡
R.?El truco en este tipo de novela que he escrito tiene que ver con el ritmo con el que se va desgranando la historia. Si el ritmo es demasiado r¨¢pido, la cosa se vuelve dram¨¢tica. Si se entra en demasiados detalles, la novela se alarga demasiado. La historia de Mevlut abarca 40 a?os de la vida de una persona de clase baja en Estambul y tambi¨¦n incluye muchos personajes. Mevlut est¨¢ en el centro, de manera que armoniza las historias de estas personas de forma tal que da al lector la ilusi¨®n de que ¨¦sa es la forma en que discurre la vida. Las cosas comienzan lentamente y de pronto se aceleran. En cierta forma esta novela se engarza dentro del realismo del siglo XIX, donde el ritmo con el que se cuenta la historia reproduce el ritmo con el que discurre la vida.
P.?El ritmo de la vida tambi¨¦n tiene que ver con los detalles. E incluso si no quieres que la historia contenga demasiados detalles, ¨¦stos son necesarios porque conducen al lector al centro de la novela.
R.?Hay muchos personajes. Escuchamos sus historias. La dicha, el placer de disfrutar una novela radica en leer las historias de muchos personajes, pero tambi¨¦n en formularte preguntas como: ?qu¨¦ es lo importante?, o ?por qu¨¦ me cuenta esto?, o ?por qu¨¦ Mevlut no puede hacerse rico? Estos problemas abordan las principales cuestiones filos¨®ficas y antropol¨®gicas de nuestro tiempo.
P.?Su novela se convierte en una met¨¢fora del tiempo, de la felicidad, del dolor, de la avaricia. Es una met¨¢fora del tiempo.
R.?La novela tiene un ambicioso objetivo ¨¦pico, el de representar la vida del ciudadano com¨²n de Estambul entre los a?os setenta y la actualidad. Pero tambi¨¦n la novela tiene un tono metaf¨ªsico, el del Mevlut solitario, introvertido, que siente la extra?eza de su mente, pero se pregunta tambi¨¦n cosas como: ?qu¨¦ nos hace felices, que nuestros deseos sean satisfechos o que tengamos la capacidad de ser felices con cualquier cosa que se nos ofrezca? Todos tenemos un fant¨¢stico mundo interior y algunos somos introvertidos; otros, m¨¢s sociables. Lo interesante en el caso de Mevlut es que ¨¦l es b¨¢sicamente un tipo bonach¨®n, pero tambi¨¦n posee un mundo interior que es distinto, pero que no es f¨¢cil de describir y que solamente comparte con sus lectores.
Me preocupa la identidad de la ciudad, la forma en la que cambia, no s¨®lo en los mapas y grandes monumentos, sino tambi¨¦n en las peque?as historias
P.?Usted dice que como lectores nos tiene que dar placer formarnos im¨¢genes mentales de las palabras de la novela. Muy pronto ves a Mevlut en Estambul hablando y vendiendo boza. El libro es muy visual.
R.?Primero, yo creo que una novela funciona mejor cuando el autor tiene una imagen en la mente. Y en este caso, ?cu¨¢l es esa imagen? El Estambul de los a?os setenta y ochenta, la qu¨ªmica de sus calles, la pobreza, la represi¨®n pol¨ªtica, el provincianismo y la riqueza. La forma en la que los pobres viven reprimidos, pero a la vez con un gran potencial. ?stas son las ideas, los detalles, pero luego hay que transmitir todo esto al lector en palabras. Mevlut es una persona visual. ?l, como yo, disfruta expresando en palabras lo que disfruta visualmente. Para m¨ª, una novela funciona mejor si intentas conectar con la visualidad del lector. A m¨ª me encanta cuando mis lectores me dicen: ¡°Se?or Pamuk, he le¨ªdo su novela y me pareci¨® como una pel¨ªcula¡±. Es un cumplido fant¨¢stico y yo escribo para recibir ese tipo de cumplidos. Lo que quiero decir es que lo primero que hago es utilizar im¨¢genes para evocar las escenas en la imaginaci¨®n de los lectores.
P.?Pero tambi¨¦n quiere que el lector sienta afecto por los personajes.
R.?S¨ª, desgraciadamente la cosa es as¨ª. El lector ¡ªy yo tambi¨¦n soy uno de esos lectores¡ª desea poder identificarse, sentirse cercano a ellos, poder discutir con ellos y sentir afecto por ellos. A Bertolt Brecht no le hubiera gustado esta idea [risas]. A ¨¦l no le interesaba el sentimentalismo. Pero a m¨ª s¨ª. Mi relaci¨®n con el lector es tal vez como mi relaci¨®n con Mevlut. De alguna forma le estoy diciendo al lector: ¡°Toma mi mano que te quiero ense?ar el mundo de Estambul, esta vez con Mevlut¡±. Quiero que el lector se sienta cercano a Mevlut. Y por eso necesito su comprensi¨®n y tambi¨¦n su compasi¨®n. Y Mevlut tambi¨¦n es un tipo muy querible. Primero, porque es de clase baja y no le va bien econ¨®micamente. Segundo, porque es bienintencionado. Tercero, porque no es esc¨¦ptico, es inteligente, perceptivo, y tiene una mente muy singular. Lo que quiero es que le lector poquito a poco se d¨¦ cuenta y se sienta atra¨ªdo por el hecho de que Mevlut ve las cosas de forma distinta. Es importante conseguir que el lector sienta afecto por el personaje, no s¨®lo porque es una persona buena, sino porque ve el mundo cotidiano que le rodea de una forma poco habitual. Eso es lo m¨¢s fant¨¢stico que nos puede brindar un personaje de ficci¨®n, que la novela nos resulte interesante si nos conduce al mundo cotidiano, pero al mismo tiempo mostr¨¢ndonos muchas cosas extra?as.
El placer de disfrutar una novela radica en leer las historias de muchos personajes, pero tambi¨¦n en formularte preguntas como: ?qu¨¦ es lo importante?, o ?por qu¨¦ me cuenta esto?
P.??En qu¨¦ pensaba cuando describ¨ªa a Mevlut?
R.?Hay un Mevlut en m¨ª en el sentido de que ¨¦l es introvertido. A pesar de todos los esfuerzos por ser muy sociable y normal, te das cuenta de que ¨¦l es diferente. Comparado conmigo, Mevlut es m¨¢s optimista. Ya le habl¨¦ de las similitudes. La diferencia es que Mevlut es m¨¢s optimista, pero la mayor diferencia entre Mevlut y yo es, evidentemente, que yo soy de clase media alta, mientras que ¨¦l es de clase baja. Mevlut es, en muchos sentidos, el t¨ªpico tipo de clase baja de Turqu¨ªa. Y en ese sentido, Mevlut encarna las cualidades del hombre com¨²n.
