Atasco en la monta?a
La pel¨ªcula muestra a la perfecci¨®n la originalidad de la propuesta cinematogr¨¢fica
Jon Krakauer, escritor, periodista y monta?ero estadounidense, autor del best-seller Hacia rutas salvajes, acudi¨® en 1996 al Everest con un doble prop¨®sito: escalar hasta la cima y, si no mor¨ªa en el intento y acababa bajando, momento cr¨ªtico seg¨²n los especialistas, contarlo en un reportaje para la revista Outside. Krakauer no ir¨ªa solo, sino junto a una expedici¨®n dirigida por una empresa comercial dedicada precisamente a eso, a ayudar a cumplir los sue?os a gente con ansias de hero¨ªsmo y 65.000 d¨®lares en el bolsillo (cada uno).
El dato sobre Krakauer, relatado en la emocionante y sugestiva Everest, dirigida por el island¨¦s Baltasar Korm¨¢kur, aunque con el due?o de la empresa monta?era como protagonista principal y el periodista como secundario, ya muestra a la perfecci¨®n tanto la originalidad de la propuesta cinematogr¨¢fica, alejada de la habitual ¨¦pica de la victoria y el descubrimiento, como las complejas implicaciones morales de la historia, en una doble vertiente: la de los monta?eros consigo mismos, y la de los monta?eros en relaci¨®n con los que les rodean, con sus familiares.
EVEREST
Direcci¨®n: Baltasar Korm¨¢kur.
Int¨¦rpretes: Jason Clarke, Jake Gyllenhaal, Josh Brolin, John Hawkes, Emily Watson.
G¨¦nero: aventura. R U, EE UU, 2015.
Duraci¨®n: 121 minutos
A pesar de ser una pel¨ªcula con poco texto, el gui¨®n firmado por los reputados William Nicholson y Simon Beaufoy logra reflejar, con apenas unas pinceladas, unos magn¨ªficos retratos de grupo (heterog¨¦neo) e individualizado de cada uno. Y en la puesta en escena, Korm¨¢kur, director de las estupendas 101 Reikiavik (2000) y, ya en Estados Unidos, 2 guns (2013), despliega un arsenal de recursos, espectacular en la acci¨®n pero muy elegante tambi¨¦n en la captura de las miradas. Y todo ello a trav¨¦s del siempre discutible uso de las tres dimensiones, un tanto molesto en la primera parte de la pel¨ªcula, durante la preparaci¨®n de la ascensi¨®n, pero muy adecuado en el resto, sobre todo para amplificar en el espectador las sensaciones de los monta?eros.
Aunque, de todos modos, lo m¨¢s interesante de Everest es lo que deja entrever: el contempor¨¢neo estado de la aventura, atestada de aficionados que pretenden grandes gestas mientras los profesionales los llevan de la mano, y en la que el hero¨ªsmo posee muchas caras, una de ellas, la comercial.
Una situaci¨®n en la que la masificaci¨®n te lleva a preguntarte con mayor encono a¨²n la gran cuesti¨®n del alpinismo: ?Por qu¨¦ escalar? ¡°Porque la monta?a estaba ah¨ª¡±, contesta un personaje de Everest, que atribuye la frase a Edmund Hillary. Una respuesta que, desde luego, no vale para todos.
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