P.??Y cu¨¢les son las caracter¨ªsticas de una persona de clase baja en Turqu¨ªa?
R.?Analicemos la vida de Mevlut. ?l quiere ser religioso, es temeroso de su Dios. Pero tambi¨¦n quiere ser moderno. He aqu¨ª una contradicci¨®n. Quiere pertenecer a la comunidad de la aldea de su infancia y seguir comport¨¢ndose como sus coterr¨¢neos. Pero traiciona estas aspiraciones y en ocasiones incurre en pr¨¢cticas capitalistas que ¨¦l mismo critica si son otros quienes las llevan a cabo. Mevlut es muy buen tipo, pero f¨ªjese en la forma en la que trata a su mujer, a quien ama. Est¨¢ rodeado de gente devota, nacionalistas, radicales, pero quiere continuar. Es el t¨ªpico ciudadano de clase baja de Turqu¨ªa. A lo largo de las 500 p¨¢ginas del libro siempre lo vemos preocupado y ocupado por el dinero, no porque sea codicioso, sino porque aspira a una vida digna. Est¨¢ rodeado de todo tipo de luchas ideol¨®gicas, pol¨ªticas, religiosas y ¨¦tnicas. Y otra cosa que lo convierte en el t¨ªpico turco es que el gran deseo de su vida es tener casa propia.
P.?Pero seguir¨¢ siendo pobre. Ese hecho es muy importante en la novela.
R.?S¨ª. Lo que tal vez est¨¦ implicando la novela es que Mevlut sigue siendo pobre porque, como Mevlut mismo dice, ¨¦l es un buen tipo. ?l nunca se pasa de la raya, nunca es demasiado ambicioso, nunca enga?a demasiado a nadie, nunca se pasa con sus intrigas. Una de las razones por las que no es rico es porque no es un organizador social de ¨¦xito, quiz¨¢ porque tiene una vida interior rica, lo que le convierte hasta cierto punto en un so?ador.
P.??Y dir¨ªa usted que Mevlut es valiente?
R.??Valiente? No muy valiente, dir¨ªa yo. Si Mevlut ve peligro, lo evita. Y no lo estoy criticando. Mevlut no asumir¨ªa un riesgo para defender un principio social o ¨¦tico. Siempre intentar¨¢ proteger a su familia, a sus hijos, su negocio. Y s¨®lo despu¨¦s se preocupar¨ªa por los valores. Pero, por otro lado, d¨¦jeme darle un ejemplo:cuando pierde el carrito que utilizaba para vender arroz pilaf, le ofrecen darle uno nuevo porque sienten l¨¢stima por ¨¦l, pero, como no le gusta la foto de la bailarina, lo rechaza. En ese sentido, Mevlut no es un tipo codicioso, en ese sentido no es muy t¨ªpico. Es distinto y admirable. Por eso tambi¨¦n creo que a la gente le va a interesar su historia.
P.??Dir¨ªa usted que la novela es un canto al amor por Estambul, interpretado por Mevlut?
R.?Yo no dir¨ªa amor, dir¨ªa respeto. Aqu¨ª lo que vemos es la Estambul de un historiador. La Estambul que yo describo en el libro no es muy bonita, ni admirable, ni tur¨ªstica, pero si hay un elemento de amor en la descripci¨®n, ese amor tiene que ver con mi apego con el desarrollo de la ciudad, sus tiendas, sus objetos, su comida, la forma en la que la comida se envasa, la distribuci¨®n de comida, pel¨ªculas, peri¨®dicos, el desarrollo de la cultura cotidiana en Estambul. Siempre nos referimos a las ciudades con palabras grandilocuentes, pero casi siempre hablamos de sus paisajes, sus monumentos hist¨®ricos, su significado, sus lugares simb¨®licos, etc¨¦tera. Hablamos de la ciudad con may¨²sculas. Por contra, aqu¨ª yo hablo de la ciudad quiz¨¢ de una forma m¨¢s femenina, hablo de las cocinas, de lo que comemos, de c¨®mo trabajan las mujeres, de qu¨¦ ocurre en la cocina, en la sala de estar, c¨®mo se prepara la comida. Me preocupa la identidad de la ciudad, la forma en la que cambia, no s¨®lo en los mapas y grandes monumentos, sino tambi¨¦n en las peque?as historias de la vida diaria, de c¨®mo sobrevivimos, de c¨®mo antiguamente el yogur era vendido por vendedores callejeros y de pronto pas¨® a ser envasado en recipientes de pl¨¢stico. La novela es tambi¨¦n un intento de elevar las peque?as historias cotidianas de la gente a una escala ¨¦pica. La historia principal en esta novela son las peque?as historias cotidianas de la gente, las peque?as cocinas, los peque?os lugares, las callejuelas, el ambiente que forman en las calles las peque?as pandillas, los peque?os grupos y las peque?as tiendecillas¡
P. Peque?as conversaciones...
R. S¨ª, esas peque?as conversaciones son las que me importan.
P. Despu¨¦s de El museo de la inocencia, ¨¦ste es el libro en el que contesta en la pr¨¢ctica su teor¨ªa expresada en el ensayo El novelista ingenuo y sentimental. Por ejemplo, dice que el arte de la ficci¨®n se torna pol¨ªtico no cuando el autor expresa opiniones pol¨ªticas, sino cuando hace un esfuerzo por entender... identificarse con alguien que no tiene nada que ver con su cultura, clase o g¨¦nero. Esto significa sentir compasi¨®n antes de emitir un juicio cultural o pol¨ªtico.
R. S¨ª.
P. Creo que resulta evidente que esta novela tiene un alto contenido de intencionalidad. No son s¨®lo ideas que le han venido por casualidad. Usted quer¨ªa escribir este libro en particular.
R. S¨ª, vamos a ver. En primer lugar, al preparar este libro entrevist¨¦ a muchas personas como Mevlut. Contact¨¦ con varios vendedores ambulantes de toda la vida de Estambul y les entrevist¨¦. No s¨®lo vendedores ambulantes, sino tambi¨¦n camareros, cobradores de recibos de la luz, empleados de establecimientos de venta de kebab, vendedores ambulantes de arroz, etc. Este libro encierra un esfuerzo casi period¨ªstico de documentarlo todo. Y despu¨¦s de realizar 10 o 15 entrevistas, empiezas a ver que las vidas de estas personas son muy distintas y a la vez muy similares entre s¨ª. Muchas de estas personas han venido a Estambul procedentes de la pobre Anatolia rural a los 12 a?os porque ah¨ª no hay escuela secundaria y casi siempre su padre ya est¨¢ en la ciudad ganando dinero, enviando remesas durante el invierno y volviendo al pueblo para realizar la cosecha durante el verano. Tambi¨¦n me inform¨¦ de c¨®mo esta gente prepara el boza, o pollo en casa. Estos detalles est¨¢n en la novela. Pero tambi¨¦n empiezas a pensar en la individualidad. La individualidad distintiva de cada persona tambi¨¦n es dram¨¢tica. Uno de los prejuicios de la novela del siglo XIX era que, al comienzo, el arte de la novela pon¨ªa en un pedestal la individualidad de la persona de clase alta. Tolstoi, un arist¨®crata; Proust, un arist¨®crata; Dostoievski, un demon¨ªaco intelectual de clase media. Pero la persona de clase baja siempre ha estado asociada con una falta de individualidad y de profundidad, habitando una suerte de zona gris con la que los novelistas no sab¨ªan qu¨¦ hacer, excepto sentir pena y culpa. Mi problema ¨¦tico y est¨¦tico esencial, en este caso, era hacer que Mevlut estuviese firmemente integrado en su clase social. Aunque tambi¨¦n hacer de ¨¦l un individuo como lo es Hamlet en Los Hermanos Karamazov, hacerlo real y que su individualidad fuera el aspecto m¨¢s respetable de Mevlut. ?se era mi desaf¨ªo est¨¦tico. Era evidente que esta novela abarcar¨ªa muchos a?os... Cuando empec¨¦ a escribirla hubiera podido hacerlo como hizo John Steinbeck en Las uvas de la ira representando las clases bajas. Todos lloramos, y s¨ª, aprendimos mucho. Pero esta es una descripci¨®n social y quiz¨¢s, s¨ª, yo he escrito una novela social, pero lo que es importante para m¨ª es que cuando el lector termine de leer el libro, despu¨¦s de 10 horas de haber seguido la vida de Mevlut, quiero que el lector diga "lo que me interesa ya no es la pobreza de Mevlut, sino su individualidad, su rareza". Si siento que mi lector solamente llora, a m¨ª no me gusta. Quiero que sonr¨ªa y respete la individualidad del personaje.
Entrevist¨¦ a varios vendedores ambulantes de toda la vida de Estambul. Este libro encierra un esfuerzo casi period¨ªstico de documentarlo todo
P. ?Que est¨¦ enfadado?
R. S¨ª, descontento, digamos. Ese fue un desaf¨ªo. Estoy satisfecho de que la mayor parte de mis lectores turcos no sean gente como Mevlut. Son, en general, gente de clase media o clase media alta y est¨¢n satisfechos con la precisi¨®n de mi descripci¨®n. En ese sentido he hecho bien mi trabajo de preparaci¨®n.
P. Se trata de una forma de escribir que, como usted ha dicho, es period¨ªstica de alguna forma, porque en ocasiones, los personajes hablan con el lector...
R. Ah, s¨ª. Eso es caracter¨ªstico de Brecht. Aunque yo no estoy de acuerdo con el antisentimentalismo de Brecht y creo que los lectores deben identificarse con los personajes de la ficci¨®n. Lo que he aprendido de Brecht -y tambi¨¦n viene reflejado en Me llamo rojo¨C es que los personajes se dirigen directamente al lector y le susurran cosas directamente a ¨¦l que los otros personajes desconocen.
P. S¨ª, eso tambi¨¦n lo vemos en Shakespeare. Es interesante este estilo period¨ªstico. Se hace que los personajes hablen directamente con el lector y, a veces, el narrador, quiz¨¢s usted, cuenta una historia en general, pero luego particulariza.
R. ?sa es, modestamente, la originalidad de la novela y no quiero destacarlo demasiado. La voz del narrador que sigue en tercera persona del singular al protagonista Mevlut, est¨¢ entrelazada con la primera persona del singular de distintas narrativas individuales. Es decir, se cuenta la historia de Mevlut en tercera persona del singular y, a lo largo de la narraci¨®n, entran otros personajes, toman el micr¨®fono y cuentan sus propias historias en primera persona.
P. Una reflexi¨®n que usted hace en ese libro anterior, que es muy emocionante, quiz¨¢s encuentra respuesta en este libro, seg¨²n mi punto de vista. En aquel libro, usted dice que en los ¨²ltimos 40 a?os, escribiendo novelas y poni¨¦ndose en la piel de otros hab¨ªa creado una versi¨®n m¨¢s compleja de s¨ª mismo.
R. (Risas) S¨ª. Esto tiene dos consecuencias. En primer lugar, est¨¢ claro que escribir novelas es en parte una tarea muy moral. Quieres comprender a personas que no son como t¨². Quieres identificar personas que no son t¨², otras personas. Es un gesto pol¨ªtico. Las novelas no son un esfuerzo de autoexpresi¨®n. Al menos la mitad de la energ¨ªa no es autoexpresiva, sino que est¨¢ dirigida a comprender a personas que no son como t¨². Por lo tanto, si te dedicas a esto durante 40 a?os y durante esos 40 a?os inviertes todos los d¨ªas tu energ¨ªa a comprender a personas como Mevlut, que es esencialmente pobre y pertenece a una cultura diferente y tiene problemas mentales y econ¨®micos distintos a los tuyos, entonces tambi¨¦n aprendes a ser modesto y a respetar la vida de los dem¨¢s. Escribir novelas durante 40 a?os me ense?¨® a ser m¨¢s respetuoso, m¨¢s amable, m¨¢s delicado, m¨¢s cuidadoso, y a prestar atenci¨®n a los detalles de la vida de otros. Quiz¨¢s deber¨ªa comentarle que hace 40 a?os, cuando comenc¨¦ a escribir ficci¨®n como un chaval de clase media alta en Turqu¨ªa, la generaci¨®n de escritores que me precedi¨®, adem¨¢s de mi familia, mis t¨ªos y mis t¨ªas, ?sabe lo que sol¨ªan decirme? "Orhan, tienes 25 a?os y escribes novelas ?pero si no sabes nada de la vida! No deber¨ªas escribir novelas. Las novelas deben escribirse despu¨¦s de los 40 a?os, cuando ya sabes de qu¨¦ va la vida". Y entonces yo dec¨ªa: "esta gente no sabe nada de Kafka, Borges, Poe o Calvino. Yo voy a escribir novelas como ¨¦sas ", y ¨¦sa era mi respuesta. Las novelas no tienen que ver con envejecer y conocer de qu¨¦ va la vida. Las novelas tienen que ver con expresarse uno mismo sobre la metaf¨ªsica, sobre lo que uno piensa qu¨¦ es la vida, y la respuesta a esas preguntas las puedes conocer incluso a los 18. Pero ahora, 40 a?os m¨¢s tarde, me parece que estoy bastante de acuerdo con mis t¨ªos.
P. S¨ª, y tambi¨¦n manifiesta este acuerdo en ese libro cuando dice que en su juventud empez¨® a tomarse en serio las novelas y tambi¨¦n aprendi¨® a tomarse en serio a usted mismo y a su vida. Por lo tanto, ¨¦sa es la respuesta para sus t¨ªos. ?Es posible ver en la actualidad a Mevlut en las calles de Estambul?
R. S¨ª. De hecho, la novela est¨¢ basada en personas como Mevlut que entrevist¨¦. D¨¦jeme contarle algo gracioso. La novela se public¨® la primera semana de diciembre del a?o pasado. Esta es la novela m¨ªa que m¨¢s ejemplares ha vendido en Turqu¨ªa y en Nochevieja estaba reunido con mis amigos y de pronto alguien grit¨® en la calle "?Booooza!" y entonces nos asomamos al balc¨®n y le pedimos al vendedor que subiera. Creo que tengo una foto del chico por aqu¨ª... El chaval subi¨®; era bastante parecido a Mevlut. Todos los vendedores de yogurt o de boza de Estambul vienen de una regi¨®n concreta, y ¨¦l tambi¨¦n era de esta regi¨®n. Por lo tanto, era como Mevlut en todos los detalles. Entonces uno de mis amigos le dijo: "?Te suena una novela que se ha publicado en la que el protagonista vende boza? ?Han subido las ventas?" El chico no hab¨ªa o¨ªdo hablar de la novela, pero s¨ª hab¨ªa escuchado en la televisi¨®n que las ventas de boza hab¨ªan subido debido al ¨¦xito de una novela. Por lo tanto, s¨ª, todav¨ªa hay gente como Mevlut por las calles de Estambul vendiendo boza. Los mejores a?os fueron los 70. La gente que entrevist¨¦ me dijo que en los 70, todas las noches hab¨ªa hasta 2000 vendedores de boza en las calles de Estambul. Pero ahora, los n¨²meros han disminuido porque el producto se vende embotellado y, como digo en el libro, una vez que un producto es embotellado todo el mundo piensa que si no est¨¢ en un envase, no es bueno, es poco saludable, etc. ?Pobre Mevlut!
P. Es interesante, porque los 70 tambi¨¦n fueron la d¨¦cada del cine en Estambul.
R. S¨ª, pero lo que supuso el fin de los vendedores callejeros de boza no fue el cine, sino la televisi¨®n. Con la popularizaci¨®n de la televisi¨®n y con la construcci¨®n de edificios, los vendedores de boza ya no pod¨ªan acceder a los pisos superiores a vender su producto.
P. ?Y qu¨¦ sentido tiene buscar hoy a Mevlut?
R. Si me pregunta si soy un nost¨¢lgico, le dir¨ªa que no. Soy un cronista, un historiador. ?Sentir¨ªa nostalgia un historiador o un cronista? En realidad, el pasado es algo que utilizo para comprender a la humanidad. Todos los personajes de mis novelas est¨¢n situados en un entorno social. El pasado es ese tejido, esa textura. Turqu¨ªa est¨¢ llena de Mevluts. Todos somos Mevluts. En mi ingenuidad, yo mismo soy un Mevlut, de manera que, en cierta forma, ¨¦l es un personaje que nos representa a todos. Esencialmente es un hombre muy bien intencionado, pero que tambi¨¦n comete errores tontos de los que luego se lamenta. La diferencia entre el destino de Mevlut y el de Turqu¨ªa, es que el pa¨ªs se ha enriquecido, mientras que Mevlut no lo consigue. Es por eso que al final de la novela sus familiares se compadecen de ¨¦l d¨¢ndose cuenta de que esto est¨¢ relacionado tambi¨¦n con sus principios, su rareza, su dedicaci¨®n a buscar cosas m¨¢s profundas. Todo esto podr¨ªa explicar por qu¨¦ no ha conseguido ser rico. Por eso, incluso sus familiares m¨¢s desagradables llegan a sentir respeto por ¨¦l al final.
P. ?Ser¨ªa correcto considerar que ¨¦sta es una novela pol¨ªtica?
R. Es pol¨ªtica en tanto y en cuanto Turqu¨ªa es un pa¨ªs muy pol¨ªtico y las calles son muy pol¨ªticas. Sin embargo, no es una obra deliberadamente pol¨ªtica. Pero es cierto que cuanto m¨¢s escrib¨ªa, m¨¢s pol¨ªtica se volv¨ªa la novela. Es pol¨ªtica tambi¨¦n en el sentido de que muestra las ra¨ªces fundamentales de la pol¨ªtica isl¨¢mica. ?Por qu¨¦ acude Mevlut a Efendi? Porque est¨¢ perdido en la modernidad, porque nadie le escucha, porque est¨¢ perdido en el caos del desarrollo urbano de Estambul. Tambi¨¦n es una novela pol¨ªtica en el sentido de que documenta los golpes militares, el surgimiento del Islam pol¨ªtico, las luchas entre kurdos y turcos y, desde luego, el frenes¨ª del desarrollo inmobiliario, de la aparici¨®n de rascacielos en Estambul que han cambiado la silueta de la ciudad. En ese sentido, me siento muy cercano a Mevlut. Al final de la novela ¨¦l siente que ya no pertenece a la ciudad, aunque est¨¢ ¨ªntimamente vinculado a ella.
Esta es una novela pol¨ªtica en el sentido de que documenta los golpes militares, el surgimiento del Islam pol¨ªtico, las luchas entre kurdos y turcos y, desde luego, el frenes¨ª del desarrollo inmobiliario que han cambiado la silueta de la ciudad
P. En la obra usted representa el fundamentalismo, la fe isl¨¢mica, la mezquita, el capitalismo, y la relaci¨®n entre el capitalismo y el Islam y entre el Islam y el fundamentalismo pol¨ªtico. Esa es una corriente que discurre muy sutilmente en la novela.
R. La coronaci¨®n del establecimiento de un poblado de chabolas, un peque?o asentamiento que surge de la nada, se produce cuando estas personas finalmente se organizan y construyen su mezquita y sus minaretes, un s¨ªmbolo con el que est¨¢n transmiti¨¦ndole a la burgues¨ªa que ellos, unos pobres campesinos llegados de Anatolia, ahora tienen su propia mezquita.
P. Hay un s¨ªmbolo en la novela. Los perros, que le ladran a Mevlut.
R. Ah, s¨ª. Estambul es famosa por sus jaur¨ªas de perros callejeros. Ya habl¨¦ sobre esto en mi libro Me llamo rojo. Tambi¨¦n lo mencion¨¦ en mi autobiograf¨ªa. A partir de mediados del siglo XIX, desde Flaubert hasta G¨¦rard de Nerval, a todos los visitantes de Estambul les llamaba la atenci¨®n las jaur¨ªas de perros que ve¨ªan. Por la ma?ana se escond¨ªan en los cementerios o dorm¨ªan en la calle, tal y como est¨¢ reflejado en esta novela. Pero, por la noche se organizaban y se comportaban de forma agresiva. En numerosas ocasiones los gobernantes otomanos, los bur¨®cratas, los sultanes, quisieron exterminarlos, encerrarlos en una isla y matarlos a todos. Pero los habitantes de Estambul aman a sus perros y tambi¨¦n es un s¨ªmbolo de Oriente-Occidente. Los gobernantes pro-occidentales han querido exterminar a los perros, mientras que los habitantes de Estambul siempre han querido protegerlos. G¨¦rard de Nerval dijo de forma muy clara que los perros son tan importantes aqu¨ª porque por la noche se comen la basura y, de esta forma, suplen las funciones del gobierno municipal. (Risas)
P. El libro no es solamente sobre el amor o sobre la construcci¨®n del amor, ni siquiera sobre la educaci¨®n sentimental de una persona, sino tambi¨¦n sobre la suerte y la mala suerte.
R. La mala suerte se vuelve mala cuando la tratas como si fuera mala. Lo m¨¢gico de Mevlut es su eterno optimismo. Como ya le dije, ¨¦l es m¨¢s optimista que yo, incluso si le acecha la mala fortuna siempre encuentra in extremis una fuente de energ¨ªa positiva. Mas, si consideramos que la suerte es una cuesti¨®n de probabilidad y estad¨ªstica, y nos fijamos en las cosas que le pasan al personaje durante la novela, entonces s¨ª podr¨ªamos decir que este hombre de alguna forma tiene mala suerte. Pero, por otro lado, este hombre siempre sabe c¨®mo darle la vuelta a las cosas.
P. Incluso con el amor es desafortunado de cierta forma. Pero, en alg¨²n momento llega a sentirse feliz del resultado de su historia de amor. Esto resulta contradictorio, pero ¨¦l, que siempre sufre por amor, al final encuentra el amor. Es un hombre desafortunado, pero al final encuentra el amor.
R. Lo bueno de Mevlut es que no se queja de su mala suerte. Cuando le pasan cosas malas no dramatiza. Quiz¨¢s no se trate de que nos pasen cosas buenas o malas. El tema es c¨®mo las afrontamos. Eso es tan importante como la suerte en s¨ª misma.
P. Otro tema de su libro es algo muy relevante en Espa?a, por ejemplo. La forma en la que la corrupci¨®n se relaciona con la pol¨ªtica en Turqu¨ªa. Y la forma en la que Mevlut se aleja de todo eso. El tono que emplea el narrador es cr¨ªtico. ?Se debe esto a que la corrupci¨®n est¨¢ muy arraigada en Turqu¨ªa?
R. La corrupci¨®n en el mundo de los negocios y la pol¨ªtica es algo a lo que nos hemos acostumbrado en Turqu¨ªa. Especialmente en los ¨²ltimos 10 a?os, y en especial en los ayuntamientos y en el sector de la construcci¨®n. La corrupci¨®n es enorme. Tomemos por ejemplo un barrio como el que describo en la novela, en las afueras de Estambul, o incluso en el centro, donde la normativa dice que s¨®lo pueden edificarse 4 ¨® 5 plantas, y que la altura de los edificios no debe superar ese l¨ªmite. Y supongamos que, de pronto, se cambia la normativa autorizando construir 7 pisos en lugar de 4. Y cuando se toma esta decisi¨®n, si eres allegado al partido del gobierno te beneficias de este cambio. Desafortunadamente vivimos en una cultura de much¨ªsimos sobornos, corrupci¨®n y esto llega hasta los niveles m¨¢s altos. Y esto tambi¨¦n figura en la historia. Sin embargo, para un turco no es tan dram¨¢tico, es algo normal. De hecho, parte de la educaci¨®n de cualquier turco es aprender a sobornar, e incluso si no quieres aprenderlo, te lo van a ense?ar.
P. Mevlut dice que alguien que es honesto no puede intentar enriquecerse a base de mentiras. Tambi¨¦n hay una parte del libro en la que el narrador ironiza sobre el patriotismo. Por ejemplo, Mevlut aprendi¨® cuando estaba en el instituto que lo mejor del mundo es ser turco. Y ser turco era un sentimiento mucho mejor que el de ser pobre.
R. S¨ª. El libro est¨¢ lleno de iron¨ªas como ¨¦sa. Mevlut est¨¢ rodeado de amigos de derechas y de izquierdas. Y de ambos grupos aprende algo. De los de izquierdas aprende que ¨¦l es de clase baja, un proletario, y no le gusta. De los de derechas aprende el amor por la bandera turca, la importancia de ser una Naci¨®n honorable, y esto le gusta mucho m¨¢s que ser un hombre pobre.
P. ?Y ha mejorado Estambul?
R. Es dif¨ªcil decirlo. Estamos en esta isla y, como le dije antes, hace 60 a?os no hab¨ªa un solo edificio de pisos en el lado asi¨¢tico de Estambul que vemos ahora. ?Tengo el derecho moral de decirles a estas 15 ¨® 16 millones de personas, cada una de las cuales representa a su manera a Mevlut, que no debieron haberse instalado aqu¨ª para que nosotros pudi¨¦semos tener una vida mejor, de mayor estatus? De alguna manera la historia es tan fuerte, la demograf¨ªa, los movimientos poblacionales son tan sustanciales que decir cosas como "las cosas eran mejores antes" no tiene sentido. Mi deber consiste -y as¨ª lo sent¨ª cuando escrib¨ª la historia de Mevlut ¨C en hacer las veces de historiador, pero un historiador que presta atenci¨®n a los peque?os detalles de las vidas de las personas. Esto es lo que sucedi¨®. Esto fue inevitable. La vida anterior de la que escrib¨ª en mi autobiograf¨ªa era provinciana, no demasiado rica, no suced¨ªan demasiadas cosas, era triste. El Estambul de mi infancia era un Estambul en blanco y negro y quiz¨¢s lo haya idealizado un poco en mi autobiograf¨ªa. Sostengo que en el Estambul de hoy viven personas m¨¢s felices, aunque la ciudad que hemos desarrollado no sea tan bonita con sus rascacielos, su hormig¨®n, sus edificios asfixiantes, su tr¨¢fico, su contaminaci¨®n. Mire este mar precioso que nos rodea. Mucha gente ya ni siquiera nadar en estas aguas. Estas son cosas tristes, cosas que debemos criticar: la corrupci¨®n, el autoritarismo pol¨ªtico, esta semidemocracia en la que vivimos, todos criticamos estas cosas. Pero, a pesar de todo, esta Estambul es mejor que la ciudad de mi infancia y, en ese sentido, no soy nost¨¢lgico. Pero claro, todos a?oramos nuestra infancia. Es comprensible.
P. Le digo esto porque la gente que adora Estambul viene de fuera de Estambul. Una de estas personas, que es uno de los principales protagonistas de la novela, Samiha, dice en un momento dado: "Estambul no tiene fin".
R. ?ste es el sentimiento que tengo ahora. Cuando yo nac¨ª, la ciudad ten¨ªa un mill¨®n de habitantes. Ahora, dicen que tiene 16 ¨® 17 millones. He vivido 63 a?os aqu¨ª. Los cambios registrados en los ¨²ltimos 10 a?os han sido m¨¢s que los cambios producidos en los primeros 53 a?os. En los primeros 50 a?os, digamos hasta el a?o 2000, la ciudad se mantuvo m¨¢s o menos igual. Ahora cambia de forma descontrolada. Incluso comprender lo que est¨¢ sucediendo requiere mucho trabajo. Por eso, cuando Samiha dice que Estambul no tiene fin, est¨¢ convencida de ello. Ahora se tarda de 3 a 4 horas el ir de un extremo de la ciudad al otro.
P. Ahora le voy a leer algo en espa?ol: "Mevlut s¨®lo fue vagamente consciente del suave paso del tiempo, de la muerte de algunos ¨¢rboles, de la desaparici¨®n repentina de algunas viejas casas de madera, de la construcci¨®n de edificios de 6 y 7 plantas en los descampados donde antes los ni?os jugaban al futbol, los vendedores y los parados se echaban la siesta, los carteles y las vallas de publicidad eran cada vez mayores¡±. Mevlut est¨¢ contemplando el suave paso del tiempo.
R. Me alegro que le haya llamado la atenci¨®n este pasaje. ?Cu¨¢l es la pregunta?
P. El amor y el tiempo son el tema de este libro. ?Es usted consciente de esto o estoy equivocado?
R. S¨ª, en el sentido de que el amor en este libro se desarrolla a trav¨¦s del tiempo. ?Me deja revelar un peque?o dato? Mevlut no consigue a la amada que quiere, esto es algo negativo. Se casa con otra chica, lo cual est¨¢ al comienzo del libro, o sea que lo podemos decir. Pero el tiempo que pasan prest¨¢ndose atenci¨®n el uno al otro, luchando para sobrevivir, para ganarse la vida, para criar a sus hijos, ese tiempo que pasan juntos es m¨¢s importante que sus ideas sobre el amor. Mevlut escribe esas cartas a otra persona, pero al final de la novela esto no cuenta, lo que cuenta es el tiempo que has pasado con tus seres amados. El libro idealiza, no el amor rom¨¢ntico, sino el amor que surge de compartir, de luchar juntos, de criar hijos juntos. Pasar tiempo junto a tu amado es m¨¢s importante que la idea del amor rom¨¢ntico. Al comienzo, Mevlut, como es un muchacho turco, solamente puede sentir amor rom¨¢ntico por una chica si ella no lo sabe y entonces invierte en el amor rom¨¢ntico porque eso es lo ¨²nico que puede dar, ?me entiende? porque ¨¦l no es rico. Seg¨²n se va haciendo mayor, sin embargo, no es el amor rom¨¢ntico lo que importa, lo que importa es que los amantes sean amigos, que sean cari?osos entre s¨ª, que se preocupen por los detalles, de su olor, de sus piernas, de sus brazos, de la forma en la que hablan, de sus peque?as peleas, de que comparten una vida juntos. Incluso sus ri?as son tiernas de cierta forma. Al final lo que cuenta son los a?os que pasan juntos, y no ese flash del enamoramiento. En ese sentido estoy orgulloso de que mi libro es realista y rom¨¢ntico, pero no es rom¨¢ntico en el sentido antiguo de la palabra, de que ves una foto de alguien y te enamoras hasta los huesos y esas cosas. Eso tambi¨¦n es parte de la novela, pero lo que quiero transmitir es que lo maravilloso del amor de Mevlut por su mujer es que es un amor muy realista, muy con los pies en la tierra, basado en la colaboraci¨®n, en pelearla juntos, en compartir cosas. Y lo que les hace actuar as¨ª es su pobreza y la modesta aceptaci¨®n de las penurias que les toca vivir. El ¨¦xito de su matrimonio radica en que ambos colaboran muy estrechamente y aceptan las penurias modestamente. No son ambiciosos como los burgueses de la clase alta y su objetivo en la vida es poder disfrutar de los peque?os momentos de felicidad que se encuentren por el camino. Yo no estoy haciendo una apolog¨ªa de estos peque?os momentos de felicidad, la novela lo que hace es documentar la forma en la que funciona el amor realista. Ellos necesitan amarse para poder sobrevivir.
P. Hay una frase interesante, que habla precisamente de este aspecto de la novela, del amor. "Lo que mantiene el amor es el hecho de que es imposible". El amor es imposible.
R. Bien. En primer lugar, el amor es toda una ideolog¨ªa. Todas las canciones de pop, la literatura tradicional, la literatura rom¨¢ntica, la poes¨ªa, la m¨²sica... Estamos rodeados por el amor. Por otro lado, quiero subrayar, como tambi¨¦n hice en El museo de la inocencia, que todas las culturas, civilizaciones y pa¨ªses viven ese amor de forma muy similar en general, pero tambi¨¦n hay diferencias de pa¨ªs a pa¨ªs y de civilizaci¨®n a civilizaci¨®n. En la novela, lo que tenemos es el amor de una persona pobre que procede de un entorno campesino conservador. En este caso el amor est¨¢ restringido al contexto de matrimonio, al contexto de la lucha de los amantes por la supervivencia, pero no se trata de una idea rom¨¢ntica. Mevlut escrib¨ªa cartas de amor porque no ten¨ªa a nadie a quien escribir. No olvide que la historia de amor que se relata en esta novela, como sucedi¨® tambi¨¦n en El museo de la inocencia, se da en una cultura en la que no es f¨¢cil el contacto entre hombres y mujeres. Mis personajes se conocen en la boda de un tercero, y ¨¦ste es el lugar caracter¨ªstico donde conocer a tu futuro c¨®nyuge en Turqu¨ªa.
P. S¨ª, pero Mevlut no renuncia a la posibilidad de ser rom¨¢ntico y, como Kemal encuentra a F¨¹sun (en El museo¡), ¨¦l encuentra a Neriman y persigue esa ilusi¨®n hasta que un d¨ªa siente un extra?o arrepentimiento, como si su vida fuese en vano. O sea, que ¨¦l s¨ª persigue el amor de una forma rom¨¢ntica, aunque al final, como es un hombre muy pr¨¢ctico se enamora de la persona con la que compartir¨¢ su vida.
R. Neriman es una ilusi¨®n que Mevlut necesita. Esto es lo que los estadounidenses llaman "acosar". Es decir, perseguir a una mujer sin que ella lo sepa. Esto es algo que yo he visto much¨ªsimo en mi infancia. Incluso los ni?os burgueses de clase media lo hac¨ªan. Era como un juego. Esta idealizaci¨®n rom¨¢ntica de una mujer seleccionada al azar era en cierto modo inevitable, puesto que no hab¨ªa mujeres a tu alrededor, nadie con quien hablar, ni ning¨²n elemento femenino en tu vida hasta que no te casaras. Tambi¨¦n est¨¢ relacionado con un cambio cultural. En Turqu¨ªa, la clase media y la clase media alta est¨¢ muy occidentalizada. Las mujeres no llevan velo, y de esta forma resultan m¨¢s atractivas a las clases bajas que pueden apreciar m¨¢s detalles de su cuerpo.
P. ?Est¨¢ de acuerdo con Ferhat [un amigo izquierdista de Mevlut] en que la franqueza y la ingenuidad de Mevlut son valiosos no s¨®lo para la compa?¨ªa de energ¨ªa el¨¦ctrica, sino para todo el mundo?
R. S¨ª. Ferhat le dice esto a Mevlut para convencerlo de que trabaje para ¨¦l. Porque yo creo que todo el mundo, todos los lectores de este libro, estar¨¢n de acuerdo en que Mevlut es un buen tipo. Ferhat sabe que es un buen tipo, aunque esto no quiere decir que Mevlut no vaya a querer enga?arle. Pero, incluso si le enga?ase ser¨ªa en alguna nimiedad. Mi novela sugiere, quiz¨¢s, que los horrores de la historia de Turqu¨ªa, las calles, el tr¨¢fico, la pol¨ªtica, la contaminaci¨®n, la destrucci¨®n del pasado, todos los horrores pol¨ªticos y culturales, el surgimiento del Islamismo pol¨ªtico, el nacionalismo kurdo y turco, los enfrentamientos, las matanzas, los bombardeos, todo esto puede ser tolerable si lo vemos a trav¨¦s de los ojos de una persona buena. As¨ª como Ferhat necesita a un buen tipo como Mevlut para cobrar las facturas el¨¦ctricas, yo tambi¨¦n lo necesito para contar mi terrible historia. La dulzura de Mevlut es un ant¨ªdoto contra la horrible realidad de Turqu¨ªa. Tambi¨¦n quiero a?adir que hace 40 a?os escribo novelas en Turqu¨ªa y, hasta ahora, Mevlut ha sido mi personaje m¨¢s popular. A los lectores turcos les gusta, en parte porque no es una persona de clase alta y arrogante, como Kemal, pero tambi¨¦n porque vive la vida de un turco com¨²n y corriente. Sin embargo, en comparaci¨®n con el turco com¨²n encierra m¨¢s bondad, aunque ¨¦sta est¨¢ entrelazada con la rareza de su mente, su individualismo y la excentricidad de su esp¨ªritu. Estos son los rasgos que conforman su personaje.
P. Y esa reflexi¨®n que hace Ferhat, ?convierte a la novela en una lecci¨®n moral sobre lo que est¨¢ sucediendo en el mundo actualmente?
R. S¨ª, desde luego. Si el mundo estuviese lleno de Mevluts, nuestra vida ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil. Pero si la vida estuviese llena de Mevluts quiz¨¢s no habr¨ªa tantos rascacielos a nuestro alrededor y, por desgracia mucha gente quiere rascacielos, desarrollos tecnol¨®gicos, acumular dinero, grandes f¨¢bricas, grandes ej¨¦rcitos. No olvide que lo que distingue a Mevlut es que por el lado paterno tiene una gran cantidad de primos ultranacionalistas. Aunque ¨¦l nunca se da por vencido es fiel a su identidad y sus principios, aunque sin hacer alarde de ellos. En definitiva, es un buen tipo.
P. Pero Mevlut rechaza el ofrecimiento de Ferhat porque piensa que no podr¨¢ hacer frente a sus jefes corruptos. Prefiere ir a las peque?as casas y a los barrios pobres.
R. Porque es f¨¢cil tratar con los pobres. La corrupci¨®n da miedo. Ferhat se mete en problemas por culpa de un grupo de tipos que est¨¢n metidos en asuntos muy turbios. Hay mucha corrupci¨®n en este libro, pero el tono que adopto al hablar de ella no es un tono moralizante, no se?alo a nadie con el dedo. Me limito a esbozar una amable sonrisa.
P. Le voy a formular la ¨²ltima pregunta: este libro de alguna forma, ?tiene qu¨¦ ver con encontrar la felicidad?
R. S¨ª. En este libro, y especialmente en este libro, aunque me considero un autor posmoderno, sigo las ideas de la novela del siglo XIX, la novela de Tolstoi, Stendhal, Balzac, en las que la principal pregunta es: "?qu¨¦ es la vida?" y esta pregunta va m¨¢s all¨¢ de intentar saber en qu¨¦ consiste la experiencia de vivir. La pregunta debe intentar descubrir qu¨¦ lugar ocupan en nuestra jerarqu¨ªa mental valores como la felicidad o la fama y el ¨¦xito, que eran tan importantes en el Renacimiento. ?O son quiz¨¢ m¨¢s importantes la amistad y la familia? ?O una aventura y una escapada rom¨¢ntica? Estos son los dilemas a los que nos enfrentamos. Hay muchos dilemas eternos como ¨¦stos. ?O es m¨¢s importante pertenecer a la misma casa, al mismo pueblo, a la misma calle? ?O es el cambio lo m¨¢s importante? ?O estar con muchas mujeres como un Don Juan? ?O, por el contrario, tomarse las cosas con m¨¢s tranquilidad? ?Nos importa la vida social o la introspecci¨®n y distinguirnos por nuestra singularidad? Y lo fant¨¢stico de la literatura del siglo XIX es que Tolstoi, Stendhal, etc. siempre abordan estas cuestiones e intentan comprender e incluso replantear las jerarqu¨ªas de valores socialmente aceptadas. En ese sentido, la pregunta que debemos formular es: "?qu¨¦ es lo m¨¢s importante de la vida?" Contestar ¡°la felicidad¡± ser¨ªa lo m¨¢s razonable. Pero, ?de qu¨¦ se compone la felicidad? ?Qu¨¦ nos hace felices? ?El dinero? ?El ¨¦xito? ?Nuestra imagen, tal y como la ven los dem¨¢s? ?La liberaci¨®n pol¨ªtica? ?O la felicidad personal entre las cuatro paredes de nuestra casa? En este sentido esta novela es, en gran medida, una novela del siglo XIX. La novela del siglo XIX siempre analizaba estos problemas a trav¨¦s del prisma de la familia, del matrimonio, la amistad y la comunidad. Nuestra tarea es combinar esto con un personaje individual y ¨²nico. Y en esto me comporto como un novelista del siglo XIX.
P. Y todas esas novelas que menciona buscan la felicidad a trav¨¦s de la emoci¨®n.
R. S¨ª, o tratan de expresar y encontrar la felicidad a trav¨¦s de la emoci¨®n.
P. ?Y usted ahora sabe lo que es la felicidad?
R. Buena pregunta. Quiz¨¢ la felicidad sea algo que viene con el tiempo. A mi edad considero que la felicidad consiste en no preocuparse demasiado. Pero, yo soy una persona ambiciosa. ?Me impongo demasiadas preocupaciones a m¨ª mismo! ?Es buena la traducci¨®n inglesa de este libro? Quiz¨¢ sean demasiadas preocupaciones para mi edad, pero me gusta ser as¨ª. Y aunque mis libros est¨¦n traducidos a 62 idiomas, no olvide que soy un provinciano; como Mevlut (risas). El problema que tiene la ficci¨®n sobre la vida de los pobres es que escribes tres frases y ya suenas muy sentimental y melodram¨¢tico. Mi desaf¨ªo intelectual consisti¨® en escribir sobre los pobres y la gente desfavorecida de una forma realista y desprovista de sentimentalismo.
Pamuk se siente fuera de lugar
Al final de Una sensaci¨®n extra?a, el personaje de Mevlut se dirige a Estambul, pero ?es en realidad Orhan Pamuk el que se dirige a la ciudad? El escritor duda: "No lo s¨¦". Y a?ade: " De muchas maneras me siento cercano a Mevlut. Pero tambi¨¦n s¨¦ que no soy Mevlut. Mevlut no es mi portavoz. Pero s¨ª es cierto que Mevlut presta atenci¨®n a las mismas cosas que me interesan a m¨ª: el cambio en la ciudad, porqu¨¦ sentimos que pertenecemos a la ciudad, etc. Especialmente hacia el final del libro, cuando Mevlut empieza a sentirse fuera de lugar en Estambul, ese sentimiento refleja mi propia manera de sentirme en esta ciudad. Podr¨ªa usted preguntarme: '?de verdad Orhan Pamuk se siente fuera de lugar en Estambul?' Yo le responder¨ªa que s¨ª, porque la ciudad cambia demasiado r¨¢pido. Una de las principales corrientes narrativas de esta historia es que, como Mevlut, yo veo que las ciudades, no s¨®lo Estambul, todas las ciudades son as¨ª. Tengo esta imagen en la mente sobre Estambul, despu¨¦s de 60 a?os de vivir en esta ciudad. Veo un grupo de personas que como si fueran p¨¢jaros o animales construyen sus propias casas, cambiando la ciudad y adorn¨¢ndola con sus recuerdos, su imaginaci¨®n, su cultura, su m¨²sica, sus fotograf¨ªas, las pel¨ªculas que les gustan, y todo eso hace de la ciudad un sitio vivo pero muy fr¨¢gil. Poco a poco, junto a sus edificios, envejecen, desaparecen sus voces, su cultura, su m¨²sica, sus olores, poco a poco se van esfumando y una nueva generaci¨®n de personas, brutales en su af¨¢n por eliminar todo lo antiguo, destruyen las casas de madera, destruyen las casas de dos plantas, destruyen las casas de seis plantas y comienzan a edificar rascacielos, crueles e indiferentes a la generaci¨®n anterior. En su ego¨ªsmo ingenuo, estos nuevos habitantes construyen nuevas vidas en la ciudad, de forma que las capas urbanas de las nuevas generaciones desplazan a las antiguas generaciones con sus nuevas casas. Le digo esto porque se ha hablado mucho y ha habido una reacci¨®n muy airada contra los rascacielos planificados por el partido de Erdogan y por su af¨¢n de llenar a la ciudad de hormig¨®n, y yo estoy de acuerdo con esas cr¨ªticas. Pero tambi¨¦n le digo que todo eso es inevitable. Se ha publicado recientemente un libro -quiz¨¢s sea el ¨²nico libro- sobre las casas de madera de Estambul. Pero nadie lo compra. Lo s¨¦ porque lo he preguntado. Y las casas de madera existieron hasta hace s¨®lo 60 a?os y despu¨¦s desaparecieron y a nadie le importa. En esta isla tal vez queden una o dos. El ego¨ªsmo ingenuo de los individuos es una realidad. No podemos culparles. Es un fen¨®meno social y me llena de lo que podr¨ªamos llamar un pesimismo rom¨¢ntico. As¨ª es la vida". Cuando le recordamos que eso que est¨¢ diciendo tambi¨¦n lo dice en la novela es ¨¦l quien pregunta: "?En serio? ?D¨®nde? ?En el cap¨ªtulo 15?".? Se lo leo en espa?ol. "Contempl¨® con l¨¢grimas en los ojos toda su infancia, los alimentos que hab¨ªa comido, las cosas que hab¨ªa estudiado, el olor de todas esas cosas...". "Ah, s¨ª. Cuando se destruye su casa. S¨ª, lo recuerdo". Lo recuerda. El olor de todas esas cosas.
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